lunes, 28 de febrero de 2011

20 NOVIEMBRE 1923 POSTULADOS DE L A LINGÜÍSTICA. DELEUZE.

I. EL LENGUAJE SERÍA INFORMATIVO Y COMUNICATIVO
La maestra no se informa cuando pregunta a un alumno, ni tampoco informa cuando enseña una regla de gramática o de cálculo. "Ensigna", da órdenes,manda. Los mandatos del profesor no son exteriores a lo que nos enseña, y no lo refuerzan. No derivan de significaciones primordiales, no son la consecuencia de informaciones: la orden siempre está basada en órdenes, por eso es redundancia.
La máquina de enseñanza obligatoria no comunica informaciones, sino que impone al niño coordenadas semióticas con todas las bases duales de la gramática (masculino-femenino, singular-plural, sustantivo-verbo, sujeto de enunciado-sujeto de enunciación, etc.). La unidad elemental del lenguaje —el enunciado— es la consigna. Más que el sentido común, facultad que centralizaría las informaciones,hay que definir la abominable facultad que consiste en emitir, recibir y transmitir las consignas. El lenguaje ni siquiera está hecho para que se crea en él, sino para obedecer y hacer que se obedezca. "La baronesa no tiene la menor intención de convencerme de su buena fe, simplemente me indica aquello que le gustaría verme admitir, aunque sólo sea aparentemente" ^ Esto se constata con toda claridad en los comunicados de la policía o del gobierno, que se preocupan muy poco de la credibilidad o de la veracidad, pero que dicen muy claro lo que debe ser observado y retenido. La indiferencia de los comunicados por ualquier tipo de credibilidad raya a menudo en la provocación. Prueba evidente de que se trata de otra cosa. No nos engañemos...: el lenguaje no pide más. Spengler señala que las formas fundamentales de la palabra no son el emmciado de un juicio ni la expresión de im sentimiento, sino "el mandato, la prueba de obediencia, la aserción, la pregunta, la afirmación o la negación", frases muy breves que mandan a la vida, y que son inseparables de las empresas o de los grandes trabajos. "¿Listo?", "Sí","Adelante" ^. Las palabras no son herramientas, pero a los niños se les da lenguaje,plumas y cuadernos, como se dan palas y picos a los obreros. Una regla de gramática es un marcador de poder antes de ser un marcador sintáctico. La orden
no está relacionada con significaciones previas, ni con una organización previa de
unidades distintivas. Es justo lo contrario. La información tan sólo es el mínimo estrictamente necesario para la emisión, transmisión y observación de órdenes en tanto que mandatos. Hay que estar muy bien informado para no confundir ¡Al fuego! con ¡AlJuego!, o para evitar la enojosa situación del profesor y del alumno según Lewis Carroll (el profesor lanza una pregunta desde lo alto de la escalera,que es transmitida por unos criados que la deforman en cada piso, mientras que el alunmo abajo en el patio devuelve una respuesta que a su vez será deformada en
cada etapa de vuelta). El lenguaje no es la vida, el lenguaje da órdenes a la vida; la vida no habla, la vida escucha y espera ^. En toda consigna, armque sea de padre a hijo, hay una pequeña sentencia de muerte —un Veredicto—, decía Kafka.
Lo difícil es precisar el estatuto y la extensión de la consigna. No se trata de un origen del lenguaje, puesto que la consigna sólo es una función-lenguaje, una función coextensiva al lenguaje. Si el lenguaje siempre parece presuponer el lenguaje,si no se puede fijar un punto de partida no lingüístico es precisamente porque el lenguaje no se establece entre algo visto (o percibido) y algo dicho, smo que va siempre de algo dicho a algo que se dice. En ese sentido, no creemos que el relato consista en comunicar lo que se ha visto, sino en transmitir lo que se ha oído, lo que otro os ha dicho. Rumor. Ni siquiera basta con invocar una visión deformante
procedente de la pasión. El "primer" lenguaje, o más bien la primera determinación que satisface el lenguaje, no es el tropo o la metáfora, es el discurso indirecto.
La importancia que se ha querido dar a la metáfora, o a la metonimia, resulta ruinosa para el estudio del lenguaje. Metáforas y metonimias sólo son efectos, que únicamente pertenecen al lenguaje si ya presuponen el discurso indirecto. Hay muchas pasiones en una pasión, y todo tipo de voces en una voz, todo un rumor,glosolaüa: por eso todo discurso es indirecto, y la translación propia del lenguaje es el discurso indirectoBenveniste niega que la abeja tenga un lenguaje, aunque disponga de una codificación orgánica, e incluso utilice tropos. La abeja no tiene lenguaje, porque aunque es capaz de comunicar lo que ha visto, es incapaz de transmitir lo que le han comunicado. La abeja que ha percibido un botín puede comunicar el mensaje a las que no lo han percibido; pero la que no lo ha percibido no puede transmitirlo a otras que tampoco lo hayan percibido ^. E l lenguaje no se contenta con ir de un primero a un segundo, de alguien que ha visto a alguien que no ha visto, sino que va necesariamente de un segundo a un tercero, ninguno de los cuales ha visto. En ese sentido, el lenguaje es transmisión de palabra que funciona como consigna, y no comunicación de un signo como información. El lenguaje
es un mapa, no un calco. Pero, ¿en qué la consigna es una función coextensiva al lenguaje, cuando la orden, el mandato, parece remitir a un tipo de proposiciones expHcitas marcadas por el imperativo? Las célebres tesis de Austin muestran claramente que, entre la acción y la palabra,no sólo hay diversas relaciones extrínsecas tales que un enunciado puede describir una acción en un modo indicativo o bien provocarla en un modo imperativo,etc. También hay relaciones intrínsecas entre la-^alabfa-y ciertas acciones que se realizan al decir-/AS (el performativo: juro al decir "lo juro"), y más generalmente entre la-priabra y ciertas acciones que se realizan al hablar (el ilocutorio: interrogo al decir "est-ce que... ?", prometo al decir "te amo...", ordeno al emplear el imperativo..., etc.). A estos actos internos aJa-palabfa, a estas relaciones iimaanentes de los emmciados con los actos, se les ha denominado presupuestos implícitos o no discursivos, para diferenciarlos de las suposiciones siempre exphcitables bajo las cuales un enunciado remite a otros enunciados, o bien a una acción extema (Ducrot). La aparición del campo performativo, y del campo más ampho del
ilocutorio, tenía ya tres importantes consecuencias: 1) La únposibUidad de concebir el lenguaje como un código, puesto que el código es la condición que hace posible una expücación; y la imposibUidad de concebú- la palabra como la comunicación de una información: ordenar, interrogar, prometer, afirmar no es informar de un mandato, de una duda, de un compromiso, de una aserción, sino efectuar esos actos específicos inmanentes, necesariamente imphcitos. 2) La imposibiüdad de definir una semántica, una sintáctica o incluso una fonemàtica, como zonas científicas del lenguaje que serían independientes de la pragmática; la pragmática deja
de ser un "basurero", las determinaciones pragmáticas dejan de estar sometidas a la alternativa: o bien recaer fuera del lenguaje, o bien responder a condiciones explícitas bajo las cuales son sintactizadas y semantizadas; la pragmática deviene,por el contrario, el presupuesto de todas las otras dimensiones, y se insinúa por todas partes. 3) La imposibüidad de mantener la distinción lengua-palabra; puesto que la palabra ya no puede definirse por la simple utilización individual y extrínseca de una significación primordial, o la aphcación variable de una sintaxis previa: al conttarip, el sentido y la sintaxis de la lengua no es posible definirlos independientemente de los actos de palabra-que ella presupone '^'^^ Bien es verdad que todavía no se ve con claridad cómo se pueden convertir los actos de palahra-o presupuestos imphcitos en una función coextensiva al lenguaje. Pero todavía se ve menos claro si partimos del performativo (lo que se hace al de-icir-"lo") para llegar por extensión hasta el üocutorio (lo que se hace al hablar).
Pues siempre se puede impedir esa extensión, bloquear el performativo sobre sí mismo, exphcándolo por caracteres semánticos y sintácticos particulares que evitan el tener que recurrir a una pragmática generahzada. Así, según Benveniste, el performativo no remite a actos, sino, por el contrario, a la propiedad de términos sui-referenciales (los verdaderos pronombres personales, YO, TU... definidos como embrayeurs: como consecuencia, una estructura de subjetividad, de previa intersubjetividad en el lenguaje, explica suficientemente los actos de palabra en lugar de presuponerlos El lenguaje es, pues, definido aquí como comunicativo
más bien que como informativo, y esa intersubjetividad, esa subjetivación propiamente lingüística es la que explica el resto, es decir, todo lo que se hace ser al decir-" lo". Ahora bien, lo fundamental es saber si la comunicación subjetiva es una noción lingüística mejor que la información ideal. Oswald Ducrot ha desarrollado las razones que le llevan a invertir el esquema de Benveniste: no es el fenómeno de sui-referencia el que puede explicar el performativo, es justo lo contrario, la sui-referencia se expUca "por el hecho de que ciertos enunciados están socialmente consagrados a la ejecución de ciertas acciones". E l performativo se expüca, pues, por el ilocutorio, y no a la inversa. Es el ilocutorio el que constituye los presupuestos implícitos o no discursivos. Y el ilocutorio se explica a su vez por agenciamientos
colectivos de enunciación, por actos jurídicos, equivalentes de actos jurídicos, que distribuyen los procesos de subjetivación o las asignaciones de sujetos en la lengua, pero que de ningún modo dependen de ellos. La comunicación no es mejor concepto que la mformación, la intersubjetividad no es más válida que la significancia para explicar esos agenciamientos "enunciados-actos" que miden en cada lengua el papel y la proporción de morfemas subjetivos ^. (Más adelante veremos que el análisis del discurso indirecto confirma este punto de vista, puesto que en él las subjetivaciones no son primeras, sino que derivan de un agenciamiento complejo).
Nosotros llamamos consignas, no a una categoría particular de enunciados explícitos
(por ejemplo al imperativo), sino a la relación de cualquier palabra o enunciado con presupuestos implictos, es decir, con actos de palabra que se realizan en el enunciado, y que sólo pueden realizarse en él. Las consignas no remiten, pues, únicamente a mandatos, sino a todos los actos que están ligados a enunciados por una "obligación social". Y no hay enunciado que, directa o indirectamente, no-presente este vínculo. Una pregunta, una promesa, son consignas. El lenguaje sólo puede definirse por el conjunto de consignas, presupuestos implícitos o actos de palabra, que están en curso en una lengua en un momento determinado.
Entre el enunciado y el acto la relación es interna, inmanente, pero no hay identidad. La relación es más bien de redundancia. La consigna es en sí misma redundancia del acto y del enunciado. Los periódicos, las noticias, proceden por redundancia,en la medida en que nos dicen lo que "hay" que pensar, retener, esperar, etc. El lenguaje no es ni informativo ni comunicativo, no es comunicación de información, sino algo muy distinto, transmisión de consignas, bien de un emmciado a otro, bien en el interior de cada enunciado, en la medida en que un enunciado realiza un acto y que el acto se realiza en el enunciado. Elesquema más general
de la informática plantea en principio una información máxima ideal, y convierte a la fedundancia en una simple condición limitativa que disminuye ese máximo teórico para impedir que sea tapado por el ruido. Nosotros decimos, por el contrario, que lo primero es la redundancia de la consigna, y que la información sólo es la condición mínima para la transmisión de las consignas (por eso no cabe oponer el ruido a la información, sino más bien todas las indisciplinas que trabajan el lenguaje a la consigna como disciplina o "gramaticalidad"). La redundancia tiene dos formas, frecuencia y resonancia, la primera concierne a la significancia de la información, la segunda (YO=YO) concierne a la subjetividad de la comunicación.
Pero lo que así se pone de manifiesto es la subordinación de la información y de la comunicación, es más, de la significancia y de la subjetividad, respecto a la redundancia. Se llega a separar la información de la comunicación; se llega a distinguir entre una significación abstracta de la información y una subjetivación abstracta de la comunicación. Pero ninguna de esas distinciones nos proporciona una forma primaria o implícita del lenguaje. No hay significancia independiente de las significaciones dominantes, no hay subjetivación independiente de un orden establecido de sujeción. Ambas dependen de la naturaleza y de la transmisión de consignas en un campo social determinado.
No hay enunciación individual, ni siquiera sujeto de enunciación. Sin embargo, hay relativamente pocos lingüistas que hayan analizado el carácter necesariamente social de la enunciaciónPues ese carácter no basta por sí solo, y corre el riesgo de ser todavía extrínseco: así pues, se dice demasiado de él, o demasiado poco. El carácter social de la enunciación sólo está intrínsecamente fundado si se llega a demostrar cómo la enunciación remite de por sí a agenciamientos colectivos.
Vemos, pues, claramente que sólo hay individuación del enunciado, y subjetivación de la enunciación, en la medida en que el agenciamiento colectivo impersonal lo exige y lo determina. Ese es precisamente el valor ejemplar del discurso indirecto, y sobre todo del discurso indirecto "libre": no hay límites distintivos claros, no hay fundamentalmente inserción de enunciados diferentemente individualizados, lü acoplamiento de sujetos de enunciación diversos, sino un agenciamiento colectivo que va a determinar como su consecuencia los procesos relativos
de subjetivación, las asignaciones de individualidad y sus distribuciones cambiantes en el discurso. No es la distinción de los sujetos la que explica el discurso indirecto, es el agenciamiento, tal como aparece libremente en ese discurso, el que explíca todas las voces presentes en una voz, los gritos de muchachas en un monólogo de Charlus, las lenguas en una lengua, las consignas en una palabra. El asesino americano Son of Sam mataba bajo el impulso de una voz ancestral, pero que pasaba por la voz de un perro. La noción de agenciamiento colectivo de enunciación deviene así fundamental, puesto que debe dar cuenta del carácter social.
Ahora bien, nosotros podemos sin duda definir el agenciamiento colectivo por el complejo redundante del acto y del enunciado que lo realiza necesariamente.
Pero esa sigue siendo una definición nominal; y así lü siquiera estamos en condiciones de justificar nuestra posición precedente según la cual la redundancia no se reduce a una simple identidad (o según la cual no hay simple identidad entre el enunciado y el acto). Si queremos pasar a una definición real del agenciamiento colectivo habrá que preguntarse en qué consisten los actos inmanentes al lenguaje, que hacen redundancia con los enunciados, o crean consignas.
Diríase que esos actos se definen por el conjunto de las transformaciones incorporales
que tienen lugar en una sociedad determinada, y que se atribuyen a los cuerpos de esa sociedad. Podemos dar a la palabra "cuerpo" el sentido más general (hay cuerpos morales, las almas son cuerpos, etc.); no obstante, debemos distinguir las acciones y pasiones que afectan a esos cuerpos, y los actos, que sólo son en ellos atributos no corporales, o que son "lo expresado" (l'exprimé) de un enunciado. Cuando Ducrot se pregunta en qué consiste un acto, Uega precisamente al agenciamiento jurídico, y pone como ejemplo la sentencia del magistrado, que
transforma un acusado en condenado. En efecto, lo que sucede antes, el crimen del que se acusa a alguien, y lo que sucede después, la ejecución de la pena del condenado, son acciones-pasiones que afectan a cuerpos (cuerpo de la propiedad, cuerpo de la víctima, cuerpo del condenado, cuerpo de la prisión); pero la transformación del acusado en condenado es un puro acto instantáneo o un atributo incorporal, que es el expresado en la sentencia del magistrado La paz y la guerra son estados o mezclas de cuerpos muy diferentes; pero el decreto de movilización general expresa una transformación incorporal e instantánea de los cuerpos.
Los cuerpos tienen una edad, una madurez, un envejecimiento; pero la mayoría de edad, la jubilación, tal categoría de edad, son transformaciones incorporales que se atribuyen inmediatamente a los cuerpos, en tal o cual sociedad. "Ya no eres un niño...": este enunciado concierne a una transformación incorporal, incluso si se dice de los cuerpos y se inserta en sus acciones y pasiones. La transformación incorporal se reconoce en su instantaneidad, en su inmediatez, en la simultaneidad del enunciado que la expresa y del efecto que ella produce; por eso las consignas están estrictamente fechadas, hora, minutos y segundos, y son váüdas
a partir de ese momento. El amor es una mezcla de cuerpos, que puede ser representado por un corazón atravesado por una flecha, por una unión de las almas, etc.; pero la declaración "te amo" expresa un atributo no corporal de los cuerpos, tanto del amante como del amado. Comer pan y beber vino son mezclas de cuerpos; comulgar con Cristo también es una mezcla entre cuerpos propiamente espirituales, no por eUo menos "reales". Pero la transformación del cuerpo
del pan y del vino en cuerpo y sangre de Cristo es lo puro expresado de un enunciado que se atribuye a los cuerpos. En un secuestro aéreo, la amenaza del pirata que esgrime un arma es evidentemente una acción; y lo mismo ocurre con la ejecución de los rehenes, en el caso de que se produzca. Pero la transformación de los pasajeros en rehenes, y del cuerpo-avión en cuerpo-prisión, es una transformación incorporal instantánea, un mass-media act, en el sentido en el que los ingleses hablan de speech-act. Las consignas o los agenciamientos de enunciación en una
sociedad determinada, en resumen, el üocutorio, designan esa relación instantánea de los enunciados con las transformaciones incorporales o atributos no corporales que ellos expresan.
Resulta sorprendente esa instantaneidad de la consigna, que puede ser proyectada hasta el infinito, situada en el origen de la sociedad: así, en Rousseau, el paso del estado de naturaleza al estado civü es como un salto en el vacío, una transformación incorporal que se hace en el instante Cero. La Historia real cuenta sin duda las acciones y las pasiones de los cuerpos que se desarrollan en un campo social, en cierta manera las comimica; pero también transmite consignas, es decir, actos puros que se intercalan en ese desarrollo. La Historia no se hbrará jamás de las fechas. Quizá sea la economía, o el anáfisis financiero, la que mejor muestre la presencia y la instantaneidad de esos actos decisorios en un proceso de conjunto
(por eso los enunciados no forman parte realmente de la ideología, sino que actúan ya en el supuesto dominio de la infraestructura). La inflación galopante en Alemania, después de 1918, es un proceso que afecta al cuerpo monetario, y a muchos otros cuerpos; pero el conjimto de las "circunstancias" hace posible de pronto una transformación semiótica que, aunque esté teóricamente ajustada a las variaciones del cuerpo de la tierra y de los activos materiales, no por ello deja de ser un acto puro o una transformación incorporal: el 20 de noviembre 1923..."
Los agenciamientos no cesan de variar, de estar ellos mismos sometidos a transformaciones. En primer lugar, hay que hacer intervenir las circunstancias: Benveniste muestra perfectamente que un enunciado performativo no es nada al margen de las circunstancias que hacen que lo sea. Cualquiera puede gritar "decreto la movilización general", pero es un acto de infantüismo o de demencia, y no un acto de enunciación, si no hay una variable efectuada que da derecho a enunciar.
Y lo mismo puede decirse de "te amo", que no tiene ni sentido ni sujeto, ni destinatario, al margen de las circunstancias que no se contentan con hacerlo creíble, sino que lo convierten en un verdadero agenciamiento, un marcador de poder, incluso en el caso de im amor desgraciado (también por voluntad de poder se obedece...). Ahora bien, el término general de circunstancias no debe hacemos creer que se trata únicamente de circunstancias extemas: "Lo juro" no es lo
mismo si se dice en familia, que si se dice en la escuela, en un amor, en el seno de una sociedad secreta, al tribunal: no es lo mismo, pero tampoco es el mismo enunciado; no es la misma situación de cuerpos, pero tampoco es la misma transformación incorporal. La transformación se dice de los cuerpos, pero ella misma es incorporal, intema a la enunciación. Hay variables de expresión que ponen la lengua en relación con el afuera, pero precisamente porque son inmanentes a la lengua. Mientras que la lingüística siga hablando de constantes, fonológicas, morfológicas o sintáctícas, está relacionando el enunciado con un significante y la enunciación con un sujeto, falla así el agenciamiento, remite las circunstancias al exterior, encierra la lengua en sí misma y convierte a la pragmática en un residuo. La pragmática, por el contrario, no apela únicamente a las circunstancias extemas: extrae variables
de expresión o de enunciación que son para la lengua otras tantas razones internas para no encerrarse en sí misma. Como dice Bakhtine, mientras que la lingüística exttaiga constantes, continúa siendo incapaz de hacemos comprender cómo una palabra forma una enunciación completa; hace falta un "elemento suplementario que permanece inaccesible a todas las categorías o determinaciones üngüísticas", aunque sea totalmente intemo a la teoría de la enunciación o de la lengua La consigna es precisamente la variable que convierte la palabra como tal en
una enunciación. La instantaneidad de la consigna, su inmediatez, le da un poder de variación, en relación con los cuerpos a los que se atribuye la transformación. La pragmática es una política de la lengua. Un estudio como el de Jean Pierre Faye sobre la constitución de los enunciados nazis en el campo social alemán esejemplar a este respecto (y no es un mero calco de la constitución de los enunciados fascistas en Italia). Este tipo de investigaciones transformacionales conciemen a la variación de las consignas y de los atributos no corporales que se relacionan con los cuerpos sociales, y que efectúan actos inmanentes. También podría servir como ejemplo, aunque en otras condiciones, la formación de un tipo de enunciados
específicamente leninistas en la Rusia soviética, a partir del texto de Lenin titulado
"A propósito de las consignas" (1917). Ya era una transformación incorporal la que había extraído de las masas una clase proletaria en tanto que agenciamiento de enunciación, antes de que se dieran las condiciones de aparición de un proletariado como cuerpo. Genialidad de la P Internacional marxista, que "inventa" un nuevo tipo de clase: ¡proletarios de todos los países, unios! Pero,rompiendo con los social-demócratas, Lenin todavía inventa o decreta otra ransformación incorporal, que extrae de la clase proletaria una vanguardia como agenciamiento de enunciación, y que va a atribuirse al "Partido", a un nuevo tipo de partido como cuerpo distmto, aun a riesgo de caer en un sistema de redundancia específicamente burocrático. ¿Apuesta leninista, golpe de audacia? Lenin declara que la consigna "Todo el poder a los soviets" sólo era válida entre el 27 de febrero y el 4 de juho, para el desarrollo pacífico de la Revolución, pero ya no vale para el estado de guerra, y el paso de una a otra impHcaría precisamente esa transformación que no se contenta con ir de las masas a un proletariado director, sino que va del proletariado a una vanguardia dirigente. El 4 de julio exactamente,
se acabó el poder de los Soviets. Se pueden asignar todas las circunstancias externas:
no sólo la guerra, sino la insurrección que obliga a Lenin a huir a Finlandia.
Pero aún así, el 4 de juHo, se anuncia la transformación incorporal, antes de que el cuerpo al que se atribuirá, el Partido, sea organizado. "Toda consigna debe ser deducida de la suma de particularidades de una situación poKtica determinada". Si se objeta que esas particularidades remiten precisamente a la política^ no a la lingiustica habría que señalar hasta qué punto la poUtica trabaja la lengua desde dentro, haciendo variar no sólo el léxico, sino también la estructura y todos los elementos de la frase, al mismo tiempo que cambian las consignas. Un tipo de enunciado sólo puede ser evaluado en función de sus implicaciones pragmáticas,
es decir, de su relación con presupuestos implícitos, con actos inmanentes o transformaciones
incorporales que él expresa, y que van a introducir nuevas divisiones entre los cuerpos. La verdadera intuición no es el juicio de gramaticalidad, sino la evaluación de las variables internas de enunciación relacionadas con el conjunto de las circunstancias.Hemos ido de los mandatos explícitos a las consignas como presupuestos implicitos; de las consignas a los actos inmanentes o transformaciones incorporales que ellas expresan; luego, a los agenciamientos de enunciación de los que ellos son las variables. Y en la medida en que esas variables entran en relaciones determinables en tal momento, los agenciamientos se reúnen en un régimen de signos o
máquina semiótica. Pero es evidente que toda sociedad está atravesada por varias semióticas, posee de hecho regímenes mixtos. Es más, en otro momento surgen nuevas consignas que modifican las variables y que no pertenecen todavía a un régimen conocido. La consigna es, pues, redundancia de varias maneras; no sólo en función de una transmisión que es esencial a ella, sino también en sí misma y desde su emisión, bajo su relación "inmediata" con el acto o la transformación que ella efectúa. Incluso una consigna en rupmra con una semiótica determinada ya es redundancia. Por eso el agenciamiento colectivo de enunciación no tiene otros
enunciados que los de un discurso siempre indirecto. El discurso indirecto es la presencia de un enunciado transmitido en el enunciado transmisor, la presencia de una consigna en la palabra. El discurso indirecto abarca a la totalidad del lenguaje. Lejos de que el discurso indirecto suponga un discurso directo, es éste el que se extrae de aquél, en la medida en que las operaciones de significancia y los procesos de subjetivación en un agenciamiento están distribuidos, atribuidos, asignados, o que las variables del agenciamiento entran en relaciones constantes, por muy provisionales que sean. El discurso directo es un fragmento de masa separada, y nace del desmembramiento del agenciamiento colectivo; pero éste siempre
es como el rumor de donde extraigo mi nombre propio, el conjunto de voces concordantes
o no de donde saco mi voz. Siempre dependo de un agenciamiento de enunciación molecular, que no está dado en mi conciencia, que tampoco depende únicamente de mis determinaciones sociales aparentes, y que reúne muchos regímenes de signos heterogéneos. GlosolaHa. Escribir quizá sea sacar a la luz ese agenciamiento del inconsciente, seleccionar las voces susurrantes, convocar las tribus y los idiomas secretos de los que extraigo algo que llamo Yo. YO es una consigna.
Un esquizofrénico declara: "he oído unas veces decir: es consciente de la vida" En ese sentido, puede perfectamente hablarse de un cogito esquizofrénico, pero que convierte la conciencia de sí en la transformación incorporal de una consigna o en el resultado de un discurso indirecto. Mi discurso directo sigue siendo el discurso indirecto libre que me atraviesa de parte a parte y que viene de otros mundos o de otros planetas. Por eso tantos artistas y escritores se sintieron tentados por las sesiones de espiritismo. De ahí que cuando se plantea la pregunta
de cuál es la facultad específica de la consigna no queda más remedio que reconocerle extrañas propiedades: una especie de instantaneidad en la emisión, la percepción y la transmisión de las consignas; una gran variabilidad, y una capacidad de olvido que hace que uno se sienta inocente de las consignas que ha seguido, después abandonado, para acoger otras; una capacidad propiamente ideal o fantasmática para la aprehensión de las transformaciones incorporales; una aptitud para captar el lenguaje bajo la forma de un inmenso discurso indirecto Facultad
del apuntador y del apuntado, facultad de la canción que siempre pone una melodía en otra melodía en una relación de redundancia, facultad mediática en verdad, glosolálica o xenoglósica.
Consideremos de nuevo la pregunta: ¿en qué medida una función-lenguaje, una función coextensiva al lenguaje, queda así definida? Es evidente que las consignas, los agenciamientos colectivos o regímenes de signos, no se confunden con el lenguaje. Pero efectúan su condición (sobrelinealidad de la expresión); satisfacen cada vez la condición, de manera que, sin ellos, el lenguaje seguiría siendo pura virtualidad (carácter sobreUneal del discurso indirecto). Naturalmente, los agenciamientos varían, se transforman. Pero no varían necesariamente según cada lengua, no corresponden a las diversas lenguas. Una lengua parece definirse por las constantes fonológicas, semánticas, sintácticas que forman parte de sus enunciados; el agenciamiento colectivo, por el contrario, concierne al uso de esas constantes en función de variables internas a la propia enunciación (las variables de expresión, los actos inmanentes o transformaciones incorporales). Constantes diferentes, de diferentes lenguas, pueden tener el mismo uso; y las mismas constantes, en una lengua determinada, pueden tener usos diferentes, bien sucesivamente, bien incluso simultáneamente. Uno no puede limitarse a una dualidad entre las constantes como factores lingüísticos, explícitos o explicitables, y las variables
como factores extrínsecos no lingüísticos. Pues las variables pragmáticas de uso son internas a la emmciación, y forman los presupuestos implícitos de la lengua. Así pues, si el agenciamiento colectivo es cada vez coextensivo a la lengua considerada, y al propio lenguaje, es precisamente porque expresa el conjunto de las transformaciones incorporales que efectúan la condición del lenguaje, y que utilizan los elementos de la lengua. La función-lenguaje así definida no es ni informativa ni comunicativa; no remite ni a una información significante, ni a una comunicación intersubjetiva. Y de poco serviría abstraer una significancia al margen de
la información, o una subjetividad al margen de la comunicación. Pues el proceso de subjetivación y el movimiento de significancia remiten a regímenes de signos o agenciamientos colectivos. La función-lenguaje es transmisión de consignas, y las consignas remiten a los agenciamientos, del mismo modo que los agenciamientos remiten a las transformaciones incorporales que constituyen las variables de la función. La lingüística no es nada al margen de la pragmática (semiótica o política)que define la efectuación de la condición del lenguaje y el uso de los elementos de la lengua.

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