tag:blogger.com,1999:blog-57846120809911133742024-02-20T22:24:55.098-08:00LA CAVERNAPodemos explicar el mundo desde la caverna.vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.comBlogger54125tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-74233183916396891152014-08-04T15:03:00.001-07:002014-08-05T19:14:27.780-07:00Sobre el inicio de los enunciados polìticos<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Espacios complemantarios de formaciones no discursivas, instutuciones, acontecimientos políticos prácticos, procesos económicos, diangósticos médicos, son los inicios de la filosofía política. Toda institucion necesita de enunciados, textos que operan y hacen operar todos los medios institucionales, objetos y sujetos requieren de enunciados para establecer estatutos, el estatuto político del médico o de algún otro sujeto al interior de una institución.<br />
La juez del MP que desde su concepto de justicia decide que se atenderá primero a las mujeres y al final a los hombres, y el último yo, del 5º al decimo lugar, toda una catedra de justicia.<br />
El poder del enunciado es la repetición, pero necesita de una materialidad para repetirse, "De tu casa a la escuela y de la escuela a tu casa" puede decirse en ámbitos discursivos distintos, en la escuela, en la casa, en el hospital, en los medios masivos de comunicación, en los carteles pegados en el metro, los enunciados se tornan enunciados políticos y se ponen en circulación en distintas épocas, no hagas alboroto.<br />
Trata de pensar como si dios no existiese, ¿Cómo funciona tu cuerpo apartir de este enunciado?, que tan válido es que te lo diga un profesor, un amigo, un "loco" un médico, el director de una escuela. Tenemos la capacidad de distinguir las falsas repeticiones de enunciados pertenecientes a otras formaciones discursivas, encontrar en los enunciados fenómenos de la misma forma o equivalentes, si estamos condicionados para obedecer, tendremos que aprender a desobedecer, los enunciados son nodos de poder.<br />
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<br />
Mitad somos lo que somos, y otra mitad lo que pensamos. En el torrente una mitad llega a la orilla y otra se ahoga.<br />
<br />
Pessoa.<br />
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Ahora bien, lo que los intelectuales han descubierto después de la avalancha reciente que las masas no tienen necesidad de ellos para saber; saben claramente, perfectamente, mucho mejor que ellos; y lo afirman extremadamente bien. Pero existe un sistema de poder que obstaculiza, que prohíbe, que invalida ese discurso y ese saber. Poder que no está solamente en las instancias superiores de la censura, sino que se hunde más profundamente, más sutilmente en toda la malla de la sociedad. Ellos mismos, intelectuales, forman parte de ese sistema de poder, la idea de que son los agentes de la «conciencia» y del discurso pertenece a este sistema. El papel del intelectual no es el de situarse «un poco en avance o un poco al margen» para decir la muda verdad de todos; es ante todo luchar contra las formas de poder allí donde éste es a la vez el objeto y el instrumento: en el orden del «saber», de la «verdad», de la «conciencia» del «discurso». <br />
Es en esto en lo que la teoría no expresa; no traduce, no aplica una práctica; es una práctica. Pero local y regional, como usted dice: no totalizadora. Lucha contra el poder, lucha para hacerlo aparecer y golpearlo allí donde es más invisible y más insidioso. Lucha no por una «toma de conciencia» (hace tiempo que la conciencia como saber a sido adquirida por las masas, y que la conciencia como sujeto ha sido tomada, ocupada por la burguesía), sino por la infiltración y la toma de poder, al lado, con todos aquellos que luchan por esto, y no retirado para darles luz. Una «teoría» es el sistema regional de esta lucha.<br />
<br />
Michel Foucault </div>
vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-46178118963420831082014-07-30T21:30:00.000-07:002014-08-05T18:47:52.164-07:00Sobre la muerte del hombre, animales raros y lo no dicho.<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Lo importante es pensar, aludiendo al famoso filósofo alemán Emanuel Kant, dificil problema para nuestra época en la cual grandes sectores de la población es anestesiada diariamente por los medios masivos. Eso dicen los que saben, pero "otros" que dicen saber afirman que, antes que los que saben sepan, los pueblos ya los han rebasado en el saber, ¿quien sabe más, el que presume saber o aquellos a los cuales se les dice anestesiados?. Alguien que no cita a los clásicos ¿que es?, un rebelde, un tonto, alguien que ha roto con la tradición, un salvaje, un dios, alguien que puede ser nocivo para la sociedad, un loco, antisocial, renegado, vicioso, homosexual, gay, pachanguero, heredero epicureo, vivamos la vida, que la vida sea una fiesta.<br />
<br />
Alguién sabe ¿qué dicen los que saben?, el populacho no lo sabe, pero es importante saberlo. La doña de las quesadillas no cita a Platón cuando prende el carbòn, pero sabe de quesadillas, no hay lugar a la duda cartesiana, lo mismo con el zapatero y con el carnicero, etc. Los que saben dicen cosas parecidas a esto: Hay un mundo de las ideas al que no llegará nunca el que juega al futbol, será que no ha platicado con Maradona o con M. Wardiola, con el chamaquito intempestuoso martillo en mano quebrando macetas. También hay quién dice que las mujeres son cómo las lavadoras de dos patas, y no se ofendan grandes mujeres, ni se alteren respetables lectores, que eso fué dicho hace muchos, muchisimos años, lo dijo Vicente Fox, otro de los ignorantes presidentes que gobernó México, lo dijo en el año 2006, Fox, émulo de los "grandes" pensadores peripatéticos, enuncian desde la institución, se repite un discurso de dominación.</div>
vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-31913391924381559002013-10-31T17:08:00.002-07:002013-10-31T17:17:52.712-07:00Razón y Revolución. Herbert Marcuse<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<br />
Algunos de los más graves malentendidos que oscure-<br />
cen la Filosofía del Derecho pueden quedar esclarecidos<br />
considerando simplemente el lugar que ocupa la obra en<br />
el sistema hegeliano. La obra no trata de todo el mundo<br />
cultural, pues el reino del derecho no es más que una<br />
parte del reino del espíritu, la parte que Hegel deno-<br />
mina espíritu objetivo. En suma, no expone ni trata las<br />
realidades culturales del arte, la religión y la filosofía,<br />
que encarnan para Hegel la verdad suprema. El lugar<br />
que ocupa la Filosofía del Derecho en el sistema hege-<br />
liano hace imposible que se considere al Estado, la más<br />
alta realidad dentro del reino del derecho, como la más<br />
alta realidad de todo el sistema. Ni la más enfática dei-<br />
ficación hegeliana del Estado puede anular la definitiva<br />
subordinación del espíritu objetivo al espíritu absoluto,<br />
de la verdad política a la filosofía.<br />
<br />
Se hablaba mucho de libertad y de igualdad, pero de una<br />
libertad que sería el privilegio absoluto de la raza<br />
teutónica, y de una igualdad que implicaría pobreza y<br />
privaciones para mu- chos. La cultura era considerada<br />
como propiedad de los ricos y de los extranjeros, destinada<br />
a corromper y ablanar al pueblo. El odio a los franceses<br />
iba acompañado del odio a los judíos, a los católicos y a los «nobles».<br />
El movimiento clamaba por una guerra verdaderamente<br />
alemana, a fin de que Alemania pudiese desenvolver «la<br />
abundante riqueza de su nacionalidad». Pedía un «salva-<br />
dor» que completase la unidad alemana, un salvador a<br />
quien «el pueblo perdonaría todos sus pecados». Que-<br />
maba libros y vituperaba a los judíos. Creía estar por<br />
encima de las leyes y de la Gjnstitución porque «no hay<br />
ley ante la causa justa» '*. El Estado había de ser cons-<br />
truido desde «abajo» mediante el simple entusiasmo de<br />
las masas, y la unidad «natural» del Volk había de re-<br />
emplazar al orden estratificado del Estado y la sociedad.<br />
<br />
Hegel escribió su Filosofía del Derecho como una defensa del Estado<br />en contra de esta ideología seudodemocrática, en la cual<br />veía una amenaza más grave a la libertad que en el ré-<br />gimen de las autoridades existentes. No cabe duda de<br />que tal obra fortaleció el poder de estas autoridades sir-<br />viendo así a una reacción ya victoriosa, pero después de<br />un tiempo relativamente corto, se convirtió en un ins-<br />trumento contra la reacción. Pues el Estado que Hegel<br />contemplaba era un Estado gobernado por las normas de<br />la razón crítica y por leyes universalmente válidas. La<br />racionalidad de la Ley, afirmaba, es el elemento vivo<br />del Estado moderno. «La ley es... el santo y seña me-<br />diante el cual se descubren los falsos hermanos y ami-<br />gos del llamado pueblo» '^. Veremos que Hegel prosigue<br />el tema a través de la filosofía política de su madurez.<br />No hay concepto más incompatible con la ideología fas-<br />cista que aquel que funda el Estado en una Ley uni-<br />versal y racional, que salvaguarda los intereses de cada<br />individuo, sean cuales fuesen las contingencias de su es-<br />tado natural o social.<br /> </div>
vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-53155479028449172032013-10-31T16:23:00.002-07:002013-10-31T16:33:37.380-07:00¿QUE ES LA ILUSTRACION? IMMANUEL KANT<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
1784<br />
<br />
La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor par a servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón! : he aquí el lema de la ilustración.<br />
<br />
La pereza y la cobardía son causa de que una tan gran parte de los hombres continúe a gusto en su estado de pupilo, a pesar de que hace tiempo la Naturaleza los liberó de ajena tutela (naturaliter majorennes); también lo son que se haga tan fácil para otros erigirse en tutores. ¡Es tan cómodo no estar emancipado! Tengo a mi disposición un libro que me presta su inteligencia, un cura de almas que me ofrece su conciencia, un médico que me prescribe las dietas, etc., etc., así que no necesito molestarme. Si puedo pagar no me hace<br />
falta pensar: ya habrá otros que tomen a su cargo, en mi nombre, tan fastidiosa tarea. Los tutores, que tan bondadosamente se han arrogado este oficio, cuidan muy bien que la gran mayoría de los hombres (y no digamos que todo el sexo bello) considere el paso de la emancipación, además de muy difícil, en extremo peligroso. Después de entontecer sus animales domésticos y procurar cuidadosamente que no se salgan del camino trillado donde los metieron, les muestran los peligros que les amenazarían caso de aventurarse a salir de<br />
él. Pero estos peligros no son tan graves pues, con unas cuantas caídas aprenderían a caminar solitos; ahora que, lecciones de esa naturaleza, espantan y le curan a cualquiera las ganas de nuevos ensayos.<br />
<br />
Es, pues, difícil para cada hombre en particular lograr salir de esa incapacidad,<br />
convertida casi en segunda naturaleza. Le ha cobrado afición y se siente realmente incapaz de servirse de su propia razón, porque nunca se le permitió intentar la aventura. Principios y fórmulas, instrumentos mecánicos de un uso o más bien abuso, racional de sus dotes naturales, hacen veces de ligaduras que le sujetan a ese estado. Quien se desprendiera de ellas apenas si se atrevería a dar un salto inseguro para salvar una pequeña zanja, pues no está acostumbrado a los movimientos desembarazados. Por esta razón, pocos son los que,<br />
con propio esfuerzo de su espíritu, han logrado superar esa incapacidad y proseguir, sin embargo, con paso firme.<br />
<br />
Pero ya es más fácil que el público se ilustre por sí mismo y hasta, si se le deja en libertad, casi inevitable. Porque siempre se encontrarán algunos que piensen por propia cuenta, hasta entre los establecidos tutores del gran montón, quienes, después de haber arrojado de sí el yugo de la tutela, difundirán el espíritu de una estimación racional del propio valer de cada hombre y de su vocación a pensar por sí mismo. Pero aquí ocurre algo particular: el público, que aquellos personajes uncieron con este yugo, les unce a ellos mismos cuando son incitados al efecto por algunos de los tutores incapaces por completo de<br />
toda ilustración; que así resulta de perjudicial inculcar prejuicios, porque acaban vengándose en aquellos que fueron sus sembradores o sus cultivadores. Por esta sola razón el público sólo poco a poco llega a ilustrarse. Mediante una revolución acaso se logre derrocar el despotismo personal y acabar con la opresión económica o política, pero nunca se consigue la verdadera reforma de la manera de pensar; sino que, nuevos prejuicios, en lugar de los antiguos, servirán de riendas para conducir al gran tropel.<br />
<br />
Para esta ilustración no se requiere más que una cosa, libertad; y la más inocente entre todas las que llevan ese nombre, a saber: libertad de hacer uso publico de su razón íntegramente Mas oigo exclamar por todas partes: ¡Nada de razones! El oficial dice: ¡no razones, y haz la instrucción! El funcionario de Hacienda: ¡nada de razonamientos!, ¡a pagar! El reverendo: ¡no razones y cree! (sólo un señor en el mundo dice: razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis pero ¡obedeced!) Aquí nos encontramos por doquier con una limitación de la libertad. Pero ¿qué limitación es obstáculo a la ilustración? ¿Y cuál,<br />
por el contrario, estímulo? Contesto: el uso público de su razón le debe estar permitido a todo el mundo y esto es lo único que puede traer ilustración a los hombres; su uso privado se podrá limitar a menudo estrictamente, sin que por ello se retrase en gran medida la marcha de la ilustración. Entiendo por uso público aquel que, en calidad de maestro, se puede hacer de la propia razón ante el gran público del mundo de lectores. Por uso privado entiendo el que ese mismo personaje puede hacer en su calidad de funcionario. Ahora bien;<br />
existen muchas empresas de interés público en las que es necesario cierto automatismo, por cuya virtud algunos miembros de la comunidad tienen que comportarse pasivamente para, mediante una unanimidad artificial, poder ser dirigidos por el Gobierno hacia los fines públicos o, por lo menos, impedidos en su perturbación. En este caso no cabe razonar, sino que hay que obedecer. Pero en la medida en que esta parte de la máquina se considera como miembro de un ser común total y hasta de la sociedad cosmopolita de los hombres, por lo tanto, en calidad de maestro que se dirige a un público por escrito haciendo uso de su razón, puede razonar sin que por ello padezcan los negocios en los que le corresponde, en parte, la consideración de miembro pasivo. Por eso, sería muy perturbador que un oficial que recibe una orden de sus superiores se pusiera a argumentar en el cuartel sobre la pertinencia o utilidad de la orden: tiene que obedecer. Pero no se le puede prohibir con justicia que, en calidad de entendido, haga observaciones sobre las fallas que descubre en el servicio militar y las exponga al juicio de sus lectores. El ciudadano no se puede negar a contribuir con los impuestos que le corresponden; y hasta una crítica indiscreta de esos<br />
impuestos, cuando tiene que pagarlos, puede ser castigada por escandalosa (pues podría provocar la resistencia general). Pero ese mismo sujeto actúa sin perjuicio de su deber de ciudadano si, en calidad de experto, expresa públicamente su pensamiento sobre la inadecuado o injusticia de las gabelas. Del mismo modo, el clérigo esta obligado a enseñar la doctrina y a predicar con arreglo al credo de la Iglesia a que sirve, pues fue aceptado con esa condición. Pero como doctor tiene la plena libertad y hasta el deber de comunicar al<br />
público sus ideas bien probadas e intencionadas acerca de las deficiencias que encuentra en aquel credo, así como el de dar a conocer sus propuestas de reforma de la religión y de la Iglesia. Nada hay en esto que pueda pesar sobre su conciencia. Porque lo que enseña en función de su cargo, en calidad de ministro de la Iglesia, lo presenta como algo a cuyo respecto no goza de libertad para exponer lo que bien le parezca, pues ha sido colocado para enseñar según las prescripciones y en el nombre de otro. Dirá: nuestra Iglesia enseña<br />
esto o lo otro; estos son los argumentos de que se sirve. Deduce, en la ocasión, todas las ventajas prácticas para su feligresía de principios que, si bien él no suscribiría con entera convicción, puede obligarse a predicar porque no es imposible del todo que contengan oculta la verdad o que, en el peor de los casos, nada impliquen que contradiga a la religión interior. Pues de creer que no es éste el caso, entonces sí que no podría ejercer el cargo con arreglo a su conciencia; tendrá que renunciar. Por lo tanto, el uso que de su razón hace un<br />
clérigo ante su feligresía, constituye un uso privado; porque se trata siempre de un ejercicio doméstico, aunque la audiencia sea muy grande; y, en este respecto, no es, como sacerdote, libre, ni debe serlo, puesto que ministra un mandato ajeno. Pero en calidad de doctor que se dirige por medio de sus escritos al público propiamente dicho, es decir, al mundo, como clérigo, por consiguiente, que hace un uso público de su razón, disfruta de una libertad ilimitada para servirse de su propia razón y hablar en nombre propio. Porque pensar que los tutores espirituales del pueblo tengan que ser, a su vez, pupilos, representa un absurdo que aboca en una eterización de todos los absurdos.<br />
<br />
Pero ¿no es posible que una sociedad de clérigos, algo así como una asociación<br />
eclesiástica o una muy reverenda classis (como se suele denominar entre los holandeses) pueda comprometerse por juramento a guardar un determinado credo para, de ese modo, asegurar una suprema tutela sobre cada uno de sus miembros y, a través de ellos, sobre el pueblo, y para eternizarla, si se quiere? Respondo: es completamente imposible. Un convenio semejante, que significaría descartar para siempre toda ilustración ulterior del género humano, es nulo e inexistente; y ya puede ser confirmado por la potestad soberana, por el Congreso, o por las más solemnes capitulaciones de paz. Una generación no puede obligarse y juramentarse a colocar a la siguiente en una situación tal que le sea imposible ampliar sus conocimientos (presuntamente circunstanciales), depurarlos del error y, en general, avanzar en el estado de su ilustración. Constituiría esto un crimen contra la naturaleza humana, cuyo destino primordial radica precisamente en este progreso. Por esta razón, la posteridad tiene derecho a repudiar esa clase de acuerdos como celebrados de manera abusiva y criminal. La piedra de toque de todo lo que puede decidirse como ley<br />
para un pueblo, se halla en esta interrogación ¿es que un pueblo hubiera podido imponerse a si mismo esta ley? Podría ser posible, en espera de algo mejor, por un corto tiempo circunscrito, con el objeto de procurar un cierto orden; pero dejando libertad a los ciudadanos, y especialmente a los clérigos, de exponer públicamente, esto es, por escrito, sus observaciones sobre las deficiencias que encuentran en dicha ordenación, manteniéndose mientras tanto el orden establecido hasta que la comprensión de tales asuntos se hay a difundido tanto y de tal manera que sea posible, mediante un acuerdo logrado por votos (aunque no por unanimidad), elevar hasta el trono una propuesta para proteger a aquellas comunidades que hubieran coincidido en la necesidad, a tenor de su<br />
opinión más ilustrada, de una reforma religiosa, sin impedir, claro está, a los que así lo quisieren, seguir con lo antiguo. Pero es completamente ilícito ponerse de acuerdo ni tan siquiera por el plazo de una generación, sobre una constitución religiosa inconmovible, que nadie podría poner en tela de juicio públicamente, ya que con ello se destruiría todo un período en la marcha de la humanidad hacia su mejoramiento, período que, de ese modo, resultaría no sólo estéril sino nefasto para la posteridad. Puede un hombre, por lo que incumbe a su propia persona, pero sólo por un cierto tiempo, eludir la ilustración en<br />
aquellas materias a cuyo conocimiento está obligado; pero la simple y pura renuncia, aunque sea por su propia persona, y no digamos por la posteridad, significa tanto como violar y pisotear los sagrados derechos del hombre. Y lo que ni un pueblo puede acordar por y para sí mismo, menos podrá hacerlo un monarca en nombre de aquél, porque toda su autoridad legisladora descansa precisamente en que asume la voluntad entera del pueblo en la suya propia. Si no pretende otra cosa, sino que todo mejoramiento real o presunto sea<br />
compatible con el orden ciudadano, no podrá menos de permitir a sus súbditos que dispongan por sí mismos en aquello que crean necesario para la salvación de sus almas; porque no es ésta cuestión que le importe, y sí la de evitar que unos a otros se impidan con violencia buscar aquella salvación por el libre uso de todas sus potencias. Y hará agravio a la majestad de su persona si en ello se mezcla hasta el punto de someter a su inspección gubernamental aquellos escritos en los que sus súbditos tratan de decantar sus creencias, ya sea porque estime su propia opinión como la mejor, en cuyo caso se expone al reproche:<br />
<i>Caesar non est supra grammaticos</i>, ya porque rebaje a tal grado su poder soberano que ampare dentro de su Estado el despotismo espiritual de algunos tiranos contra el resto de sus súbditos.<br />
<br />
Si ahora nos preguntamos: ¿es que vivimos en una época ilustrada? la respuesta será: no, pero sí en una época de ilustración. Falta todavía mucho para que, tal como están las cosas y considerados los hombres en conjunto, se hallen en situación, ni tan siquiera en disposición de servirse con seguridad y provecho de su propia razón en materia de religión. Pero ahora es cuando se les ha abierto el campo para trabajar libremente en este empeño, y percibimos inequívocas señales de que van disminuyendo poco a poco los obstáculos a la ilustración general o superación, por los hombres, de su merecida tutela. En este aspecto<br />
nuestra época es la época de la Ilustración o la época de Federico.<br />
<br />
Un príncipe que no considera indigno de sí declarar que reconoce como un deber no prescribir nada los hombres en materia de religión y que desea abandonarlos a su libertad, que rechaza, por consiguiente, hasta ese pretencioso sustantivo de tolerancia, es un príncipe ilustrado y merece que el mundo y la posteridad, agradecidos, le encomien como aquel que rompió el primero, por lo que toca al Gobierno, las ligaduras de la tutela y dejó en libertad a cada uno para que se sirviera de su propia razón en las cuestiones que atañen a su conciencia. Bajo él, clérigos dignísimos, sin mengua de su deber ministerial, pueden, en su calidad de doctores, someter libre y públicamente al examen del mundo aquellos juicios y opiniones suyos que se desvíen, aquí o allá, del credo reconocido; y con mayor razón los que no están limitados por ningún deber de oficio. Este espíritu de libertad se expande también por fuera, aun en aquellos países donde tiene que luchar con los obstáculos externos que le levanta un Gobierno que equivoca su misión. Porque este único ejemplo nos aclara cómo en régimen de libertad nada hay que temer por la tranquilidad pública y la unidad del ser común. Los hombres poco a poco se van desbastando espontáneamente, siempre que no se trate de mantenerlos, de manera artificial, en estado de rudeza.<br />
<br />
He tratado del punto principal de la ilustración, a saber, la emancipación de los hombres de su merecida tutela, en especial por lo que se refiere a cuestiones de religión; pues en lo que atañe a las ciencias y las artes los que mandan ningún interés tienen en ejercer tutela sobre sus súbditos y, por otra parte, hay que considerar que esa tutela religiosa es, entre todas, la más funesta y deshonrosa. Pero el criterio de un jefe de Estado que favorece esta libertad va todavía más lejos y comprende que tampoco en lo que respecta a la legislación hay peligro porque los súbitos hagan uso público de su razón, y expongan libremente al<br />
mundo sus ideas sobre una mejor disposición de aquella, haciendo una franca crítica de lo existente; también en esto disponemos de un brillante ejemplo, pues ningún monarca se anticipó al que nosotros veneramos.<br />
<br />
Pero sólo aquel que, esclarecido, no teme a las sombras, pero dispone de un numeroso y disciplinado ejército para garantizar la tranquilidad publica, puede decir lo que no osaría un Estado libre: ¡razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis pero obedeced ! Y aquí tropezamos con un extraño e inesperado curso de las cosas humanas; pues ocurre que, si contemplamos este curso con amplitud, lo encontramos siempre lleno de paradojas. Un grado mayor de libertad ciudadana parece que beneficia la libertad espiritual del pueblo<br />
pero le fija, al mismo tiempo, límites infranqueables; mientras que un grado menor le procura el ámbito necesario para que pueda desenvolverse con arreglo a todas sus facultades. Porque ocurre que cuando la Naturaleza ha logrado desarrollar, bajo esta dura cáscara, esa semilla que cuida con máxima ternura, a saber, la inclinación y oficio del libre pensar del hombre, el hecho repercute poco a poco en el sentir del pueblo (con lo cual éste se va haciendo cada vez más capaz de la libertad de obrar) y hasta en los principios del Gobierno, que encuentra ya compatible dar al hombre, que es algo más que una máquina,<br />
un trato digno de él.2<br />
<br />
1Kant, E. Filosofía de la Historia. Trad. Eugenio Imaz, México, FCE, 1994.<br />
<br />
<br />
2 En el Noticiero semanal de Bürching del 13 de Sept., leo hoy, 30, el anuncio de la Revista Mensual de Berlín de este mismo mes, que publica la respuesta que a la cuestión tratada por mí ofrece el señor Mendelssohn. No ha llegado todavía a mis manos; de lo contrario, hubiera reservado esta respuesta mía, que ahora queda como una prueba de hasta qué punto el azar puede traer consigo una coincidencia de ideas.</div>
vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-41898825575658339612013-10-04T17:19:00.002-07:002013-10-09T17:44:30.724-07:00Michel Foucault. Más allá del bien y del mal.<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Michel Foucault: ¿Cuál es la forma de represión más insoportable<br />
para un estudiante de bachiller de hoy: la autoridad familiar, la<br />
cuadriculación cotidiana que la policía ejerce sobre la vida de todo<br />
hombre, la organización y la disciplina de los Institutos, o esta pasividad<br />
que os impone la prensa, incluso posiblemente un periódico como<br />
Actuel?<br />
Serge: La represión en los Institutos: es evidente porque se ejerce<br />
sobre un grupo que se esfuerza por actuar. Es más violenta, y se siente<br />
más vivamente.<br />
Alain: Conviene no olvidar la calle, los cacheos del Barrio Latino,<br />
los policías que te bloquean la moto con su coche para ver si tienes<br />
droga. Esta presencia continua: no puedo sentarme en el suelo sin que un<br />
hombre con kepis me obligue a levantarme. Dicho esto, la represión en la<br />
enseñanza, la información orientada, es quizás peor...<br />
Serge: Se debe distinguir: en primer lugar la actuación de los padres<br />
que te imponen el Instituto como una etapa hacia una situación<br />
profesional determinada y que se esfuerzan por apartar de antemano<br />
aquello que pudiese perjudicar esta situación; luego, la administración<br />
que prohibe toda acción libre y colectiva, incluso anodina; en fin, la enseñanza misma—pero esto está más confuso...<br />
Jean Pierre: En numerosos casos, la enseñanza del profesor no es vivida de inmediato como represiva, incluso si lo es en profundidad.<br />
Michel Foucault: Ciertamente, el saber transmitido adopta siempre una apariencia positiva. En realidad, funciona según todo un juego de represión y de exclusión —el movimiento de mayo en Francia ha hecho tomar conciencia, con fuerza, de algunos de sus aspectos—: exclusión de aquellos que no tienen derecho al saber, o que no tienen derecho más que a un determinado tipo de saber; imposición de una cierta norma, de un cierto filtro de saber que se oculta bajo el aspecto desinteresado, universal, objetivo del conocimiento; existencia de lo que podría llamarse: «los circuitos reservados del saber», aquellos que se forman en el interior de un aparato de administración o de gobierno, de un aparato de producción, y a los cuales no se tiene acceso desde fuera.<br />
Philippe: Según usted, nuestro sistema de enseñanza, más que transmitir un verdadero saber, tendería sobre todo a distinguir los buenos elementos de los malos según los criterios del conformismo social. <br />Michel Foucault: El saber académico, tal como está distribuido en el sistema de enseñanza, implica evidentemente una conformidad política: en historia, se os pide saber un determinado número de cosas, y no otras —o más bien un cierto número de cosas constituyen el saber en su contenido y en sus normas—. Dos ejemplos. El saber oficial ha representado siempre al poder político como el centro de una lucha dentro de una clase social (querellas dinásticas en la aristocracia, conflictos parlamentarios en la burguesía); o incluso como el centro de una lucha entre la aristocracia y la burguesía. En cuanto a los <br />movimientos populares, se les ha presentado como producidos por el <br />hambre, los impuestos, el paro; nunca como una lucha por el poder, <br />como si las masas pudiesen soñar con comer bien pero no con ejercer el <br />poder. La historia de las luchas por el poder, y en consecuencia las <br />condiciones reales de su ejercicio y de su sostenimiento, sigue estando <br />casi totalmente oculta. El saber no entra en ello: eso no debe saberse. <br />Otro ejemplo: el de un saber obrero. Hay por una parte todo un saber <br />técnico de los obreros que ha sido objeto de una incesante extracción, <br />traslación, transformación por parte de los patronos y por parte de los que <br />constituyen «los cuadros técnicos» del sistema industrial: con la división del trabajo, a través de ella y gracias a ella, se constituye todo un mecanismo de apropiación del saber, que oculta, confisca y descalifica el saber obrero (sería necesario analizar desde esta perspectiva las «grandes escuelas científicas»),<br />Y además, hay todo un saber político de los obreros (conocimiento de su condición, memoria de sus luchas, experiencias de estrategias). Este saber ha sido un instrumento de combate de la clase obrera y se ha elaborado a través de este combate. En el primer ejemplo que he citado se trataba de procesos reales que estaban separados del saber académico. En el segundo, se trata de un saber que está ya sea expropiado, ya sea excluido por el saber académico.<br />Jean-Francois: ¿En tu Instituto, por ejemplo, hay un porcentaje fuerte<br />de alumnos de origen obrero?<br />
Alain: Un poco menos del 50 por 100.<br />Jean-Francois: ¿Os hablan de los sindicatos en los cursos de historia?<br />Alain: En mi clase no.<br />Serge: En la mía tampoco. Observad la organización de los estudios:<br />
en las clases inferiores, no se habla más que del pasado. Se necesita tener<br />16 ó 17 años para llegar al fin a los movimientos y a las doctrinas modernas, las únicas que pueden ser un poco subversivas. Incluso en tercero, los profesores de francés se niegan en redondo a abordar los autores contemporáneos: jamás una palabra sobre los problemas de la vida real. Cuando al fin afloran, en los dos últimos cursos, los tipos están ya condicionados por toda la enseñanza anterior.<br />Michel Foucault: Un principio de lectura —en consecuencia de elección y de exclusión— respecto a lo que se dice, se hace, pasa actualmente. «De todo lo que sucede, no comprenderás, no percibirás más que lo que se ha convertido en inteligible porque ha sido cuidadosamente extraído del pasado; y, hablando con propiedad, ha sido seleccionado para hacer ininteligible el resto». Bajo las especies que se han denominado según los momentos la verdad, el hombre, la cultura, la escritura, etc., se trata siempre de conjurar lo que acontece: el suceso. Las famosas continuidades históricas tienen por función aparente explicar; los eternos «retornos» a Marx y a Freud, etc., tienen por función aparente fundamentar; en un caso como en el otro, se trata de excluir la ruptura del suceso. Hablando en términos generales, el suceso y el poder es lo que está excluido del saber tal como está organizado en nuestra sociedad. Lo cual no es extraño: el poder de clase (que determina este (que determina este <br />saber) debe mostrarse inaccesible al suceso; y el suceso en lo que tiene <br />de peligroso debe estar sometido y disuelto en la continuidad de un poder <br />de clase que no se nombra. Por el contrario, el proletariado desarrolla un <br />saber cuya finalidad es la lucha por el poder, cuyo objetivo es la manera <br />de cómo suscitar el suceso, responder a él, evitarlo, etc.; un saber absolutamente inasimilable a otro ya que está centrado en torno al poder <br />y al suceso. Por esto es preciso no hacerse ilusiones sobre la modernización de la enseñanza, sobre su apertura al mundo actual: se trata de mantener el <br />viejo sustrato tradicional del «humanismo» además de favorecer el <br />aprendizaje rápido y eficaz de un cierto número de técnicas modernas <br />hasta ahora relegadas. El humanismo garantiza el mantenimiento de la <br />organización social, la técnica permite el desarrollo de esta sociedad pero <br />en su propia perspectiva.<br />
Jean-Francois: ¿Cuál es su crítica del humanismo? ¿Y por qué valores reemplazarlo en otro sistema de transmisión de saber?<br />
Michel Foucault: Entiendo por humanismo el conjunto de discursos mediante los cuales se le dice al hombre occidental: «si bien tú no ejerces el poder, puedes sin embargo ser soberano. Aún más: cuanto más renuncies a ejercer el poder y cuanto más sometido estés a lo que se te impone, más serás soberano». El humanismo es lo que ha inventado paso a paso estas soberanías sometidas que son: el alma (soberana sobre el cuerpo, sometida a Dios), la conciencia (soberana en el orden del juicio, sometida al orden de la verdad), el individuo (soberano titular de sus derechos, sometido a las leyes de la naturaleza o a las reglas de la sociedad), la libertad fundamental (interiormente soberana, exteriormente consentidora y «adaptada a su destino»). En suma, el humanismo es todo aquello a través de lo cual se ha obstruido el deseo de poder en Occidente —prohibido querer el poder, excluida la posibilidad de tomarlo — . En el corazón del humanismo está la teoría del sujeto (en el doble sentido del <br />término). Por esto el Occidente rechaza con tanto encarnizamiento todo lo <br />que puede hacer saltar este cerrojo. Y este cerrojo puede ser atacado de <br />dos maneras. Ya sea por un «des-sometimiento» de la voluntad de poder <br />(es decir por la lucha política en tanto que lucha de clase), ya sea por un <br />trabajo de destrucción del sujeto como pseudo-soberano (es decir mediante el ataque «cultural»: supresión de tabús, de limitaciones y de separaciones sexuales; práctica de la existencia comunitaria; desinhibición respecto a la droga; ruptura de todas las prohibiciones y de todas las cadenas mediante las que se reconstruye y se reconduce la individualidad normativa. Pienso sobre esto en todas las experiencias que nuestra civilización ha rechazado o no ha admitido más que como elemento literario.<br />Jean-Francois: ¿Desde el Renacimiento?<br />Michel Foucault: Desde el derecho romano esta armazón de nuestra<br />civilización es ya una definición de la individualidad como soberanía<br />sometida. El sistema de propiedad privada implica esta concepción: el<br />propietario es el único dueño de su bien, lo usa y abusa de él, plegándose<br />al mismo tiempo al conjunto de leyes que fundamentan su propiedad. El<br />sistema romano estructuró el Estado y fundamentó la propiedad. Sometía<br />la voluntad de poder estableciendo un «derecho soberano de propiedad»<br />que no podía ser ejercido más que por los que detentaban el poder. En<br />este crucigrama se institucionalizó el humanismo.<br /></div>
vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-5625462854056838052013-10-04T17:13:00.003-07:002013-10-04T17:15:56.760-07:00Baruch Spinoza Tratado Teológico-político, 1670 <div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<h3 class="post-title entry-title" itemprop="name">
Superstición, religión y razón
</h3>
<div class="post-header">
</div>
Si los hombres pudieran conducir todos sus asuntos según un criterio
firme, o si la fortuna les fuera siempre favorable, nunca serían
víctimas de la superstición. Pero, como la urgencia de las
circunstancias les impide muchas veces emitir opinión alguna y como su
ansia desmedida de los bienes inciertos de la fortuna les hace fluctuar,
de forma lamentable y casi sin cesar, entre la esperanza y el miedo, la
mayor parte de ellos se muestran sumamente propensos a creer cualquier
cosa. Mientras dudan, el menor impulso les lleva de un lado para otro,
sobre todo cuando están obsesionados por la esperanza y el miedo; por el
contrario, cuando confían en sí mismos, son jactanciosos y engreídos.<br />
No creo que haya nadie que ignore todo esto, aunque pienso que la
mayoría se ignoran a sí mismos. Nadie, en efecto, que viva entre los
hombres, habrá dejado de observar que la mayoría de ellos, por
ignorantes que sean, cuando las cosas les van bien, poseen tal
sabiduría, que les parece injurioso que alguien pretenda darles un
consejo. En cambio, cuando las cosas les van mal, no saben a dón de
dirigirse y piden suplicantes un consejo a todo el mundo, sin que haya
ninguno tan inútil, tan absurdo o tan frívolo, que no estén dispuestos a
seguirlo. Por otra parte, el más ligero motivo les hace esperar mayores
bienes o temer mayores males. Y así, si, mientras son presas del miedo,
les ocurre ver algo que les recuerda un bien o un mal pasado, creen que
les asegura un porvenir feliz o desgraciado; y, aunque cien veces les
engañe, no por eso dejarán de considerarlo como un augurio venturoso o
funesto. Si, finalmente, presencian algo extraordinario, que les llena
de admiración, creen que se trata de un prodigio, que indica la ira de
los dioses o de la deidad suprema. De ahí que, el no aplacar con votos y
sacrificios a esa divinidad, les parece una impiedad a estos hombres,
víctimas de la superstición y contrarios a la religión, los cuales, en
consecuencia, forjan ficciones sin fin e interpretan la Naturaleza de
formas sorprendentes, cual si toda ella fuera cómplice de su delirio.<br />
Precisamente por eso, constatamos que los más aferrados a todo tipo de
superstición, son los que desean sin medida cosas inciertas; y vemos que
todos, muy especialmente cuando se hallan en peligro y no pueden
defenderse por sí mismos, imploran el divino auxilio con súplicas y
lágrimas de mujerzuelas y dicen que la razón (por ser incapaz de
mostrarles un camino seguro hacia el objeto de sus vanos deseos) es
ciega y que la sabiduría humana es vana. Por el contrario, los delirios
de la imaginación, los sueños y las necedades infantiles son, según
ellos, respuestas divinas; aún más, Dios se opone a los sabios y ha
grabado sus decretos, no en la mente, sino en las entrañas de los
animales; y son los necios, los locos y las aves los que, por
inspiración e instinto divino, los predicen. Tanto hace desvariar el
temor a los hombres.<br />
La causa que hace surgir, que conserva y que fomenta la superstición es,
pues, el miedo. Y, si aparte de lo dicho, alguien desea conocer
ejemplos concretos, he aquí el de Alejandro. Sólo comenzó a acudir a los
adivinos, movido por un sentimiento supersticioso, cuando, a las
puertas de Susa, experimentó por primera vez temor a la fortuna (véase
Quinto Curcio, lib. V, S 4). Después de su victoria sobre Darío, dejó de
consultar a los augures y adivinos, hasta que de nuevo sintió terror
ante las circunstancias adversas: abandonado por los bactrianos,
incitado al combate por los escitas e inmovilizado por una herida,
volvió de nuevo (como dice el mismo Quinto Curcio, lib. VII, S 7) a la
superstición, ese juguete del alma humana, mandando que Aristandro, a
quien había confiado su credulidad, explorara mediante sacrificios qué
rumbo tomarían los hechos. Cabría aducir muchísimos ejemplos del mismo
género, que prueban con toda claridad lo que acabamos de decir: que los
hombres sólo sucumben a la superstición, mientras sienten miedo; que
todos los objetos que han adorado alguna vez sin fundamento, no son más
que fantasmas y delirios de un alma triste y temerosa; y, finalmente,
que los adivinos sólo infunden el máximo respeto a la plebe y el máximo
temor a los reyes en los momentos más críticos para un Estado. Pero,
como pienso que todo esto es bien conocido de todos, no insistiré más en
ello.<br />
De lo que acabamos de decir sobre la causa de la superstición, se sigue
claramente que todos los hombres son por naturaleza propensos a ella,
por más que algunos piensen que la superstición se debe a que todos los
mortales tienen una idea un tanto confusa de la divinidad. Se sigue,
además, que la superstición debe ser sumamente variada e inconstante,
como todas las ilusiones de la mente y los ataques de cólera; y que,
finalmente, sólo se mantiene por la esperanza, el odio, la ira y el
engaño, ya que no tiene su origen en la razón, sino exclusivamente en la
pasión más poderosa. De ahí que, cuanto más fácil es que los hombres
sean presa de cualquier tipo de superstición, tanto más difícil es
conseguir que persistan en una misma. Aún más, como el vulgo es siempre
igualmente desdichado, en parte alguna halla descanso duradero, sino que
sólo le satisface lo que es nuevo y nunca le ha engañado.<br />
Esta inconstancia ha provocado numerosos disturbios y guerras atroces,
ya que, como consta por lo que acabamos de decir y el mismo Quinto
Curcio (lib. IV, capítulo 10) ha señalado con acierto, no hay medio más
eficaz para gobernar a la masa que la superstición. Nada extraño, pues,
que, bajo pretexto de religión, la masa sea fácilmente inducida, ora a
adorar a sus reyes como dioses, ora a execrarlos y a detestarlos como
peste universal del género humano. A fin de evitar, pues, este mal, se
ha puesto sumo esmero en adornar la religión, verdadera o falsa,
mediante un pomposo ceremonial, que le diera prestigio en todo momento y
le asegurara siempre la máxima veneración de parte de todos. Los trucos
lo han conseguido con tal perfección que hasta la discusión es tenida
por un sacrilegio, y los prejuicios, que han imbuido en sus mentes, no
dejan a la sana razón lugar alguno, ni para la simple duda.<br />
Ahora bien, el gran secreto del régimen monárquico y su máximo interés
consisten en mantener engañados a los hombres y en disfrazar, bajo el
especioso nombre de religión, el miedo con el que se los quiere
controlar, a fin de que luchen por su esclavitud, como si se tratara de
su salvación, y no consideren una ignominia, sino el máximo honor, dar
su sangre y su alma para orgullo de un solo hombre. Por el contrario, en
un estado libre no cabría imaginar ni emprender nada más desdichado, ya
que es totalmente contrario a la libertad de todos adueñarse del libre
juicio de cada cual mediante prejuicios o coaccionarlo de cualquier
forma. En cuanto a las sediciones, suscitadas so pretexto de religión,
surgen exclusivamente, porque se dan leyes sobre cuestiones teóricas y
porque las opiniones - al igual que los crímenes - son juzgadas y
condenadas como un delito. La verdad es que sus defensores y
simpatizantes no son inmolados a la salvación pública, sino tan sólo al
odio y a la crueldad de sus adversarios. Pues, si el Estado estableciera
por ley que sólo se persiguieran los actos y que las palabras fueran
impunes, ni cabría disfrazar tales sediciones de ningún tipo de derecho,
ni las controversias se transformarían en sediciones.<br />
Viendo, pues, que nos ha caído en suerte la rara dicha de vivir en un
Estado, donde se concede a todo el mundo plena libertad para opinar y
rendir culto a Dios según su propio juicio, y donde la libertad es lo
más preciado y lo más dulce, he creído hacer algo que no sería ni
ingrato ni inútil, si demostrara que esta libertad no sólo se puede
conceder sin perjuicio para la piedad y la paz del Estado, sino que,
además, sólo se la puede suprimir, suprimiendo con ella la misma paz del
Estado y la piedad. Para ello, tuve que señalar, en primer lugar, los
principales prejuicios sobre la religión, es decir, los vestigios de la
antigua esclavitud. Después, tuve que indicar también los prejuicios
acerca del derecho de las supremas potestades; son muchos, en efecto,
los que tienen la insolencia de intentar arrebatárselo y, bajo la
apariencia de religión, alejar de ellas el afecto de la masa, sujeto
todavía a la superstición pagana, a fin de que todo se derrumbe y torne a
la esclavitud. Diré con toda brevedad en qué orden están expuestas
estas ideas; pero indicaré antes los motivos que me impulsaron a
escribirlas.<br />
Me ha sorprendido muchas veces que hombres, que se glorian de profesar
la religión cristiana, es decir, el amor, la alegría, la paz, la
continencia y la fidelidad a todos, se atacaran unos a otros con tal
malevolencia y se odiaran a diario con tal crueldad, que se conoce mejor
su fe por estos últimos sentimientos que por los primeros. Tiempo ha
que las cosas han llegado a tal extremo, que ya no es posible distinguir
quién es casi nadie - si cristiano, turco, judío o pagano -, a no ser
por el vestido y por el comportamiento exterior, o porque frecuenta esta
o aquella iglesia o porque, finalmente, simpatiza con tal o cual
opinión y suele jurar en nombre de tal maestro. Por lo demás, la forma
de vida es la misma para todos. Al investigar la causa de este mal, me
he convencido plenamente de que reside en que el vulgo ha llegado a
poner la religión en considerar los ministerios eclesiásticos como
dignidades y los oficios como beneficios y en tener en alta estima a los
pastores. Pues, tan pronto se introdujo tal abuso en la iglesia, surgió
inmediatamente en los peores un ansia desmedida por ejercer oficios
religiosos, degenerando el deseo de propagar la religión divina en
sórdida avaricia y ambición. De ahí que el mismo templo degeneró en
teatro, donde no se escucha ya a doctores eclesiásticos, sino a
oradores, arrastrados por el deseo, no ya de enseñar al pueblo, sino de
atraerse su admiración, de reprender públicamente a los disidentes y de
enseñar tan sólo cosas nuevas e insólitas, que son las que más
sorprenden al vulgo. Fue, pues, inevitable que surgieran de ahí grande
controversias, envidias y odios, que ni el paso del tiempo ha logrado
suavizar.<br />
¿Nos extrañaremos, entonces, de que de la antigua religión no haya
quedado más que el culto externo (con el que el vulgo parece adular a
Dios, más bien que adorarlo) y que la fe ya no sea más que credulidad y
prejuicios? Pero unos prejuicios que transforman a los hombres
racionales en brutos, puesto que impiden que cada uno use de su libre
juicio y distinga lo verdadero de lo falso; se diría que fueron
expresamente inventados para extinguir del todo la luz del
entendimiento. ¡Dios mío!, la piedad y la religión consisten en absurdos
arcanos. Y aquellos que desprecian completamente la razón y rechazan el
entendimiento, como si estuviera corrompido por la naturaleza, son
precisamente quienes cometen la iniquidad de creerse en posesión de la
luz divina. Claro que, si tuvieran el mínimo destello de esa luz, no
desvariarían con tanta altivez, sino que aprenderían a rendir culto a
Dios con más prudencia y se distinguirían, no por el odio que ahora
tienen, sino por el amor hacia los demás; ni perseguirían tampoco con
tanta animosidad a quienes no comparten sus opiniones, sino que más bien
se compadecerían de ellos, si es que realmente temen por su salvación y
no por su propia suerte.</div>
vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-28210712003633807362013-10-04T17:08:00.004-07:002013-10-31T15:43:30.685-07:00MICHEL ONFRAY, LA COMUNIDAD FILOSóFICA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<style type="text/css">
<!--
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-->
</style>
<br />
<span style="font-family: Times New Roman, serif; font-size: large;">Introducción
Fundar</span><br />
<div dir="LTR" id="page7">
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-family: Times New Roman, serif; font-size: large;">Un jardín
nómada</span><br />
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-family: Times New Roman, serif; font-size: large;">Aspiro a un
nuevo tipo de Jardín de Epicuro, pero fuera de las paredes, ya no
sedentario, geográficamente cerrado, localizado, sino un Jardín
nómada, portátil y móvil, llevado consigo ahí donde uno esté.
Un Jardín virtual cuyos efectos sean reales. Una manera de vivir
según los principios epicúreos en el mundo y no a su lado.
Propongo una máquina de guerra que, siguiendo el principio del
caballo de Troya, entre en la ciudad para llevar a cabo su combate
de resistencia, de oposición y de vida alternativa al mundo
trivial. Así, no nos puede extrañar que con la historiografía
clásica se conozcan las tesis de Epicuro sobre la ética o la
física, el detalle de su frágil constitución fisiológica, que se
glose sobre el tetrafarmakon, que se diserte sobre sus orgías con
un pequeño bote de queso y un vaso de agua, que algunos pasen su
vida de investigadores en la filosofía preocupados por el peso de
sus átomos,¡pero que en ningún lugar aparezca una información
concreta sobre el Jardín...!Ni tanto, ni tan poco.Al noreste de
Atenas, yendo tras las huellas de ese lugar mítico,engañado por
las indicaciones de un mapa, en lugar del Jardín de Epicuro lo
único que encontré fue la plaza de una iglesia sucia con niños
que jugaban como pájaros en una jaula. Coches por todos lados, una
gran contaminación,huellas de óxido de carbono en las paredes,
establecimientos con carteles deteriorados, nada que indicara el
lugar filosófico. Queda esa idea de que estaba en las afueras, en
los suburbios, lejos del centro, del Partenón y de la Acrópolis
donde vivían los dioses, los importantes y la sombra de
Platón.Ahora bien, para mí el Jardín de Epicuro constituye lo que
Deleuze llama un personaje conceptual, una figura, una oportunidad
de filosofía y de filosofar,un concepto que reviste la misma
dignidad que el número pitagórico, la idea platónica, la épokhè
escéptica y otros clásicos de la filosofía. El Jardín: una obra
filosófica, una encarnación, una idea que se ha vuelto volumen.
Edificio epicúreo, casa conceptual o vivienda destinada a la idea,
podemos imaginar que, al igual que Malaparte, el filósofo disponía
de una casa a su semejanza.En un aspecto absoluto, todo Jardín
proviene del Tigris y del Eufrates,en Mesopotamia, donde se ubica
por primera vez un paraíso. Comprendí lo que Epicuro nombraba en
Mauritania, en un oasis, cuando tras horas de desierto, de arena, de
viento abrasador, con el cuerpo deshidratado, entré en el de
Terjit: frescor del riachuelo ondulante bajo las ramas verdes,
sombras de las palmeras, suavidad del aire, contraste con el calor
en las dunas, pureza del agua en la que uno se baña desnudo, arena
de polvo anaranjado, destellos de luz jugueteando por todos lados en
el suelo, murmullo de los insectos: la antítesis del desierto, el
remanso, la paz del cuerpo, su serenidad después de ponerse a
prueba. </span>
</div>
<div align="JUSTIFY">
<span style="font-family: Times New Roman, serif; font-size: large;">Sin
lugar a dudas, el Jardín proviene del oasis. No es de extrañar que
los caravaneros que han conducido sus rebaños de camellos y sus
caravanas a través de una hoguera encuentren bendiciones en estos
aguaderos. Antídoto contra la violencia del desierto, el oasis
ofrece un concepto que se convierte en paraíso y éste engendra el
jardín y otras comunidades ideales entre las cuales,siempre, se
hallan arquitecturas verdes, reducciones florales y vegetales de la
idea de que los hombres se forjan en los trasmundos...</span></div>
<div align="JUSTIFY">
<span style="font-family: Times New Roman, serif; font-size: large;"><b>Una
antirrepública</b></span></div>
<div align="JUSTIFY">
<span style="font-family: Times New Roman, serif; font-size: large;">De
este auténtico Jardín de Epicuro no queda nada, salvo algunos
fragmentos que nunca se reunieron realmente en algún libro o
artículo. En las obras sobre jardines, tampoco hay nada: la
genealogía mesopotámica, desde luego; en los libros de los curas y
monjes occidentales, evidentemente, algunas consi-deraciones sobre la
pareja a la inglesa/a la francesa, sin olvidar las versiones zen,
pero ningún desarrollo sobre el jardín filosófico: aquí tenemos a
Epicuro,pero también a Filodemo de Gadara, un epicúreo campaniano
que vivía en la casa de los pisones en tiempos de César, o la casa
de Erasmo, sin hablar del lugar de Petrarca...¿Qué superficie tenía
este Jardín de Epicuro? No se sabe. ¿Cuánta gente lo frecuentaba?
Se ignora. ¿A qué dedicaban su tiempo exactamente?Nadie lo puede
decir. ¿Y la arquitectura, el estilo de los edificios, su número,
su disposición? Nada ha subsistido. Siniestra paradoja: para traerlo
a la filosofía epicúrea, Lucrecio dedica su poema sublime a Memius,
el mismo que proyectó operaciones inmobiliarias sobre las ruinas del
Jardín de Epicuro, en el siglo I antes de J. C. ¡No es muy
convincente, Lucrecio!En cambio sí se sabe el precio de este Jardín:
ochenta minas. O sea,tras la conversión en un objeto equivalente de
la época, el precio de un trirreme de treinta y siete metros,
habilitado para doscientos soldados.¿Podemos imaginar el coste
extraordinario de este lugar filosófico? Epicuro no tenía fortuna
personal y dos discípulos suyos -¡gloria a Leonteo y a
Idomeneo!-financiaron el proyecto -tal como hizo Pisón para Filodemo
de Gadara en la Casa de los Papiros, en Herculano, o Mecenas para
Horacio y Virgilio. Este jardín funciona como una antirrepública de
Platón. De hecho, Jardín y República, más allá de la historia,
actúan como dos personajes históricos transhistóricos; por un
lado, la microcomunidad resistente, la sociedad que se separa de la
sociedad en la sociedad; por otro lado, la máquina, el Leviatán
alimentado por individualidades, subjetividades, particularidades que
producen una colectividad en la cual se ahogan las singularidades.
Epicuro o Platón, ¡la alternativa sigue siendo actual! Precisemos:
Platón aspira a una República que no tiene de República más que
el nombre. Lo mismo ocurre con el subtítulo de su diálogo, Acerca
de la justicia, una noción que también adquiere calidad de rehén.
Porque el filósofo del ideal ascético lo quiere todo, menos una
República justa. Aspira auna monarquía injusta, jerárquica,
totalitaria, en donde el rey-filósofo -cuando no el
filósofo-rey-disponga de plenos poderes y la clase de los
productores entregue sin rechistar las riquezas a la casta de
los gobernantes. A su vez,la clase de los militares disuade e impide
al pueblo rebelarse contra este estado de hecho. Matriz y modelo de
los gobiernos totalitarios, la República platónica también ofrece
el ideal de la razón hacia el cual tienden -cual más,cual menos-
todos los gobiernos sin excepción. Epicuro propone una comunidad
filosófica construida sobre la amistad: la filosofía no es
exclusividad del gobierno de los otros, sino de quien sólo aspira al
imperio sobre sí mismo. No un poder sobre los otros, sino una
potencia sobre la construcción de sí mismo mediante la cual también
se realiza el grupo.Los hombres se codean con las mujeres, los ricos
se mezclan con los pobres,los jóvenes frecuentan a los viejos, los
ciudadanos filosofan con los metecos,los hombres libres comparten el
tiempo y el espacio con los esclavos: no puede haber comunidad más
igualitaria y libertaria... En la República, el individuo existe por
la colectividad; en el Jardín, la comunidad sólo existe por y para
él.</span></div>
</div>
vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-47367172949089187552013-10-04T16:42:00.001-07:002013-10-04T16:42:28.795-07:00ARISTÓTELES LA POLÍTICA <div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<b><span style="font-size: large;">Capítulo I</span></b>
<br />
<div class="Titular1">
<b><span style="font-size: large;"> Origen del Estado y de la Sociedad</span></b></div>
<div class="Titular1">
<br /></div>
Todo Estado es, evidentemente, una asociación, y toda asociación
no se forma sino en vista de algún bien, puesto que los hombres, cualesquiera
que ellos sean, nunca hacen nada sino en vista de lo que les parece bueno. Es
claro, por tanto, que todas las asociaciones tienden a un bien de cierta especie,
y que el más importante de todos los bienes debe ser el objeto de la
más importante de las asociaciones, de aquella que encierra todas las
demás, y a la cual se llama precisamente Estado y asociación política.<br />
No han tenido razón, pues, los autores para afirmar que los caracteres
de rey, magistrado, padre de familia y dueño se confunden. Esto equivale
a suponer que toda la diferencia entre éstos no consiste sino en el más
y el menos, sin ser específica; que un pequeño número de
administrados constituiría el dueño, un número mayor el
padre de familia, uno más grande el magistrado o el rey; es de suponer,
en fin, que una gran familia es en absoluto un pequeño Estado. Estos
autores añaden, por lo que hace al magistrado y al rey, que el poder
del uno es personal e independiente, y que el otro es en parte jefe y en parte
súbdito, sirviéndose de las definiciones mismas de su pretendida
ciencia.<br />
Toda esta teoría es falsa; y bastará, para convencerse de ello,
adoptar en este estudio nuestro método habitual. Aquí, como en
los demás casos, conviene reducir lo compuesto a sus elementos indescomponibles,
es decir, a las más pequeñas partes del conjunto. Indagando así
cuáles son los elementos constitutivos del Estado, reconoceremos mejor
en qué difieren estos elementos, y veremos si se pueden sentar algunos
principios científicos para resolver las cuestiones de que acabamos de
hablar. En esto, como en todo, remontarse al origen de las cosas y seguir atentamente
su desenvolvimiento es el camino más seguro para la observación.<br />
Por lo pronto, es obra de la necesidad la aproximación de dos seres que
no pueden nada el uno sin el otro: me refiero a la unión de los sexos
para la reproducción. Y en esto no hay nada de arbitrario, porque lo
mismo en el hombre que en todos los demás animales y en las plantas existe
un deseo natural de querer dejar tras sí un ser formado a su imagen.<br />
La naturaleza, teniendo en cuenta la necesidad de la conservación, ha
creado a unos seres para mandar y a otros para obedecer. Ha querido que el ser
dotado de razón y de previsión mande como dueño, así
como también que el ser capaz por sus facultades corporales de ejecutar
las órdenes, obedezca como esclavo, y de esta suerte el interés
del señor y el del esclavo se confunden.<br />
La naturaleza ha fijado, por consiguiente, la condición especial de la
mujer y la del esclavo. La naturaleza no es mezquina como nuestros artistas,
y nada de lo que hace se parece a los cuchillos de Delfos fabricados por aquéllos.
En la naturaleza un ser no tiene más que un solo destino, porque los
instrumentos son más perfectos cuando sirven, no para muchos usos, sino
para uno sólo. Entre los bárbaros, la mujer y el esclavo están
en una misma línea, y la razón es muy clara; la naturaleza no
ha creado entre ellos un ser destinado a mandar, y realmente no cabe entre los
mismos otra unión que la de esclavo con esclava, y los poetas no se engañan
cuando dicen:<br />
<div class="Cita">
"Sí, el griego tiene derecho a mandar al bárbaro,"</div>
puesto que la naturaleza ha querido que bárbaro y esclavo fuesen una
misma cosa.<br />
Estas dos primeras asociaciones, la del señor y el esclavo, la del esposo
y la mujer, son las bases de la familia, y Hesíodo lo ha dicho muy bien
en este verso:<br />
<div class="Cita">
"La casa, después la mujer y el buey arador;"</div>
porque el pobre no tiene otro esclavo que el buey. Así, pues, la asociación
natural y permanente es la familia, y Corondas ha podido decir de los miembros
que la componen "que comían a la misma mesa", y Epiménides
de Creta "que se calentaban en el mismo hogar".<br />
La primera asociación de muchas familias, pero formada en virtud de relaciones
que no son cotidianas, es el pueblo, que justamente puede llamarse colonia natural
de la familia, porque los individuos que componen el pueblo, como dicen algunos
autores, "han mamado la leche de la familia", son sus hijos, "los
hijos de sus hijos". Si los primeros Estados se han visto sometidos a reyes,
y si las grandes naciones lo están aún hoy, es porque tales Estados
se formaron con elementos habituados a la autoridad real, puesto que en la familia
el de más edad es el verdadero rey, y las colonias de la familia han
seguido filialmente el ejemplo que se les había dado. Por esto, Homero
ha podido decir:<br />
<div class="Cita">
"Cada uno por separado gobierna como señor a sus
mujeres y a sus hijos."</div>
En su origen todas las familias aisladas se gobernaban de esta manera. De aquí
la común opinión según la que están los dioses sometidos
a un rey, porque todos los pueblos reconocieron en otro tiempo o reconocen aún
hoy la autoridad real, y los hombres nunca han dejado de atribuir a los dioses
sus propios hábitos, así como se los representaban a imagen suya.<br />
La asociación de muchos pueblos forma un Estado completo, que llega,
si puede decirse así, a bastarse absolutamente a sí mismo, teniendo
por origen las necesidades de la vida, y debiendo su subsistencia al hecho de
ser éstas satisfechas.<br />
Así el Estado procede siempre de la naturaleza, lo mismo que las primeras
asociaciones, cuyo fin último es aquél; porque la naturaleza de
una cosa es precisamente su fin, y lo que es cada uno de los seres cuando ha
alcanzado su completo desenvolvimiento se dice que es su naturaleza propia,
ya se trate de un hombre, de un caballo o de una familia. Puede añadirse
que este destino y este fin de los seres es para los mismos el primero de los
bienes, y bastarse a sí mismos es, a la vez, un fin y una felicidad.
De donde se concluye evidentemente que el Estado es un hecho natural, que el
hombre es un ser naturalmente sociable, y que el que vive fuera de la sociedad
por organización y no por efecto del azar es, ciertamente, o un ser degradado,
o un ser superior a la especie humana; y a él pueden aplicarse aquellas
palabras de Homero:<br />
<div class="Cita">
"Sin familia, sin leyes, sin hogar..."</div>
El hombre que fuese por naturaleza tal como lo pinta el poeta, sólo respiraría
guerra, porque sería incapaz de unirse con nadie, como sucede a las aves
de rapiña.<br />
Si el hombre es infinitamente más sociable que las abejas y que todos
los demás animales que viven en grey, es evidentemente, como he dicho
muchas veces, porque la naturaleza no hace nada en vano. Pues bien, ella concede
la palabra al hombre exclusivamente. Es verdad que la voz puede realmente expresar
la alegría y el dolor, y así no les falta a los demás animales,
porque su organización les permite sentir estas dos afecciones y comunicárselas
entre sí; pero la palabra ha sido concedida para expresar el bien y el
mal, y, por consiguiente, lo justo y lo injusto, y el hombre tiene esto de especial
entre todos los animales: que sólo él percibe el bien y el mal,
lo justo y lo injusto y todos los sentimientos del mismo orden cuya asociación
constituye precisamente la familia y el Estado.<br />
No puede ponerse en duda que el Estado está naturalmente sobre la familia
y sobre cada individuo, porque el todo es necesariamente superior a la parte,
puesto que una vez destruido el todo, ya no hay partes, no hay pies, no hay
manos, a no ser que por una pura analogía de palabras se diga una mano
de piedra, porque la mano separada del cuerpo no es ya una mano real. Las cosas
se definen en general por los actos que realizan y pueden realizar, y tan pronto
como cesa su aptitud anterior no puede decirse ya que sean las mismas; lo único
que hay es que están comprendidas bajo un mismo nombre. Lo que prueba
claramente la necesidad natural del Estado y su superioridad sobre el individuo
es que, si no se admitiera, resultaría que puede el individuo entonces
bastarse a sí mismo aislado así del todo como del resto de las
partes; pero aquel que no puede vivir en sociedad y que en medio de su independencia
no tiene necesidades, no puede ser nunca miembro del Estado; es un bruto o un
dios.<br />
La naturaleza arrastra, pues, instintivamente a todos los hombres a la asociación
política. El primero que la instituyó hizo un inmenso servicio,
porque el hombre, que cuando ha alcanzado toda la perfección posible
es el primero de los animales, es el último cuando vive sin leyes y sin
justicia. En efecto, nada hay más monstruoso que la injusticia armada.
El hombre ha recibido de la naturaleza las armas de la sabiduría y de
la virtud, que debe emplear sobre todo para combatir las malas pasiones. Sin
la virtud es el ser más perverso y más feroz, porque sólo
tiene los arrebatos brutales del amor y del hambre. La justicia es una necesidad
social, porque el derecho es la regla de vida para la asociación política,
y la decisión de lo justo es lo que constituye el derecho.<br />
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<div align="center" class="Subtitulo">
<b><span style="font-size: large;"> </span></b></div>
<div align="center" class="Subtitulo">
<b><span style="font-size: large;">Capítulo II</span></b></div>
<div class="Titular1">
<span style="font-size: large;"><b>De la esclavitud</b></span></div>
<div class="Titular1">
<br /></div>
Ahora que conocemos de una manera positiva las partes diversas de que se compone
el Estado, debemos ocuparnos ante todo del régimen económico de
las familias, puesto que el Estado se compone siempre de familias. Los elementos
de la economía doméstica son precisamente los de la familia misma,
que, para ser completa, debe comprender esclavos y hombres libres. Pero como
para darse razón de las cosas es preciso ante todo someter a examen las
partes más sencillas de las mismas, siendo las partes primitivas y simples
de la familia el señor y el esclavo, el esposo y la mujer, el padre y
los hijos, deberán estudiarse separadamente estos tres órdenes
de individuos para ver lo que es cada uno de ellos y lo que debe ser. Tenemos
primero la autoridad del señor, después la autoridad conyugal,
ya que la lengua griega no tiene palabra particular para expresar esta relación
del hombre a la mujer; y, en fin, la generación de los hijos, idea para
la que tampoco hay una palabra especial. A estos tres elementos, que acabamos
de enumerar, podría añadirse un cuarto, que ciertos autores confunden
con la administración doméstica, y que, según otros, es
cuando menos un ramo muy importante de ella: la llamada adquisición de
la propiedad, que también nosotros estudiaremos.<br />
Ocupémonos, desde luego, del señor y del esclavo, para conocer
a fondo las relaciones necesarias que los unen y ver, al mismo tiempo, si podemos
descubrir en esta materia ideas que satisfagan más que las recibidas
hoy día.<br />
Se sostiene, por una parte, que hay una ciencia, propia del señor, la
cual se confunde con la del padre de familia, con la del magistrado y con la
del rey, de que hemos hablado al principio. Otros, por lo contrario, pretenden
que el poder del señor es contra naturaleza; que la ley es la que hace
a los hombres libres y esclavos, no reconociendo la naturaleza ninguna diferencia
entre ellos; y que, por último, la esclavitud es inicua, puesto que es
obra de la violencia.<br />
Por otro lado, la propiedad es una parte integrante de la familia; y la ciencia
de la posesión forma igualmente parte de la ciencia doméstica,
puesto que sin las cosas de primera necesidad los hombres no podrían
vivir, y menos vivir dichosos. Se sigue de aquí que, así como
las demás artes necesitan, cada cual en su esfera, de instrumentos especiales
para llevar a cabo su obra, la ciencia doméstica debe tener igualmente
los suyos. Pero entre los instrumentos hay unos que son inanimados y otros que
son vivos; por ejemplo, para el patrón de una nave, el timón es
un instrumento sin vida y el marinero de proa un instrumento vivo, pues en las
artes al operario se le considera como un verdadero instrumento. Conforme al
mismo principio, puede decirse que la propiedad no es más que un instrumento
de la existencia, la riqueza una porción de instrumentos y el esclavo
una propiedad viva; sólo que el operario, en tanto que instrumento, es
el primero de todos. Si cada instrumento pudiese, en virtud de una orden recibida
o, si se quiere, adivinada, trabajar por sí mismo, como las estatuas
de Dédalo o los trípodes de Vulcano, "que se iban solos a
las reuniones de los dioses"; si las lanzaderas tejiesen por sí
mismas; si el arco tocase solo la cítara, los empresarios prescindirían
de los operarios y los señores de los esclavos. Los instrumentos propiamente
dichos son instrumentos de producción; la propiedad, por el contrario,
es simplemente para el uso. Así, la lanzadera produce algo más
que el uso que se hace de ella; pero un vestido, una cama, sólo sirven
para este uso. Además, como la producción y el uso difieren específicamente,
y estas dos cosas tienen instrumentos que son propios de cada una, es preciso
que entre los instrumentos de que se sirven haya una diferencia análoga.
La vida es el uso y no la producción de las cosas, y el esclavo sólo
sirve para facilitar estos actos que se refieren al uso. Propiedad es una palabra
que es preciso entender como se entiende la palabra parte: la parte no sólo
es parte de un todo, sino que pertenece de una manera absoluta a una cosa distinta
de ella misma. Lo mismo sucede con la propiedad; el señor es simplemente
señor del esclavo, pero no depende esencialmente de él; el esclavo,
por lo contrario, no es sólo esclavo del señor, sino que depende
de éste absolutamente. Esto prueba claramente lo que el esclavo es en
sí y lo que puede ser. El que por una ley natural no se pertenece a sí
mismo, sino que, no obstante ser hombre, pertenece a otro, es naturalmente esclavo.
Es hombre de otro el que, en tanto que hombre, se convierte en una propiedad,
y como propiedad es un instrumento de uso y completamente individual.<br />
Es preciso ver ahora si hay hombres que sean tales por naturaleza o si no existen,
y si, sea de esto lo que quiera, es justo y útil el ser esclavo, o bien
si toda esclavitud es un hecho contrario a la naturaleza. La razón y
los hechos pueden resolver fácilmente estas cuestiones. La autoridad
y la obediencia no son sólo cosas necesarias, sino que son eminentemente
útiles. Algunos seres, desde el momento en que nacen, están destinados,
unos a obedecer, otros a mandar; aunque en grados muy diversos en ambos casos.
La autoridad se enaltece y se mejora tanto cuanto lo hacen los seres que la
ejercen o a quienes ella rige. La autoridad vale más en los hombres que
en los animales, porque la perfección de la obra está siempre
en razón directa de la perfección de los obreros, y una obra se
realiza dondequiera que se hallan la autoridad y la obediencia. Estos dos elementos,
la obediencia y la autoridad, se encuentran en todo conjunto formado de muchas
cosas que conspiren a un resultado común, aunque por otra parte estén
separadas o juntas. Esta es una condición que la naturaleza impone a
todos los seres animados, y algunos rastros de este principio podrían
fácilmente descubrirse en los objetos sin vida: tal es, por ejemplo,
la armonía en los sonidos. Pero el ocuparnos de esto nos separaría
demasiado de nuestro asunto.<br />
Por lo pronto, el ser vivo se compone de un alma y de un cuerpo, hechos naturalmente
aquélla para mandar y éste para obedecer. Por lo menos así
lo proclama la voz de la naturaleza, que importa estudiar en los seres desenvueltos
según sus leyes regulares y no en los seres degradados. Este predominio
del alma es evidente en el hombre perfectamente sano de espíritu y de
cuerpo, único que debemos examinar aquí. En los hombres corruptos,
o dispuestos a serlo, el cuerpo parece dominar a veces como soberano sobre el
alma, precisamente porque su desenvolvimiento irregular es completamente contrario
a la naturaleza. Es preciso, repito, reconocer ante todo en el ser vivo la existencia
de una autoridad semejante a la vez a la de un señor y a la de un magistrado;
el alma manda al cuerpo como un dueño a su esclavo, y la razón
manda al instinto como un magistrado, como un rey; porque, evidentemente, no
puede negarse que no sea natural y bueno para el cuerpo el obedecer al alma,
y para la parte sensible de nuestro ser el obedecer a la razón y a la
parte inteligente. La igualdad o la dislocación del poder, que se muestra
entre estos diversos elementos, sería igualmente funesta para todos ellos.
Lo mismo sucede entre el hombre y los demás animales: los animales domesticados
valen naturalmente más que los animales salvajes, siendo para ellos una
gran ventaja, si se considera su propia seguridad, el estar sometidos al hombre.
Por otra parte, la relación de los sexos es análoga; el uno es
superior al otro; éste está hecho para mandar, aquél para
obedecer.<br />
Esta es también la ley general que debe necesariamente regir entre los
hombres. Cuando es un inferior a sus semejantes, tanto como lo son el cuerpo
respecto del alma y el bruto respecto del hombre, y tal que es la condición
de todos aquellos en quienes el empleo de las fuerzas corporales es el mejor
y único partido que puede sacarse de su ser, se es esclavo por naturaleza.
Estos hombres, así como los demás seres de que acabamos de hablar,
no pueden hacer cosa mejor que someterse a la autoridad de un señor;
porque es esclavo por naturaleza el que puede entregarse a otro; y lo que precisamente
le obliga a hacerse de otro es el no poder llegar a comprender la razón
sino cuando otro se la muestra, pero sin poseerla en sí mismo. Los demás
animales no pueden ni aun comprender la razón, y obedecen ciegamente
a sus impresiones. Por lo demás, la utilidad de los animales domesticados
y la de los esclavos son poco más o menos del mismo género. Unos
y otros nos ayudan con el auxilio de sus fuerzas corporales a satisfacer las
necesidades de nuestra existencia. La naturaleza misma lo quiere así,
puesto que hace los cuerpos de los hombres libres diferentes de los de los esclavos,
dando a éstos el vigor necesario para las obras penosas de la sociedad,
y haciendo, por lo contrario, a los primeros incapaces de doblar su erguido
cuerpo para dedicarse a trabajos duros, y destinándolos solamente a las
funciones de la vida civil, repartida para ellos entre las ocupaciones de la
guerra y las de la paz.<br />
Muchas veces sucede lo contrario, convengo en ello; y así los hay que
no tienen de hombres libres más que el cuerpo, como otros sólo
tienen de tales el alma. Pero lo cierto es que si los hombres fuesen siempre
diferentes unos de otros por su apariencia corporal, como lo son las imágenes
de los dioses, se convendría unánimemente en que los menos hermosos
deben ser los esclavos de los otros; y si esto es cierto, hablando del cuerpo,
con más razón lo sería hablando del alma; pero es más
difícil conocer la belleza del alma que la del cuerpo.<br />
Sea de esto lo que quiera, es evidente que los unos son naturalmente libres
y los otros naturalmente esclavos; y que para estos últimos es la esclavitud
tan útil como justa.<br />
Por lo demás, difícilmente podría negarse que la opinión
contraria encierra alguna verdad. La idea de esclavitud puede entenderse de
dos maneras. Puede uno ser reducido a esclavitud y permanecer en ella por la
ley, siendo esta ley una convención en virtud de la que el vencido en
la guerra se reconoce como propiedad del vencedor; derecho que muchos legistas
consideran ilegal, y como tal lo estiman muchas veces los oradores políticos,
porque es horrible, según ellos, que el más fuerte, sólo
porque puede emplear la violencia, haga de su víctima un súbdito
y un esclavo.<br />
Estas dos opiniones opuestas son sostenidas igualmente por hombres sabios. La
causa de este disentimiento y de los motivos alegados por una y otra parte es
que la virtud tiene derecho, como medio de acción, de usar hasta de la
violencia, y que la Victoria supone siempre una superioridad laudable en ciertos
conceptos. Es posible creer, por tanto, que la fuerza jamás está
exenta de todo mérito, y que aquí toda la cuestión estriba
realmente sobre la noción del derecho, colocado por los unos en la benevolencia
y la humanidad y por los otros en la dominación del más fuerte.
Pero estas dos argumentaciones contrarias son en sí igualmente débiles
y falsas; porque podría creerse, en vista de ambas, tomadas separadamente,
que el derecho de mandar como señor no pertenece a la superioridad del
mérito.<br />
Hay gentes que, preocupadas con lo que creen un derecho, y una ley tiene siempre
las apariencias del derecho, suponen que la esclavitud es justa cuando resulta
del hecho de la guerra. Pero se incurre en una contradicción; porque
el principio de la guerra misma puede ser injusto, y jamás se llamará
esclavo al que no merezca serlo; de otra manera, los hombres de más elevado
nacimiento podrían parar en esclavos, hasta por efecto del hecho de otros
esclavos, porque podrían ser vendidos como prisioneros de guerra. Y así,
los partidarios de esta opinión tienen el cuidado de aplicar este nombre
de esclavos sólo a los bárbaros, no admitiéndose para los
de su propia nación. Esto equivale a averiguar lo que se llama esclavitud
natural; y esto es, precisamente, lo que hemos preguntado desde el principio.<br />
Es necesario convenir en que ciertos hombres serían esclavos en todas
partes, y que otros no podrían serlo en ninguna. Lo mismo sucede con
la nobleza: las personas de que acabamos de hablar se creen nobles, no sólo
en su patria, sino en todas partes; pero, por el contrario, en su opinión
los bárbaros sólo pueden serlo allá entre ellos; suponen,
pues, que tal raza es en absoluto libre y noble, y que tal otra sólo
lo es condicionalmente. Así, la Helena de Teodectes exclama:<br />
<div class="Cita">
"¿Quién tendría el atrevimiento de
llamarme esclava descendiendo yo por todos lados de la raza de los dioses?"</div>
Esta opinión viene, precisamente, a asentar sobre la superioridad y la
inferioridad naturales la diferencia entre el hombre libre y el esclavo, entre
la nobleza y el estado llano. Equivale a creer que de padres distinguidos salen
hijos distinguidos, del mismo modo que un hombre produce un hombre y que un
animal produce un animal. Pero cierto es que la naturaleza muchas veces quiere
hacerlo, pero no puede.<br />
Con razón se puede suscitar esta cuestión y sostener que hay esclavos
y hombres libres que lo son por obra de la naturaleza; se puede sostener que
esta distinción subsiste realmente siempre que es útil al uno
el servir como esclavo y al otro el reinar como señor; se puede sostener,
en fin, que es justa, y que cada uno debe, según las exigencias de la
naturaleza, ejercer el poder o someterse a él. Por consiguiente, la autoridad
del señor sobre el esclavo es a la par justa y útil; lo cual no
impide que el abuso de esta autoridad pueda ser funesto a ambos. Y así,
entre el dueño y el esclavo, cuando es la naturaleza la que los ha hecho
tales, existe un interés común, una recíproca benevolencia;
sucediendo todo lo contrario cuando la ley y la fuerza por sí solas han
hecho al uno señor y al otro esclavo.<br />
Esto muestra con mayor evidencia que el poder del señor y el del magistrado
son muy distintos, y que, a pesar de lo que se ha dicho, todas las autoridades
no se confunden en una sola: la una recae sobre hombres libres, la otra sobre
esclavos por naturaleza; la una, la autoridad doméstica, pertenece a
uno sólo, porque toda familia es gobernada por un solo jefe; la otra,
la del magistrado, sólo recae sobre hombres libres e iguales. Uno es
señor, no porque sepa mandar, sino porque tiene cierta naturaleza: y
por distinciones semejantes es uno esclavo o libre. Pero sería posible
educar a los señores en la ciencia que deben practicar ni más
ni menos que a los esclavos, y en Siracusa ya se ha practicado esto último,
pues por dinero se instruía allí a los niños, que estaban
en esclavitud, en todos los pormenores del servicio doméstico. Podríase
muy bien extender sus conocimientos y enseñarles ciertas artes, como
la de preparar las viandas o cualquiera otra de este género, puesto que
unos servicios son más estimados o más necesarios que otros, y
que, como dice el proverbio, hay diferencia de esclavo a esclavo y de señor
a señor. Todos estos aprendizajes constituyen la ciencia de los esclavos.
Saber emplear a los esclavos constituye la ciencia del señor, que lo
es, no tanto porque posee esclavos, cuanto porque se sirve de ellos. Esta ciencia,
en verdad, no es muy extensa ni tampoco muy elevada; consiste tan sólo
en saber mandar lo que los esclavos deben saber hacer. Y así tan pronto
como puede el señor ahorrarse este trabajo, cede su puesto a un mayordomo
para consagrarse él a la vida política o a la filosofía.<br />
La ciencia del modo de adquirir, de la adquisición natural y justa, es
muy diferente de las otras dos de que acabamos de hablar; ella participa algo
de la guerra y de la caza.<br />
No necesitamos extendernos más sobre lo que teníamos que decir
del señor y del esclavo.<br />
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<div align="center" class="Subtitulo">
<b><span style="font-size: large;">Capítulo III</span></b></div>
<div class="Titular1">
<b><span style="font-size: large;"> De la adquisición de los bienes</span></b></div>
<div class="Titular1">
<br /></div>
Puesto que el esclavo forma parte de la propiedad, vamos a estudiar, siguiendo
nuestro método acostumbrado, la propiedad en general y la adquisición
de los bienes.<br />
La primera cuestión que debemos resolver es si la ciencia de adquirir
es la misma que la ciencia doméstica, o si es una rama de ella o sólo
una ciencia auxiliar. Si no es más que esto último, ¿lo
será al modo que el arte de hacer lanzaderas es un auxiliar del arte
de tejer? ¿o como el arte de fundir metales sirve para el arte del estatuario?
Los servicios de estas dos artes subsidiarias son realmente muy distintos: lo
que suministra la primera es el instrumento, mientras que la segunda suministra
la materia. Entiendo por materia la sustancia que sirve para fabricar un objeto;
por ejemplo, la lana de que se sirve el fabricante, el metal que emplea el estatuario.
Esto prueba que la adquisición de los bienes no se confunde con la administración
doméstica, puesto que la una emplea lo que la otra suministra. ¿A
quién sino a la administración doméstica pertenece usar
lo que constituye el patrimonio de la familia?<br />
Resta saber si la adquisición de las cosas es una rama de esta administración,
o si es una ciencia aparte. Por lo pronto, si el que posee esta ciencia debe
conocer las fuentes de la riqueza y de la propiedad, es preciso convenir en
que la propiedad y la riqueza abrazan objetos muy diversos. En primer lugar,
puede preguntarse si el arte de la agricultura, y en general la busca y adquisición
de alimentos, están comprendidas en la adquisición de bienes,
o si forman un modo especial de adquirir. Los modos de alimentación son
extremadamente variados, y de aquí esta multiplicidad de géneros
de vida en el hombre y en los animales, ninguno de los cuales puede subsistir
sin alimentos; variaciones que son, precisamente, las que diversifican la existencia
de los animales. En el estado salvaje unos viven en grupos, otros en el aislamiento,
según lo exige el interés de su subsistencia, porque unos son
carnívoros, otros frugívoros y otros omnívoros. Para facilitar
la busca y elección de alimentos es para lo que la naturaleza les ha
destinado a un género especial de vida. La vida de los carnívoros
y la de los frugívoros difieren precisamente en que no gustan por instinto
del mismo alimento, y en que los de cada una de estas clases tienen gustos particulares.<br />
Otro tanto puede decirse de los hombres, no siendo menos diversos sus modos
de existencia. Unos, viviendo en una absoluta ociosidad, son nómadas
que sin pena y sin trabajo se alimentan de la carne de los animales que crían.
Sólo que, viéndose precisados sus ganados a mudar de pastos, y
ellos a seguirlos, es como si cultivaran un campo vivo. Otros subsisten con
aquello de que hacen presa, pero no del mismo modo todos; pues unos viven del
pillaje y otros de la pesca, cuando habitan en las orillas de los estanques
o de los lagos, o en las orillas de los ríos o del mar, y otros cazan
las aves y los animales bravíos. Pero los más de los hombres viven
del cultivo de la tierra y de sus frutos.<br />
Estos son, poco más o menos, todos los modos de existencia, en que el
hombre sólo tiene necesidad de prestar su trabajo personal, sin acudir,
para atender a su subsistencia, al cambio ni al comercio: nómada, agricultor,
bandolero, pescador o cazador. Hay pueblos que viven cómodamente combinando
estos diversos modos de vivir y tomando del uno lo necesario para llenar los
vacíos del otro: son a la vez nómadas y salteadores, cultivadores
y cazadores, y lo mismo sucede con los demás que abrazan el género
de vida que la necesidad les impone.<br />
Como puede verse, la naturaleza concede esta posesión de los alimentos
a los animales a seguida de su nacimiento, y también cuando llegan a
alcanzar todo su desarrollo. Ciertos animales en el momento mismo de la generación
producen para el nacido el alimento que habrá de necesitar hasta encontrarse
en estado de procurárselo por sí mismo. En este caso se encuentran
los vermíparos y los ovíparos. Los vivíparos llevan en
sí mismos, durante un cierto tiempo, los alimentos de los recién
nacidos, pues no otra cosa es lo que se llama leche. Esta posesión de
alimentos tiene igualmente lugar cuando los animales han llegado a su completo
desarrollo, y debe creerse que las plantas están hechas para los animales,
y los animales para el hombre. Domesticados, le prestan servicios y le alimentan;
bravíos, contribuyen, si no todos, la mayor parte, a su subsistencia
y a satisfacer sus diversas necesidades, suministrándole vestidos y otros
recursos. Si la naturaleza nada hace incompleto, si nada hace en vano es de
necesidad que haya creado todo esto para el hombre.<br />
La guerra misma es, en cierto modo, un medio natural de adquirir, puesto que
comprende la caza de los animales bravíos y de aquellos hombres que,
nacidos para obedecer, se niegan a someterse; es una guerra que la naturaleza
misma ha hecho legítima.<br />
He aquí, pues, un modo de adquisición natural que forma parte
de la economía doméstica, la cual debe encontrárselo formado
o procurárselo, so pena de no poder reunir los medios indispensables
de subsistencia, sin los cuales no se formarían ni la asociación
del Estado ni la asociación de la familia. En esto consiste, si puede
decirse así, la única riqueza verdadera, y todo lo que el bienestar
puede aprovechar de este género de adquisiciones está bien lejos
de ser ilimitado, como poéticamente pretende Solón:<br />
<div class="Cita">
"El hombre puede aumentar ilimitadamente sus riquezas."</div>
Sucede todo lo contrario, pues en esto hay un límite como lo hay en todas
las demás artes. En efecto, no hay arte cuyos instrumentos no sean limitados
en número y extensión; y la riqueza no es más que la abundancia
de los instrumentos domésticos y sociales.<br />
Existe, por tanto, evidentemente un modo de adquisición natural, que
es común a los jefes de familia y a los jefes de los Estados. Ya hemos
visto cuáles eran sus fuentes.<br />
Resta ahora este otro género de adquisición que se llama, más
particularmente y con razón, la adquisición de bienes, y respecto
de la cual podría creerse que la fortuna y la propiedad pueden aumentarse
indefinidamente. La semejanza de este segundo modo de adquisición con
el primero es causa de que ordinariamente no se vea en ambos más que
un solo y mismo objeto. El hecho es que ellos no son ni idénticos, ni
muy diferentes; el primero, es natural, el otro no procede de la naturaleza,
sino que es más bien el producto del arte y de la experiencia. Demos
aquí principio a su estudio.<br />
Toda propiedad tiene dos usos que le pertenecen esencialmente, aunque no de
la misma manera: el uno es especial a la cosa, el otro no lo es. Un zapato puede
a la vez servir para calzar el pie o para verificar un cambio. Por lo menos
puede hacerse de él este doble uso. El que cambia un zapato por dinero
o por alimentos, con otro que tiene necesidad de él, emplea bien este
zapato en tanto que tal, pero no según su propio uso, porque no había
sido hecho para el cambio. Otro tanto diré de todas las demás
propiedades; pues el cambio, efectivamente, puede aplicarse a todas, puesto
que ha nacido primitivamente entre los hombres de la abundancia en un punto
y de la escasez en otro de las cosas necesarias para la vida. Es demasiado claro
que en este sentido la venta no forma en manera alguna parte de la adquisición
natural. En su origen, el cambio no se extendía más allá
de las primeras necesidades, y es ciertamente inútil en la primera asociación,
la de la familia. Para que nazca es preciso que el círculo de la asociación
sea más extenso. En el seno de la familia todo era común; separados
algunos miembros, se crearon nuevas sociedades para fines no menos numerosos,
pero diferentes que los de las primeras, y esto debió necesariamente
dar origen al cambio. Este es el único cambio que conocen muchas naciones
bárbaras, el cual no se extiende a más que al trueque de las cosas
indispensables; como, por ejemplo, el vino que se da a cambio de trigo.<br />
Este género de cambio es perfectamente natural, y no es, a decir verdad,
un modo de adquisición, puesto que no tiene otro objeto que proveer a
la satisfacción de nuestras necesidades naturales. Sin embargo, aquí
es donde puede encontrarse lógicamente el origen de la riqueza. A medida
que estas relaciones de auxilios mutuos se transformaron, desenvolviéndose
mediante la importación de los objetos de que se carecía y la
exportación de aquellos que abundaban, la necesidad introdujo el uso
de la moneda, porque las cosas indispensables a la vida son naturalmente difíciles
de transportar.<br />
Se convino en dar y recibir en los cambios una materia que, además de
ser útil por sí misma, fuese fácilmente manejable en los
usos habituales de la vida; y así se tomaron el hierro, por ejemplo,
la plata, u otra sustancia análoga, cuya dimensión y cuyo peso
se fijaron desde luego, y después, para evitar la molestia de continuas
rectificaciones, se las marcó con un sello particular, que es el signo
de su valor. Con la moneda, originada por los primeros cambios indispensables,
nació igualmente la venta, otra forma de adquisición excesivamente
sencilla en el origen, pero perfeccionada bien pronto por la experiencia, que
reveló cómo la circulación de los objetos podía
ser origen y fuente de ganancias considerables. He aquí cómo,
al parecer, la ciencia de adquirir tiene principalmente por objeto el dinero,
y cómo su fin principal es el de descubrir los medios de multiplicar
los bienes, porque ella debe crear la riqueza y la opulencia. Esta es la causa
de que se suponga muchas veces que la opulencia consiste en la abundancia de
dinero, como que sobre el dinero giran las adquisiciones y las ventas; y, sin
embargo, este dinero no es en sí mismo más que una cosa absolutamente
vana, no teniendo otro valor que el que le da la ley, no la naturaleza, puesto
que una modificación en las convenciones que tienen lugar entre los que
se sirven de él, puede disminuir completamente su estimación y
hacerle del todo incapaz para satisfacer ninguna de nuestras necesidades. En
efecto, ¿no puede suceder que un hombre, a pesar de todo su dinero, carezca
de los objetos de primera necesidad?, y ¿no es una riqueza ridícula
aquella cuya abundancia no impide que el que la posee se muera de hambre? Es
como el Midas de la mitología, que, llevado de su codicia desenfrenada,
hizo convertir en oro todos los manjares de su mesa.<br />
Así que con mucha razón los hombres sensatos se preguntan si la
opulencia y el origen de la riqueza están en otra parte, y ciertamente
la riqueza y la adquisición naturales, objeto de la ciencia doméstica,
son una cosa muy distinta. El comercio produce bienes, no de una manera absoluta,
sino mediante la conducción aquí y allá de objetos que
son precisos por sí mismos. El dinero es el que parece preocupar al comercio,
porque el dinero es el elemento y el fin de sus cambios; y la fortuna que nace
de esta nueva rama de adquisición parece no tener realmente ningún
límite. La medicina aspira a multiplicar sus curas hasta el infinito,
y como ella todas las artes colocan en el infinito el fin a que aspiran y pretenden
alcanzarlo empleando todas sus fuerzas. Pero, por lo menos, los medios que les
conducen a su fin especial son limitados, y este fin mismo sirve a todas de
límite. Lejos de esto, la adquisición comercial no tiene por fin
el objeto que se propone, puesto que su fin es precisamente una opulencia y
una riqueza indefinidas. Pero si el arte de esta riqueza no tiene límites,
la ciencia doméstica los tiene, porque su objeto es muy diferente. Y
así podría creerse, a primera vista, que toda riqueza, sin excepción,
tiene necesariamente límites. Pero ahí están los hechos
para probarnos lo contrario: todos los negociantes ven acrecentarse su dinero
sin traba ni término.<br />
Estas dos especies de adquisición tan diferentes emplean el mismo capital
a que ambas aspiran, aunque con miras muy distintas, pues que la una tiene por
objeto el acrecentamiento indefinido del dinero y la otra otro muy diverso.
Esta semejanza ha hecho creer a muchos que la ciencia doméstica tiene
igualmente la misma extensión, y están firmemente persuadidos
de que es preciso a todo trance conservar o aumentar hasta el infinito la suma
de dinero que se posee. Para llegar a conseguirlo, es preciso preocuparse únicamente
del cuidado de vivir, sin curarse de vivir como se debe. No teniendo límites
el deseo de la vida, se ve uno directamente arrastrado a desear, para satisfacerle,
medios que no tiene. Los mismos que se proponen vivir moderadamente, corren
también en busca de goces corporales, y como la propiedad parece asegurar
estos goces, todo el cuidado de los hombres se dirige a amontonar bienes, de
donde nace esta segunda rama de adquisición de que hablo. Teniendo el
placer necesidad absoluta de una excesiva abundancia, se buscan todos los medios
que pueden procurarla. Cuando no se pueden conseguir éstos con adquisiciones
naturales, se acude a otras, y aplica uno sus facultades a usos a que no estaban
destinadas por la naturaleza. Y así, el agenciar dinero no es el objeto
del valor, que sólo debe darnos una varonil seguridad; tampoco es el
objeto del arte militar ni de la medicina, que deben darnos, aquél la
victoria, ésta la salud; y, sin embargo, todas estas profesiones se ven
convertidas en un negocio de dinero, como si fuera éste su fin propio,
y como si todo debiese tender a él.<br />
Esto es lo que tenía que decir sobre los diversos medios de adquirir
lo superfluo; habiendo hecho ver lo que son estos medios y cómo pueden
convertirse para nosotros en una necesidad real. En cuanto al arte que tiene
por objeto la riqueza verdadera y necesaria, he demostrado que era completamente
diferente del otro, y que no es más que la economía natural, ocupada
únicamente con el cuidado de las subsistencias; arte que, lejos de ser
infinito como el otro, tiene, por el contrario, límites positivos.<br />
Esto hace perfectamente clara la cuestión que al principio proponíamos;
a saber, si la adquisición de los bienes es o no asunto propio del jefe
de familia y del jefe del Estado. Ciertamente, es indispensable suponer siempre
la preexistencia de estos bienes. Así como la política no hace
a los hombres, sino que los toma como la naturaleza se los da y se limita a
servirse de ellos, en igual forma a la naturaleza toca suministrarnos los primeros
alimentos que proceden de la tierra, del mar o de cualquier otro origen, y después
queda a cargo del jefe de familia disponer de estos dones como convenga hacerlo;
así como el fabricante no crea la lana, pero debe saber emplearla, distinguir
sus cualidades y sus defectos y conocer la que puede o no servir.<br />
También podría preguntarse cómo es que mientras la adquisición
de bienes forma parte del gobierno doméstico, no sucede lo mismo con
la medicina, puesto que los miembros de la familia necesitan tanto la salud
como el alimento o cualquier otro objeto indispensable para la vida. He aquí
la razón: si por una parte el jefe de familia y el jefe del Estado deben
ocuparse de la salud de sus administrados, por otra parte este cuidado compete,
no a ellos, sino al médico. De igual modo lo relativo a los bienes de
la familia bajo cierto punto compete a su jefe, pero bajo otro no, pues no es
él y sí la naturaleza quien debe suministrarlos. A la naturaleza,
repito, compete exclusivamente dar la primera materia. A la misma corresponde
asegurar el alimento al ser que ha creado, pues en efecto, todo ser recibe los
primeros alimentos del que le transmite la vida; y he aquí por qué
los frutos y los animales forman una riqueza natural, que todos los hombres
saben explotar.<br />
Siendo doble la adquisición de los bienes, como hemos visto, es decir,
comercial y doméstica, ésta necesaria y con razón estimada,
y aquélla con no menos motivo despreciada, por no ser natural y sí
sólo resultado del tráfico, hay fundado motivo para execrar la
usura, porque es un modo de adquisición nacido del dinero mismo, al cual
no se da el destino para que fue creado. El dinero sólo debía
servir para el cambio, y el interés que de él se saca, le multiplica,
como lo indica claramente el nombre que le da la lengua griega. Los padres,
en este caso, son absolutamente semejantes a los hijos. El interés es
dinero producido por el dinero mismo; y de todas las adquisiciones es esta la
más contraria a la naturaleza.<br />
<div align="center" class="Subtitulo">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5784612080991113374" name="C4"></a><span style="font-size: large;"><b>Capítulo IV</b></span></div>
<div class="Titular1">
<span style="font-size: large;"><b> Consideración práctica sobre la adquisición
de los bienes</b></span></div>
<div class="Titular1">
<br /></div>
De la ciencia, que suficientemente hemos desenvuelto, pasemos ahora a hacer
algunas consideraciones sobre la práctica. En todos los asuntos de esta
naturaleza un campo libre se abre a la teoría; pero la aplicación
tiene sus necesidades.<br />
Los ramos prácticos de la riqueza consisten en conocer a fondo el género,
el lugar y el ejemplo de los productos que más prometan; en saber, por
ejemplo, si debe uno dedicarse a la cría de caballos, o de ganado vacuno,
o del lanar, o de cualesquiera otros animales, teniendo el acierto de escoger
hábilmente las especies que sean más provechosas según
las localidades; porque no todas prosperan indistintamente en todas partes.
La práctica consiste también en conocer la agricultura y las tierras
que deben tener arbolado, y aquellas en que no conviene; se ocupa, en fin, con
cuidado de las abejas y de todos los animales volátiles y acuáticos
que pueden ofrecer algunas ventajas. Tales son los primeros elementos de la
riqueza propiamente dicha.<br />
En cuanto a la riqueza que produce el cambio, su elemento principal es el comercio,
que se divide en tres ramas diversamente lucrativas: comercio marítimo,
comercio terrestre y comercio al por menor. Después entra en segundo
lugar el préstamo a interés, y, en fin, el salario, que puede
aplicarse a obras mecánicas, o bien a trabajos puramente corporales para
hacer cosas en que no intervienen los operarios más que con sus brazos.<br />
Hay un tercer género de riqueza, que está entre la riqueza natural
y la procedente del cambio, que participa de la naturaleza de ambas y procede
de todos aquellos productos de la tierra que, no obstante no ser frutos, no
por eso dejan de tener su utilidad: es la explotación de los bosques
y la de las minas, que son de tantas clases como los metales que se sacan del
seno de la tierra.<br />
Estas generalidades deben bastarnos. Entrar en pormenores especiales y precisos
puede ser útil a cada una de las industrias en particular; mas para nosotros
sería un trabajo impertinente. Entre los oficios, los más elevados
son aquellos en que interviene menos el azar; los más mecánicos
los que desfiguran el cuerpo más que los demás; los más
serviles los que más ocupan; los más degradados, en fin, los que
requieren menos inteligencia y mérito.<br />
Algunos autores han profundizado estas diversas materias. Cares de Paros y Apolodoro
de Lemnos, por ejemplo, se han ocupado del cultivo de los campos y de los bosques.
Las demás cosas han sido tratadas en otras obras, que podrán estudiar
los que tengan interés en estas materias. También deberán
recoger las tradiciones esparcidas sobre los medios que han conducido a algunas
personas a adquirir fortuna. Todas estas enseñanzas son provechosas para
los que a su vez aspiren a conseguir lo mismo. Citaré lo que se refiere
a Tales de Mileto, a propósito de una especulación lucrativa que
le dio un crédito singular, honor debido sin duda a su saber, pero que
está al alcance de todo el mundo. Gracias a sus conocimientos en astronomía
pudo presumir, desde el invierno, que la recolección próxima de
aceite sería abundante, y al intento de responder a algunos cargos que
se le hacían por su pobreza, de la cual no había podido librarle
su inútil filosofía, empleó el poco dinero que poseía
en darlo en garantía para el arriendo de todas las prensas de Mileto
y de Quíos; y las obtuvo baratas, porque no hubo otros licitadores. Pero
cuando llegó el tiempo oportuno, las prensas eran buscadas de repente
por un crecido número de cultivadores, y él se las subarrendó
al precio que quiso. La utilidad fue grande; y Tales probó por esta acertada
especulación que los filósofos, cuando quieren, saben fácilmente
enriquecerse, por más que no sea este el objeto de su atención.
Se refiere esto como muestra de un grande ejemplo de habilidad de parte de Tales;
pero, repito, esta especulación pertenece en general a todos los que
están en posición de constituir en su favor un monopolio. También
hay Estados que en momentos de apuro han acudido a este arbitrio, atribuyéndose
el monopolio general de todas las ventas. En Sicilia un particular empleó
las cantidades que se le habían dado en depósito en la compra
de todo el hierro que había en las herrerías, y luego, cuando
más tarde llegaban los negociantes de distintos puntos, como era el único
vendedor de hierro, sin aumentar excesivamente el precio, lo vendía sacando
cien talentos de cincuenta. Informado de ello Dionisio, le desterró de
Siracusa, por haber ideado una operación perjudicial a los intereses
del príncipe, aunque permitiéndole llevar consigo toda su fortuna.
Esta especulación, sin embargo, es en el fondo la misma que la de Tales;
ambos supieron crear un monopolio. Conviene a todos, y también a los
jefes de los Estados, tener conocimiento de tales recursos. Muchos gobiernos
tienen necesidad, como las familias, de emplear estos medios para enriquecerse;
y podría decirse que muchos gobernantes creen que sólo de esta
parte de la gobernación deben ocuparse.<br />
<div align="center" class="Subtitulo">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5784612080991113374" name="C5"></a><span style="font-size: large;"><b>Capítulo V</b></span></div>
<div class="Titular1">
<span style="font-size: large;"><b> Del poder doméstico</b></span></div>
<div class="Titular1">
<br /></div>
Ya hemos dicho que la administración de la familia descansa en tres clases
de poder: el del señor, de que hablamos antes, el del padre y el del
esposo. Se manda a la mujer y a los hijos como a seres igualmente libres, pero
sometidos, sin embargo, a una autoridad diferente, que es republicana respecto
de la primera, y regia respecto de los segundos. El hombre, salvas algunas excepciones
contrarias a la naturaleza, es el llamado a mandar más bien que la mujer,
así como el ser de más edad y de mejores cualidades es el llamado
a mandar al más joven y aún incompleto. En la constitución
republicana se pasa de ordinario alternativamente de la obediencia al ejercicio
de la autoridad, porque en ella todos los miembros deben ser naturalmente iguales
y semejantes en todo; lo cual no impide que se intente distinguir la posición
diferente del jefe y del subordinado, mientras dure, valiéndose ya de
un signo exterior, ya de ciertas denominaciones o distinciones honoríficas.
Esto mismo pensaba Amasis cuando refería la historia de su aljofaina.
La relación del hombre y la mujer es siempre tal como acabo de decir.
La autoridad del padre sobre sus hijos es, por el contrario, completamente regia;
las afecciones y la edad dan el poder a los padres lo mismo que a los reyes,
y cuando Homero llama a Júpiter<br />
<div class="Cita">
"Padre inmortal de los hombres y de los dioses,"</div>
tiene razón en añadir que es también rey de ellos, porque
un rey debe a la vez ser superior a sus súbditos por sus facultades naturales,
y ser, sin embargo, de la misma raza que ellos; y esta es precisamente la relación
entre el más viejo y el más joven, entre el padre y el hijo.<br />
No hay para qué decir que se debe poner mayor cuidado en la administración
de los hombres que en la de las cosas inanimadas, en la perfección de
los primeros que en la perfección de las segundas, que constituyen la
riqueza, y más cuidado en la dirección de los seres libres que
en la de los esclavos. La primera cuestión respecto al esclavo es la
de saber si, además de su cualidad de instrumento y de servidor, se puede
encontrar en él alguna otra virtud, como la sabiduría, el valor,
la equidad, etc., o si no se debe esperar hallar en él otro mérito
que el que nace de sus servicios puramente corporales. Por ambos lados ha lugar
a duda. Si se suponen estas virtudes en los esclavos, ¿en qué
se diferenciarán de los hombres libres? Si lo contrario, resulta otro
absurdo no menor, porque al cabo son hombres y tienen su parte de razón.
Una cuestión igual, sobre poco más o menos, puede suscitarse respecto
a la mujer y al hijo. ¿Cuáles son sus virtudes especiales? ¿La
mujer debe ser prudente, animosa y justa como un hombre? ¿El hijo puede
ser modesto y dominar sus pasiones? Y en general, el ser formado por la naturaleza
para mandar y el destinado a obedecer, ¿deben poseer las mismas virtudes
o virtudes diferentes? Si ambos tienen un mérito absolutamente igual,
¿de dónde nace que eternamente deben el uno mandar y el otro obedecer?
No se trata aquí de una diferencia entre el más y el menos; autoridad
y obediencia difieren específicamente, y entre el más y el menos
no existe diferencia alguna de este género. Exigir virtudes al uno y
no exigirlas al otro sería aún más extraño. Si el
ser que manda no tiene prudencia, ni equidad, ¿cómo podrá
mandar bien? Si el ser que obedece está privado de estas virtudes, ¿cómo
podrá obedecer cumplidamente? Si es intemperante y perezoso, faltará
a todos sus deberes. Evidentemente es necesario que ambos tengan virtudes, pero
virtudes tan diversas como lo son las especies de seres destinados por naturaleza
a la sumisión. Esto mismo es lo que hemos dicho ya al tratar del alma.
La naturaleza ha creado en ella dos partes distintas: la una destinada a mandar,
la otra a obedecer, siendo sus cualidades bien diversas, pues que la una está
dotada de razón y privada de ella la otra. Esta relación se extiende
evidentemente a los otros seres, y respecto de los más de ellos la naturaleza
ha establecido el mando y la obediencia. Así, el hombre libre manda al
esclavo de muy distinta manera que el marido manda a la mujer y que el padre
al hijo; y, sin embargo, los elementos esenciales del alma se dan en todos estos
seres, aunque en grados muy diversos. El esclavo está absolutamente privado
de voluntad; la mujer la tiene, pero subordinada; el niño sólo
la tiene incompleta. Lo mismo sucede necesariamente respecto a las virtudes
morales. Se las debe suponer existentes en todos estos seres, pero en grados
diferentes, y sólo en la proporción indispensable para el cumplimiento
del destino de cada uno de ellos. El ser que manda debe poseer la virtud moral
en toda su perfección. Su tarea es absolutamente igual a la del arquitecto
que ordena, y el arquitecto en este caso es la razón. En cuanto a los
demás, deben estar adornados de las virtudes que reclamen las funciones
que tienen que llenar.<br />
Reconozcamos, pues, que todos los individuos de que acabamos de hablar tienen
su parte de virtud moral, pero que el saber del hombre no es el de la mujer,
que el valor y la equidad no son los mismos en ambos, como lo pensaba Sócrates,
y que la fuerza del uno estriba en el mando y la de la otra en la sumisión.
Otro tanto digo de todas las demás virtudes, pues si nos tomamos el trabajo
de examinarlas al por menor, se descubre tanto más esta verdad. Es una
ilusión el decir, encerrándose en generalidades, que "la
virtud es una buena disposición del alma" y la práctica de
la sabiduría, y dar cualquiera otra explicación tan vaga como
esta. A semejantes definiciones prefiero el método de los que, como Gorgias,
se han ocupado de hacer la enumeración de todas las virtudes. Y así,
en resumen, lo que dice el poeta de una de las cualidades de la mujer:<br />
<div class="Cita">
"Un modesto silencio hace honor a la mujer"</div>
es igualmente exacto respecto a todas las demás; reserva aquella que
no sentaría bien en el hombre.<br />
Siendo el niño un ser incompleto, evidentemente no le pertenece la
virtud, sino que debe atribuirse ésta al ser completo que le dirige.
La misma relación existe entre el señor y el esclavo. Hemos dejado
sentado que la utilidad del esclavo se aplicaba a las necesidades de la existencia,
así que su virtud había de encerrarse en límites muy estrechos,
en lo puramente necesario para no descuidar su trabajo por intemperancia o pereza.
Pero admitido esto, podrá preguntarse: ¿deberán entonces
los operarios tener también virtud, puesto que muchas veces la intemperancia
los aparta del trabajo? Pero hay una grande diferencia. El esclavo participa
de nuestra vida, mientras que el obrero, por lo contrario, vive lejos de nosotros,
y no debe tener más virtud que la que exige su esclavitud, porque el
trabajo del obrero es en cierto modo una esclavitud limitada. La naturaleza
hace al esclavo, pero no hace al zapatero ni a ningún otro operario.
Por consiguiente, es preciso reconocer que el señor debe ser para el
esclavo la fuente de la virtud que le es especial, bien que no tenga, en tanto
que señor, que comunicarle el aprendizaje de sus trabajos. Y así
se equivocan mucho los que rehusan toda razón a los esclavos, y sólo
quieren entenderse con ellos dándoles órdenes, cuando, por el
contrario, deberían tratarles con más indulgencia aún que
a los hijos. Basta ya sobre este punto.<br />
En cuanto al marido y la mujer, al padre y los hijos y la virtud particular
de cada uno de ellos, las relaciones que les unen, su conducta buena o mala,
y todos los actos que deben ejecutar por ser loables o que deben evitar por
ser reprensibles, son objetos todos de que es preciso ocuparse al estudiar la
Política. En efecto, todos estos individuos pertenecen a la familia,
así como la familia pertenece al Estado, y como la virtud de las partes
debe relacionarse con la del conjunto, es preciso que la educación de
los hijos y de las mujeres esté en armonía con la organización
política, como que importa realmente que esté ordenado lo relativo
a los hijos y a las mujeres para que el Estado lo esté también.
Este es necesariamente un asunto de grandísima importancia, porque las
mujeres componen la mitad de las personas libres, y los hijos serán algún
día los miembros del Estado.<br />
En resumen, después de lo que acabamos de decir sobre todas estas cuestiones,
y proponiéndonos tratar en otra parte las que nos quedan por aclarar,
demos aquí fin a una discusión que parece ya agotada, y pasemos
a otro asunto; es decir, al examen de las opiniones emitidas sobre la mejor
forma de gobierno.</div>
vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-56780988072888927872013-10-04T16:31:00.001-07:002013-10-04T16:31:05.953-07:00La República, Platón<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
LA REPÚBLICA
<br />
<div align="center" class="Titular2">
<br />
I</div>
I. Acompañado de Glaucón, el hijo de Aristón <span class="Normal">[1]</span> , bajé ayer al Pireo con propósito de orar a la diosa <span class="Normal">[2]</span>
y ganoso al mismo tiempo de ver cómo hacían la fiesta, puesto que la
celebraban por primera vez. Parecióme en verdad hermosa la procesión de
los del pueblo, pero no menos lucida la que sacaron los tracios. Después
de orar y gozar del espectáculo, emprendíamos la vuelta hacia la
ciudad. Y he aquí que, habiéndonos visto desde lejos, según marchábamos a
casa, Polemarco el de Céfalo <span class="Normal">[3]</span> mandó a su esclavo que corriese y nos encargara que le esperásemos. Y el muchacho, cogiéndome del manto -por detrás, me dijo: <br />
-Polemarco os encarga que le esperéis. <br />
Volviéndome yo entonces, le pregunte dónde estaba él. <br />
-Helo allá atrás -contestó- que se acerca; esperadle. <br />
-Bien está; esperaremos -dijo Glaucón.<br />
En efecto, poco después llegó Polemarco con Adimanto, el hermano de Glaucón <span class="Normal">[4]</span> , Nicérato el de Nicias <span class="Normal">[5]</span> y algunos más, al parecer de la procesión. y dijo Polemarco: <br />
-A lo que me parece, Sócrates, marcháis ya de vuelta a la ciudad. <br />
-Y no te has equivocado -dije yo. <br />
-¿Ves -repuso- cuántos somos nosotros? <br />
-¿Cómo no? <br />
-Pues o habéis de poder con nosotros -dijo- u os quedáis aquí. <br />
-¿Y no hay -dije yo- otra salida, el que os convenzamos de que tenéis que dejarnos marchar? <br />
-¿Y podríais convencemos -dijo él- si nosotros no queremos? <br />
-De ningún modo -respondió Glaucón. <br />
-Pues haceos cuenta que no hemos de querer. <br />
Y Adimanto añadió: <br />
-¿No sabéis acaso que al atardecer habrá una carrera <br />
de antorchas a caballo en honor de la diosa <span class="Normal">[6]</span> ? <br />
-¿A caballo? -dije yo-. Eso es cosa nueva. ¿Es que se pasarán unos a
otros las antorchas corriendo montados? ¿O cómo se entiende? <br />
-Como tú lo has dicho -replicó Polemarco-, y además celebrarán una
fiesta nocturna que será digna de ver; y nosotros saldremos después de
levantamos de la cena <span class="Normal">[7]</span> y asistiremos a
la fiesta y nos reuniremos allá con mucha gente joven y charlaremos con
toda ella. Quedaos, pues, y no penséis en otra cosa.<br />
-Veo -dijo Glaucón- que vamos a tener que quedamos. <br />
-Pues si así parece -dije yo-, habrá que hacerlo. <br />
II. Fuimos, pues, a casa de Polemarco y encontramos allí a Lisias y a
Eutidemo, los hermanos de aquél, y también a Trasímaco el calcedonio <span class="Normal">[8]</span> y a Carmántides el peanieo <span class="Normal">[9]</span> y a Clitofonte, el hijo de Aristónimo <span class="Normal">[10]</span>
. Estaba asimismo en la casa Céfalo, el padre de Polemarco, que me
pareció muy avanzado en años, pues hacia tiempo que no le veía <span class="Normal">[11]</span> . Estaba sentado en un asiento con cojín y tenía puesta una corona <span class="Normal">[12]</span>
, ya que acababa de hacer un sacrificio en el patio; y nosotros nos
sentamos a su lado, pues había allí algunos taburetes en derredor. <br />
Al verme Céfalo me saludó y me dijo: -¡Oh, Sócrates, cuán raras veces
bajas a vernos al Pireo! No debía ser esto; pues si yo tuviera aún
fuerzas para ir sin embarazo a la ciudad, no haría falta que tú vinieras
aquí, sino que iríamos nosotros a tu casa. Pero como no es así, eres tú
el que tienes que llegarte por acá con más frecuencia: has de saber, en
efecto, que cuanto más amortiguados están en mí los placeres del
cuerpo, tanto más crecen los deseos y satisfacciones de la conversación;
no dejes, pues, de acompañarte de estos jóvenes y de venir aquí con
nosotros, como a casa de amigos y de la mayor intimidad. <br />
Y en verdad, Céfalo -dije yo-, me agrada conversar con personas de
gran ancianidad; pues me parece necesario informarme de ellos, como de
quienes han recorrido por delante un camino por el que quizá también
nosotros tengamos que pasar, cuál es él, si áspero y difícil o fácil y
expedito. y con gusto oiría de ti qué opinión tienes de esto, pues que
has llegado a aquella edad que los poetas llaman "el umbral de la vejez <span class="Normal">[13]</span> ": si lo declaras período desgraciado de la vida o cómo lo calificas. <br />
III. -Yo te diré, por Zeus -replicó-, cómo se me muestra, ¡oh,
Sócrates!: muchas veces nos reunimos, confirmando el antiguo proverbio <span class="Normal">[14]</span>
, unos cuantos, próximamente de la misma edad; y entonces la mayor
parte de los reunidos se lamentan echando de menos y recordando los
placeres juveniles del amor, de la bebida y los banquetes y otras cosas
tocantes a esto, y se afligen como si hubieran perdido grandes bienes y
como si entonces hubieran vivido bien y ahora ni siquiera viviesen.
Algunos se duelen también de los ultrajes que su vejez recibe de sus
mismos allegados y sobre ello se extienden en la cantinela de los males
que aquélla les causa. y a mí me parece, Sócrates, que éstos inculpan a
lo que no es culpable; porque si fuera ésa la causa, yo hubiera sufrido
con la vejez lo mismo que ellos, y no menos todos los demás que han
llegado a tal edad. Pero lo cierto es que he encontrado a muchos que no
se hallaban de tal temple; en una ocasión estaba junto a Sófocles, el
poeta, cuando alguien le preguntó: "¿Qué tal andas, Sófocles, con
respecto al amor? ¿Eres capaz todavía de estar con una mujer?". y él
repuso: "No me hables, buen hombre; me he librado de él con la mayor
satisfacción, como quien escapa de un amo furioso y salvaje <span class="Normal">[15]</span>
". Entonces me pareció que había hablado bien, y no me lo parece menos
ahora; porque, en efecto, con la vejez se produce una gran paz y
libertad en lo que respecta a tales cosas. Cuando afloja y remite la
tensión de los deseos, ocurre exactamente lo que Sófocles decía: que nos
libramos de muchos y furiosos tiranos. Pero tanto de estas quejas
cuanto de las que se refieren a los allegados, no hay más que una causa,
y no es, Sócrates, la vejez, sino el carácter de los hombres; pues para
los cuerdos y bien humorados, la vejez no es de gran pesadumbre, yal
que no lo es, no ya la vejez, ¡oh, Sócrates!, sino la juventud le
resulta enojosa. <br />
IV: Admirado yo con lo que él decía, quise que siguiera hablando, y le
estimulé diciendo: -Pienso, Céfalo, que los más no habrán de creer
estas cosas cuando te las oigan decir, sino que supondrán que tú
soportas fácilmente la vejez no por tu carácter, sino por tener gran
fortuna; pues dicen que para los ricos hay muchos consuelos. <br />
-Verdad es eso -repuso él-. No las creen, en efecto; y lo que dicen no
carece de valor, aunque no tiene tanto como ellos piensan, sino que
aquí viene bien el dicho de Temístocles a un ciudadano de Sérifos, que
le insultaba diciéndole que su gloria no se la debía a sí mismo, sino a
su patria. "Ni yo -replicó- sería renombrado si fuera de Sérifos, ni tú
tampoco aun siendo de Atenas <span class="Normal">[16]</span> " Y a
los que sin ser ricos llevan con pena la vejez se les acomoda el mismo
razonamiento: que ni el hombre discreto puede soportar fácilmente la
vejez en la pobreza, ni el insensato, aun siendo rico, puede estar en
ella satisfecho. <br />
-¿Y qué, Céfalo -díjele-, lo que tienes lo has heredado en su mayor parte o es más lo que tú has agregado por ti? <br />
-¿Lo que yo he agregado, Sócrates? -replicó-. En cosas de negocios yo
he sido un hombre intermedio entre mi abuelo y mi padre; porque mi
abuelo, que llevaba mi mismo nombre, habiendo heredado una fortuna poco
más o menos como la que yo tengo hoy, la multiplicó varias veces, y
Lisanias, mi padre, la redujo aún a menos de lo que ahora es. Yo me
contento con no dejársela a éstos disminuida, sino un poco mayor que la
recibí. <br />
-Te lo preguntaba -dije- porque me parecía que no tenías excesivo amor
a las riquezas, y esto les ocurre generalmente a los que no las han
adquirido por sí mismos, pues los que las han adquirido se pegan a ellas
doblemente, con amor como el de los poetas a sus poemas y el de los
padres a sus hijos: el mismo afán muestran los enriquecidos en relación
con sus riquezas, como por obra propia, y también, igual que los demás,
por la utilidad que les procuran. y son hombres de trato difícil porque
no se prestan a hablar más que del dinero <span class="Normal">[17]</span> . <br />
-Dices verdad -aseveró él.<br />
V. -No hay duda -dije yo-; pero contéstame a esto otro. ¿Cuál es la
mayor ventaja que, según tú, se saca de tener gran fortuna? <br />
-Es algo -dijo él- de lo que quizá no podría convencer a la mayor parte
de las gentes con mis palabras. Porque has de saber, Sócrates -siguió-,
que, cuando un hombre empieza a pensar en que va a morir, le entra miedo
y preocupación por cosas por las que antes no le entraban, y las
fábulas que se cuentan acerca del Hades, de que el que ha delinquido
aquí tiene que pagar allí la pena, fábulas hasta entonces tomadas a
risa, le trastornan el alma con miedo de que sean verdaderas; y ya por
la debilidad de la vejez, ya en razón de estar más cerca del mundo de
allá, empieza a verlas con mayor luz. y se llena con ello de recelo y
temor y repasa y examina si ha ofendido a alguien en algo. y el que
halla que ha pecado largamente en su vida se despierta frecuentemente
del sueño lleno de pavor, como los niños, y vive en una desgraciada
expectación. Pero al que no tiene conciencia de ninguna injusticia le
asiste constantemente una grata y perpetua esperanza, bienhechora
"nodriza de la vejez", según frase de Píndaro: donosamente, en efecto,
dijo aquél, ¡oh, Sócrates!, que al que pasa la vida en justicia y
piedad, <br />
le acompaña una dulce esperanza <br />
animadora del corazón, nodriza de la vejez, <br />
que rige, soberana, <br />
la mente tornadiza de los mortales <span class="Normal">[18]</span> . <br />
-En lo que habló con razón y de muy admirable manera. Ahí pongo yo el
principal valor de las riquezas, no ya respecto de cualquiera, sino del
discreto; pues para no engañar ni mentir, ni aun involuntariamente, y
para no estar en deuda de sacrificios con ningún dios <span class="Normal">[19]</span>
ni de dinero con ningún hombre, y partirse así sin miedo al mundo de
allá, ayuda no poco la posesión de las riquezas. Tiene también otros
muchos provechos; pero, uno por otro, yo sostendría, ¡oh, Sócrates!, que
para lo que he dicho es para lo que es más útil la fortuna al hombre
sensato. <br />
-De perlas -contesté yo- es lo que dices, Céfalo; pero eso mismo de
que hablamos, esto es, la justicia, ¿afirmaremos que es simplemente el
decir la verdad y el devolver a cada uno lo que de él se haya recibido, o
estas mismas cosas se hacen unas veces con justicia y otras sin ella?
Pongo por caso: si alguno recibe unas armas de un amigo estando éste en
su juicio, y ese amigo se las pide después de vuelto loco, todo el mundo
diría que no debe devolvérselas y que no obraría en justicia
devolviéndoselas ni diciendo adrede todas l&s verdades a quien se
halla en semejante estado. <br />
-Bien dices -afirmó él. <br />
-Por lo tanto, no se confma la justicia en decir la verdad ni en devolver lo que se ha recibido. <br />
-Sí de cierto, ¡oh, Sócrates! -dijo interrumpiendo Polemarco-, si hemos de dar crédito a Simónides. <br />
-Bien -dijo Céfalo-, os hago entrega de la discusión, pues tengo que atender al sacrificio. <br />
-Según eso -dijo Polemarco- ¿soy yo tu heredero? <br />
-En un todo -contestó él riendo, y se fue a sacrificar. <br />
VI. -Di, pues -requerí yo-, tú que has heredado la discusión, ¿qué es
eso que dijo Simónides, acertadamente a tu ver, acerca de la justicia? <br />
-Que es justo -repuso él- dar a cada uno lo que se le debe <span class="Normal">[20]</span> , y al decir esto, me parece a mí que habló bien. <br />
-De cierto -dije yo-, no es fácil negar crédito a Simónides, pues es
hombre sabio e inspirado, pero lo que con ello quiera significar, quizá
tú, Polemarco, lo sepas; yo, por mi parte, lo ignoro. Claro está, sin
embargo, que no se refiere a aquello que hace poco decíamos de devolver a
uno el depósito hecho <span class="Normal">[21]</span> silo pide sin estar en su juicio. Y en verdad, lo depositado es en alguna manera debido; ¿no es así? <br />
-Sí. <br />
-Pero de ningún modo se ha de devolver cuando lo pida alguien que esté fuera de juicio. <br />
-Cierto -dijo él. <br />
-Así, pues, a lo que parece, Simónides quiso significar cosa distinta de esto al decir que es justo devolver lo que se debe. <br />
-Otra cosa, por Zeus -dijo-; pues su idea es que los amigos deben hacer bien a los amigos, pero nunca mal. <br />
-Lo creo -dije yo-, porque no da lo que debe aquel que devuelve su oro
al depositante si resulta nocivo el devolverlo y el tomarlo y son
amigos el que devuelve y el que toma. ¿No es eso lo que, según tú,
quiere decir Simónides? <br />
-Exactamente. <br />
-¿Y qué? ¿A los enemigos se les ha de devolver lo que se les debe? <br />
-Sin duda, en absoluto, lo que se les debe -respondió-; y según
pienso, débese por el enemigo al enemigo lo que es apropiado: algún mal.
<br />
VII. -Así, pues -dije yo-, según parece, Simónides envolvió poéticamente en un enigma <span class="Normal">[22]</span>
lo que entendía por justicia; porque, a lo que se ve, pensaba que lo
justo era dar a cada uno lo que le era apropiado; y a esto lo llamó
debido. <br />
-¿Y qué otra cosa podrías pensar? -dijo él. <br />
-¡Oh, por Zeus! -exclamé-. Si le hubieran preguntado: "Di, Simónides,
¿qué es lo debido y apropiado que da el arte llamado medicina y a
quiénes lo da?". ¿Qué crees tú que nos hubiera contestado? <br />
-Pues bien claro -dijo-: que da remedios y alimentos y bebidas a los cuerpos. <br />
-¿Y qué es lo debido y apropiado que da el arte llamada culinaria y a quiénes lo da? <br />
-El condimento a los manjares. <br />
-Bien; ¿y qué ha de dar, ya quiénes, el arte a que podamos aplicar el nombre de justicia? <br />
-Pues si hemos de atenemos, ¡oh, Sócrates!, a lo dicho antes
-replicó-, ha de dar ventajas a los amigos y daños a los enemigos. <br />
-Según eso, ¿llama justicia al hacer beneficios a los amigos y daños a los enemigos <span class="Normal">[23]</span> . <br />
-Así lo creo. <br />
-¿ Y quién es el más capaz de hacer bien a los amigos pacientes y mal a los enemigos en lo que atañe a enfermedad y salud? <br />
-El médico. <br />
-¿ Y quién a los navegantes en lo que toca a los riesgos del mar? <br />
-El piloto. <br />
-¿ Y qué diremos del justo? ¿En qué asunto y para qué efecto está su
especial capacidad de favorecer a los amigos y dañar a los enemigos? <br />
-En guerrear contra ellos o luchar a su lado, según creo. <br />
-Bien. Para los que no están enfermos, amigo Polemarco, es inútil el médico. <br />
-Verdad. <br />
-Y para los que no navegan, el piloto. <br />
-Sí. <br />
-Así, pues, también el justo será inútil para los que no <br />
combaten. <br />
-En eso no estoy del todo conforme. <br />
-¿Luego es útil también la justicia en la paz? <br />
-Útil. <br />
-Y la agricultura, ¿lo es o no? <br />
-Sí. <br />
-¿Para la obtención de los frutos? <br />
-Sí. <br />
-¿Y la zapatería? <br />
-Sí. <br />
-¿Dirás acaso, pienso yo, que para la obtención del calzado? <br />
-Exacto. <br />
-Ahora bien: ¿para provecho y obtención de qué dirás que es útil la justicia en la paz? <br />
-Para los convenios, ¡oh, Sócrates! <br />
-¿Convenios llamas a las asociaciones o a qué otra cosa? <br />
-A las asociaciones precisamente. <br />
-Pues bien, ¿en la colocación de fichas en el juego del chaquete es socio bueno y útil el justo o el buen jugador? <br />
-El buen jugador. <br />
-¿Y para la colocación de ladrillos y piedras es el justo más útil y mejor socio que el albañil? <br />
-De ningún modo. <br />
-Pues ¿en qué caso de sociedad es el justo mejor socio que el albañil o
citarista, como el citarista lo es respecto del justo para la de pulsar
las cuerdas? <br />
-Creo que para la asociación en asuntos de dinero <span class="Normal">[24]</span> . <br />
-Con excepción tal vez, ioh, Polemarco!, del uso del dinero, cuando
haya que comprar o vender con él un caballo. Entopces pienso que el útil
será el caballista. ¿No es así? c <br />
-Sí, parece. <br />
-Y cuando se trate de un barco, el armador o el piloto. <br />
-Así conviene. <br />
-¿Cuándo, pues, será el justo más útil que los demás? ¿A qué uso en común del oro o de la plata? <br />
-Cuando se trate de depositarIo y conservarlo, ¡oh, Sócrates! <br />
-¿Que es decir cuando no haya que utilizarlo, sino tenerlo quieto <span class="Normal">[25]</span> ? <br />
-Exacto. <br />
-Así, pues, ¿cuando el dinero queda sin utilidad, entonces es útil la justicia en él? <br />
-Eso parece. <br />
-E igualmente será útil la justicia, ya en sociedad, ya en privado,
cuando se trate de guardar una podadera; pero cuando haya que servirse
de ella ¿lo que valdrá será el arte de la viticultura? <br />
-Está claro. <br />
-¿Y dirás también del escudo y de la lira que, cuando haya que
guardarlos y no utilizarlos para nada, será útil la justicia, y cuando
haya que servirse de ellos, el arte militar o la música? <br />
-Por fuerza. <br />
-¿Y así, respecto de todas las cosas, la justicia es inútil en el uso y útil cuando no se usan? <br />
-Eso parece. <br />
VIII. -Cosa, pues, de poco interés sería, amigo, la justicia si no
tiene utilidad más que en relación con lo inútil. Pero veamos esto otro:
el más diestro en dar golpes en la lucha, sea ésta el pugilato u otra
cualquiera, ¿no lo es también en guardarse? <br />
-Bien de cierto. <br />
-Y así también, el diestro en guardarse de una enfermedad, ¿no será el más hábil en inocularla secretamente? <br />
-Eso creo.<br />
-Y aún más: ¿no será buen guardián del campamento aquel mismo que es bueno para robar los planes y demás tratos del enemigo? <br />
-Bien de cierto. -y así, cada uno es buen robador de aquello mismo de lo que es buen guardador. <br />
-Así parece. <br />
-Por tanto, si el justo es diestro en guardar dinero, también es diestro en robarlo. <br />
-Por lo menos, así lo muestra ese argumento -dijo <span class="Normal">[26]</span> . <br />
-Parece, pues, que el justo se revela como un ladrón, y acaso tal cosa
la has aprendido de Homero; pues éste, que tiene en mucho a Autólico,
abuelo materno de Ulises, dice de él que "mucho renombre le daban
fraudes y robos". Es, por tanto, evidente que, según tú y según Homero y
según Simónides, la justicia es un arte de robar para provecho de los
amigos y daño de los enemigos. ¿No era esto lo que querías decir? <br />
-No, por Zeus -respondió-, pero ya no sé yo mismo lo que decía; con
todo, me sigue pareciendo que la justicia es servir a los amigos y hacer
daño a los enemigos. <br />
-Y cuando hablas de los amigos, ¿entiendes los que a cada uno parecen
buenos o los que lo son en realidad, aunque no lo parezcan, y los
enemigos lo mismo <span class="Normal">[27]</span> ? <br />
-Natural es -dijo- que cada cual ame a los que tenga por buenos y odie a los que juzgue perversos. <br />
-¿Y acaso no yerran los hombres sobre ello, de modo que muchos les
parecen buenos sin serIo y con muchos otros les pasa lo contrario? <br />
-Yerran de cierto. <br />
-¿Para éstos, pues, los buenos son enemigos y los malos, amigos? <br />
-Exacto. <br />
-Y no obstante, ¿resulta entonces justo para ellos el favorecer alos malos y hacer daño a los buenos?<br />
-Eso parece. <br />
-Y, sin embargo, ¿los buenos son justos e incapaces de faltar a la justicia? <br />
-Verdad es. <br />
-Por tanto, según tu aserto es justo hacer mal a los que no han cometido injusticia. <br />
-De ningún modo, Sócrates -respondió-; ese aserto me parece inmoral. <br />
-Así, pues -dije yo-, ¿es a los injustos a quienes es justo dañar, así como hacer bien a los justos? <br />
-Eso me parece mejor. <br />
-Para muchos, pues, ¡oh, Polemarco!, para cuantos padecen error acerca
de los hombres, vendrá a ser justo el dañar a los amigos, pues que los
tienen también perversos, y favorecer a los enemigos por ser buenos. Y
así venimos a decir lo contrario de lo que, según referíamos, decía
Simónides. <br />
-Así ocurre, en efecto -dijo-; pero cambiemos el supuesto, porque
parece que no hemos establecido bien lo que es el amigo y el enemigo. <br />
-¿Qué supuesto era ése, Polemarco? <br />
-El de que es amigo el que parece bueno. <br />
-¿Y cómo hemos de cambiarlo? -dije yo. <br />
-Afirmando -dijo él- que es amigo el que parece y es realmente bueno, y
que el que lo pareceyno lo es, es amigo en apariencia, pero no en
realidad; y otro tanto hay que sentar acerca del enemigo. <br />
-En virtud de ese aserto, a lo que se ve, el bueno será amigo, y el malo, enemigo <span class="Normal">[28]</span> . <br />
-Sí. <br />
-Así, pues, ¿pretendes que añadamos a la idea de lo justo algo más
sobre lo que primero decíamos, cuando afirmábamos que era justo el hacer
bien al amigo y mal al enemigo; diciendo ahora, además de ello, que es
justo el hacer bien al amigo que es bueno y mal al enemigo que es malo? <br />
-Exactamente -respondió-; dicho así me parece acertado. <br />
IX. -¿Y es, acaso, propio del hombre justo -dije yo- el hacer mal a quienquiera que sea? <br />
-Bien de cierto -dijo-; a los perversos y malvados hay que hacerles mal. <br />
-y cuando se hace daño a los caballos, ¿se hacen éstos mejores o peores <span class="Normal">[29]</span> ? <br />
-Peores. <br />
-¿Acaso en lo que toca a la virtud propia de los perros o en lo gue toca a la de los caballos? <br />
-En la de los caballos. <br />
-¿Y del mismo modo los perros, cuando reciben daño, se hacen peores,
no ya con respecto a la virtud propia de los caballos, sino a la de los
perros? <br />
-Por fuerza. <br />
-¿Y no diremos también, amigo, que los hombres, al ser dañados, se hacen peores en lo que toca a la virtud humana? <br />
-Ni más ni menos. <br />
-¿ Y la justicia no es virtud humana? <br />
-También esto es forzoso. <br />
-Necesario es, por tanto, querido amigo, que los hombres que reciben daño se hagan más injustos. <br />
-Eso parece. <br />
-¿Y acaso los músicos pueden hacer hombres rudos en música con la música misma? <br />
-Imposible. <br />
-¿Ni los caballistas hombres torpes en cabalgar con el arte de la equitación? <br />
-No puede ser. <br />
-¿Ni tampoco los justos pueden hacer a nadie injusto con la justicia, ni, en suma, los buenos a nadie malo con la virtud? <br />
-No, imposible. <br />
-Porque, según pienso, el enfriar no es obra del calor, sino de su contrario. <br />
-Así es. <br />
-Ni el humedecer de la sequedad, sino de su contrario. <br />
-Exacto. <br />
-Ni del bueno el hacer daño, sino de su contrario.<br />
-Eso parece. <br />
-¿Y el justo es bueno? <br />
-Bien seguro. <br />
-No es, por tanto, ¡oh, Polemarco!, obra propia del justo <span class="Normal">[30]</span> el hacer daño ni a su amigo ni a otro alguno, sino de su contrario el injusto. <br />
-Me parece que en todo dices la verdad, ¡oh, Sócrates! -repuso él. <br />
-Por tanto, si alguien afirma que es justo el dar a cada uno lo debido
y entiende con ello que por el hombre justo se debe daño a los enemigos
y beneficio a los amigos, no fue sabio el que tal dijo, pues no decía
verdad; porque el hacer mal no se nos muestra justo en ningún modo. <br />
-Así lo reconozco -dijo él. <br />
-Combatiremos, pues, tú y yo en común -dije-, si alguien afirma que ha dicho semejante cosa Simónides, o Biante, o Pítaco <span class="Normal">[31]</span> o algún otro de aquellos sabios y benditos varones. <br />
-Yo, por lo que a mí toca -contestó-, estoy dispuesto a acompañarte en la lucha. <br />
-¿Y sabes -dije- de quién creo que es ese dicho de que es justo favorecer a los amigos y hacer daño a los enemigos? <br />
-¿De quién? -preguntó. <br />
-Pues pienso que de Periandro, o de Perdicas, o de Jerjes, o de Ismenias el tebano <span class="Normal">[32]</span> , o de algún otro hombre opulento muy convencido de su gran poder. <br />
-Verdad pura es lo que dices -repuso él. <br />
-Bien -dije yo-; pues que ni lo justo ni la justicia se nos muestran así, ¿qué otra cosa diremos que es ello? <br />
X. Y entonces, Trasímaco -que varias veces, mientras nosotros
conversábamos, había intentado tomar por su cuenta la discusión y había
sido impedido en su propósito por los que estaban a su lado, deseosos de
oírla hasta el final-, al hacer nosotros la pausa y decir yo aquello,
no se contuvo ya, sino que, contrayéndose lo mismo que una fiera, se
lanzó sobre nosotros como si fuera a hacemos pedazos. Tanto Polemarco
como yo quedamos suspensos de miedo; y él, dando voces en medio de
todos: -¿Qué garrulería -dijo- es ésta, oh, Sócrates, que os ha tomado
hace rato? ¿A qué estas bobadas de tanta deferencia del uno hacia el
otro? Si quieres saber de cierto lo que es lo justo, no te limites a
preguntar y a refutar ufanamente cuando se contesta, bien persuadido de
que es más fácil preguntar que contestar; antes bien, contesta tú mismo y
di qué es lo que entiendes por lo justo <span class="Normal">[33]</span>
. Y cuidado con que me digas que es lo necesario, o lo provechoso, o lo
útil, o lo ventajoso, o lo conveniente, sino que aquello que digas has
de decirlo con claridad y precisión, porque yo no he de aceptar que
sigas con semejantes vaciedades. <br />
Estupefacto quedé yo al oírle, y mirándole sentía miedo; y aun me
parece que, si no le hubiera mirado antes de que él me mirara a mí, me
habría quedado sin habla <span class="Normal">[34]</span> . Pero ocurrió
que, cuando comenzó a encresparse con nuestra discusión, dirigí a él mi
mirada el primero, y así me hallé capaz de contestarle y le dije, no
sin un ligero temblor:"- Trasímaco, no te enojes con nosotros: si éste y
yo nos extraviamos un tanto en el examen del asunto, cree que ha sido
contra nuestra voluntad. Porque si estuviéramos buscando oro, bien sabes
que no habríamos de condescender por nuestra voluntad el uno con el
otro y perder la ocasión del hallazgo; no pienses, pues, que cuando
investigamos la justicia, cosa de mayor precio que muchos oros <span class="Normal">[35]</span>
, íbamos a andar neciamente con mutuas concesiones en vez de esforzamos
con todas nuestras fuerzas en que aparezca aquélla. Persuádete, amigo:
lo que pienso es que no podemos; así es mucho más razonable que hallemos
compasión, y no enojo, por parte de vosotros, los capacitados. <br />
XI. Oyendo él esto, rióse muy sarcásticamente <span class="Normal">[36]</span>
y dijo: -¡Oh, Heracles! Aquí está Sócrates con su acostumbrada ironía;
ya les había yo dicho a éstos que tú no querrías contestar, sino que
fmgirías y acudirías a todo antes que responder, si alguno te
preguntaba. <br />
-En efecto, Trasímaco -dije yo-, tú eres discreto y bien sabes que si
preguntaras a uno cuántas son doce y al preguntarle le añadieras:
"Cuidado, amigo, con decirme que doce son dos veces seis, ni tres veces
cuatro, ni seis veces dos, ni cuatro veces tres, porque no aceptaré
semejante charlatanería", te resultaría claro, creo, que nadie iba a
contestar al que inquiriese de ese modo. Supón que te preguntara:
"Trasímaco, ¿qué es lo que dices? ¿Que no he de contestar nada de lo que
tú has enunciado previamente, ni aun en el caso, oh, varón singular, de
que sea en realidad alguna de estas cosas, sino que he de decir algo
distinto de la verdad? ¿O cómo se entiende?". ¿Qué le responderías a
esto? <br />
-¡Bien -dijo-, como si eso fuera igual a aquello! -Nada se opone a que
lo sea -afirmé yo-; pero aunque no fuera igual, ¿piensas que si se lo
parece al interrogado va a dejar de contestar con su parecer, se lo
prohibamos nosotros o no? <br />
-¿Yeso precisamente es lo que vas tú a hacer? ¿Contestar con algo de lo que yo te he vedado? -preguntó. <br />
-No sería extraño -dije- si así se me mostrara después de examinarlo. <br />
-¿Y qué sería -dijo él- si yo diera otra respuesta acerca de la
justicia, distinta de todas esas y mejor que ellas? ¿A qué te
condenarías? <br />
-¿A qué ha de ser -repuse yo-, sino a aquello que conviene al que no
sabe? Lo que para él procede es, creo yo, aprender del que sabe, y de
esta pena me considero digno. <br />
-Chistoso eres en verdad -dijo-; pero, además de aprender, has de pagar dinero. <br />
-De cierto, cuando lo tenga -dije. -Lo tienes -dijo Glaucón-; si es
por dinero, habla, Trasímaco, que todos nosotros lo aportaremos para
Sócrates <span class="Normal">[37]</span> . <br />
-Bien lo veo -repuso él; para que Sócrates se salga con lo de
costumbre: que no conteste y que, al contestar otro, tome la palabra y
lo refute. <br />
-Pero ¿cómo -dije yo- podría contestar, oh, el mejor de los hombres,
quien primeramente no sabe nada, y así lo confiesa, y además, si algo
cree saber, se encuentra con la prohibición de decir una palabra de lo
que opina, impuesta por un hombre nada despreciable? Más en razón está
que hables tú, pues dices que sabes y que tienes algo que decir. No
rehúses, pues, sino compláceme contestando, y no escatimes tu enseñanza a
Glaucón, que así te habla, ni a los demás. <br />
XII. Al decir yo esto, Glaucón y los otros le pidieron que no
rehusase; ya era evidente que Trasímaco estaba deseando hablar para
quedar bien, creyendo que poseía una contestación insuperable, pero
fingía disputar por que yo fuera el que contestara. Al fin cedió y
seguidamente: <br />
-Ésta es -dijo-la ciencia de Sócrates: no querer enseñar por su parte,
sino andar de acá para allá, aprendiendo de los demás sin dar ni
siquiera las gracias. <br />
-En lo de aprender de los demás -repuse yo- dices verdad, ¡oh,
Trasímaco!; en lo de que no pago con mi agradecimiento, yerras, pues
pago con lo que puedo, y no puedo más que con alabanzas, porque dinero
no tengo. y de qué buen talante lo hago cuando me parece que alguien
habla rectamente lo vas a saber muy al punto, en cuanto des tu
respuesta, porque pienso que vas a hablar bien. <br />
-Escucha, pues -dijo-: sostengo que lo justo no es otra cosa que lo
que conviene al más fuerte. ¿Por qué no lo celebras? No querrás, de
seguro. <br />
-Lo haré -repliqué yo- cuando llegue a saber lo que dices; ahora no lo
sé todavía. Dices que lo justo es lo que conviene al más fuerte. ¿Y
cómo lo entiendes, Trasímaco? Porque, sin duda, no quieres decir que si
Polidamante, el campeón del pancracio, es más fuerte que nosotros y le
conviene para el cuerpo la carne de vaca, este alimento que le conviene
es también adecuado, y justo para nosotros, que somos inferiores a él <span class="Normal">[38]</span> . <br />
-Desenfadado eres, Sócrates -dijo-, y tomas mi aserto por donde más fácilmente puedas estropearlo. <br />
-De ningún modo, mi buen amigo -repuse yo-, pero di más claramente lo que quieres expresar. <br />
-¿No sabes -preguntó- que de las ciudades las unas se rigen por tiranía, las otras por democracia, las otras por aristocracia <span class="Normal">[39]</span> ? <br />
-¿Cómo no? <br />
-¿Y el gobierno de cada ciudad no es el que tiene la fuerza en ella? <br />
-Exacto.<br />
-Y así, cada gobierno establece las leyes según su conveniencia: la
democracia, leyes democráticas; la tiranía, tiránicas, y del mismo modo
los demás. Al establecerlas, muestran los que mandan que es justo para
los gobernados lo que a ellos conviene, y al que se sale de esto lo
castigan como violador de las leyes y de la justicia. Tal es, mi buen
amigo, lo que digo que en todas las ciudades es idénticamente justo: lo
conveniente para el gobierno constituido. Y éste es, según creo, el que
tiene el poder; de modo que, para todo hombre que discurre bien, lo
justo es lo mismo en todas partes: la conveniencia del más fuerte. <br />
-Ahora -dije yo- comprendo lo que dices; si es verdad o no, voy a
tratar de verlo. Has contestado, Trasímaco, que lo justo es lo
conveniente; y no obstante, a mí me habías prohibido que contestara eso.
Cierto es que agregas: "para el más fuerte". <br />
-¡Dirás, acaso, que es pequeña añadidura! -exclamó.<br />
-No está claro todavía si pequeña o grande; pero sí que hay que
examinar si eso que dices es verdad. Yo también reconozco que lo justo
es algo conveniente; tú, por tu parte, añades y afirmas que lo
conveniente para el más fuerte. Pues bien, eso es lo que yo ignoro, y,
en efecto, habrá que examinarlo. <br />
-Examínalo -dijo. <br />
XIII. -Así se hará -repliqué-. y dime, ¿no afirmas también que es justo obedecer a los gobernantes? <br />
-Lo afirmo. <br />
-¿Y son infalibles los gobernantes en cada ciudad o están sujetos a error? <br />
-Enteramente sujetos a error -dijo <span class="Normal">[40]</span> . <br />
-¿Y así, al aplicarse a poner leyes, unas las hacen bien y otras mal? <br />
-Eso creo. <br />
-¿ Y el hacerlas bien es hacérselas convenientes para ellos mismos, y el hacerlas mal, inconvenientes? ¿O cómo lo entiendes? <br />
-Así como dices. <br />
-¿Y lo que establecen ha de ser hecho por los gobernados y eso es lo justo? <br />
-¿Cómo no? <br />
-Por tanto, según tu aserto no es sólo justo el hacer lo conveniente
para el más fuerte, sino también lo contrario: lo inconveniente. <br />
-¿Que estás diciendo? -preguntó él. <br />
-Lo mismo que tú, según creo. Examinémoslo mejor: ¿no hemos convenido
en que los gobernantes, al ordenar algunas cosas a los gobernados, se
apartan por error de lo que es mejor para ellos mismos, y en que lo que
mandan los gobernantes es justo que lo hagan los gobernados? ¿No
quedamos de acuerdo en ello? <br />
-Así lo pienso -dijo. <br />
-Piensa, pues, también -dije yo- que has reconocido que es justo hacer
cosas inconvenientes para los gobernantes y dueños de la fuerza cuando
los gobernantes, involuntariamente, ordenan lo que es perjudicial para
ellos mismos, pues que dijiste que era justo hacer lo que éstos hayan
ordenado. ¿Acaso entonces, discretísimo Trasímaco, no viene por
necesidad a ser justo hacer lo contrario de lo que tú dices? Porque sin
duda alguna se ordena a los inferiores hacer lo inconveniente para el
más fuerte. <br />
-Sí, por Zeus -dijo Polemarco-. Eso está clarísimo, ¡oh, Sócrates! <br />
-Sin duda -interrumpió Clitofonte-, porque tú se lo atestiguas. <br />
-¿Y qué necesidad -replicó Polemarco -tiene de testigo? El mismo
Trasímaco confiesa que los gobernantes ordenan a veces cosas
perjudiciales para ellos mismos y que es justo que los otros las hagan. <br />
-El hacer lo ordenado por los gobernantes, ¡oh, Polemarco!, eso fue lo que estableció Trasímaco como justo. <br />
-Pero también, ¡oh, Clitofonte!, puso como justo lo conveniente para
el más fuerte. Y estableciendo ambas cosas, confesó que los más fuertes
ordenan a veces lo inconveniente para ellos mismos, con el fin de que lo
hagan los inferiores y gobernados. y según estas confesiones, igual de
justo sería lo conveniente para el más fuerte que lo inconveniente. <br />
-Pero por lo conveniente para el más fuerte -dijo Clitofonte- quiso
decir lo que el más fuerte entendiese que le convenía. y que esto había
de ser hecho por el inferior: en eso puso la justicia. <br />
-Pues no fue así como se dijo -afirmó Polemarco <span class="Normal">[41]</span> . <br />
-Es igual-dije yo, ¡oh, Polemarco! Si ahora Trasímaco lo dice así, así se lo aceptaremos. <br />
XIV: -Dime, pues, Trasímaco: ¿era esto lo que querías designar como
justo: lo que pareciera ser conveniente para el más fuerte, ya lo fuera,
ya no? ¿Hemos de sentar que ésas fueron tus palabras? <br />
-De ningún modo -dijo-. ¿Piensas, acaso, que yo llamo más fuerte al que yerra cuando yerra <span class="Normal">[42]</span> ? <br />
-Yo, por lo menos -dije-, pensaba que era eso lo que decías al
confesar que los gobernantes no eran infalibles, sino que también tenían
sus errores. <br />
-Tramposo eres, ¡oh, Sócrates!, en la argumentación -contestó-: ¿es
que tú llamas, sin más, médico al que yerra en relación con los enfermos
precisamente en cuanto yerra? ¿O calculador al que se equivoca en el
cálculo, en la misma ocasión en que se equivoca y en cuanto a su misma
equivocación? Es cierto que solemos decir, creo yo, que el médico erró o
que el calculador se equivocó o el gramático; pero cada uno de ellos no
yerra en modo alguno, según yo opino, en cuanto es aquello con cuyo
título le designamos. De modo que, hablando con <br />
rigor, puesto que tú también precisas las palabras, ninguno de los
profesionales yerra: el que yerra, yerra porque le falla su ciencia, en
lo cual no es profesional; de suerte que ningún profesional ni
gobernante ni sabio yerra al tiempo que es tal, aunque se diga siempre
que el médico o el gobernante erró. Piensa, pues, que ésa es también mi
respuesta ahora, y lo que hay con toda precisión es esto: que el
gobernante, en cuanto gobernante, no yerra, y no errando establece lo
mejor para sí mismo; y esto ha de ser hecho por el gobernado. y así como
dije al principio, tengo por justo el hacer lo conveniente para el más
fuerte. <br />
XV: -Bien, Trasímaco -dije-; ¿crees que hay trampa en mis palabras? <br />
-Lo creo enteramente -contestó. -¿Piensas, pues, que, al preguntarte
como te preguntaba lo hacía insidiosamente, para perjudicarte en la
discusión? <br />
-De cierto lo sé -dijo-. y no conseguirás nada, porque ni habrá de
escapárseme tu mala intención ni, puesta al descubierto, podrás hacerme
fuerza en el debate. <br />
-Ni habría de intentarlo, bendito Trasímaco -repliqué yo-, pero para
que no nos suceda otra vez lo mismo, determina si, cuando hablas del
gobernante y del más fuerte, lo haces conforme al decir común o en el
rigor de la palabra, según tu propia expresión de hace un momento; me
refiero a aquel cuya conveniencia, por ser él más fuerte, es justo que
realice el más débil. <br />
-Al que es gobernante en el mayor rigor de la palabra -dijo-. Ensáñate
y maquina contra esto, si es que puedes: no te pido indulgencia; pero
aseguro que no has de poder hacerlo. <br />
-¿Acaso piensas -dije- que he de estar tan loco como para tratar de esquilar al león <span class="Normal">[43]</span> y engañar a Trasímaco? <br />
-Por lo menos -contestó- acabas de intentarlo, aunque mostrándote incapaz en ello como en todo. <br />
-Basta -dije yo- de tales cosas, pero dime: el médico en el rigor de
la palabra, del que hablabas antes, ¿es por ventura negociante, o bien
curador de los enfermos? Entiende el que es médico en realidad. <br />
-Curador de los enfermos -replicó. <br />
-¿Y qué diremos del piloto? ¿El verdadero piloto es jefe de los marinos o marino? <br />
-Jefe de los marinos. <br />
-En nada, pues, se ha de tener en cuenta, creo yo, que navega en el
bajel, ni por ello se le ha de llamar marino; pues no por navegar recibe
el nombre de piloto, sino por su arte y el mando de los marinos. <br />
-Verdad es -dijo. <br />
-¿Y no tiene cada uno de éstos su propia conveniencia? <br />
-Sin duda. <br />
-¿ Y no existe el arte -dije yo- precisamente para esto, para buscar y procurar a cada uno lo conveniente? <br />
-Para eso -replicó. <br />
-¿Y acaso para cada una de las artes hay otra conveniencia que la de ser lo más perfecta posible? <br />
-¿Qué quieres preguntar con ello? <br />
-Pongo por caso -dije-: si me preguntases si le basta al cuerpo ser
cuerpo o necesita de algo más, te contestaría que "sin duda necesita; y
por ello se ha inventado y existe el arte de la medicina, porque el
cuerpo es imperfecto y no le basta ser lo que es. Y para procurarle lo
conveniente se ha dispuesto el arte". ¿Te parece que hablo rectamente al
hablar así -pregunté- o no? <br />
-Rectamente -dijo. <br />
-¿Y qué más? ¿La medicina misma es imperfecta o, en general, cualquier
otra arte necesita en su caso de alguna virtud, como los ojos de la
vista o las orejas del oído, a los que por esto hace falta un arte que
examine y procure lo conveniente para ellos? ¿Acaso también en el arte
misma hay algún modo de imperfección y para cada arte se precisa otra
parte que examine lo conveniente para ella y otra a su vez para la que
examina y así hasta lo infinito? ¿O es ella misma quien examina su
propia conveniencia? ¿O quizá no necesita ni de sí misma ni de otra para
examinar lo conveniente a su propia imperfección y es la razón de ello
que no hay defecto ni error en arte alguna, ni le atañe a ésta buscar lo
conveniente para nada que no sea su propio objeto, sino que ella misma
es incontaminada y pura en cuanto es recta, esto es, mientras cada una
es precisa y enteramente lo que es? Examínalo con el convenido rigor de
palabra: ¿es esto o no? <br />
-Tal parece -contestó <span class="Normal">[44]</span> .<br />
-La medicina, pues, no busca lo conveniente para sí misma, sino para el cuerpo -dije. <br />
-Así es -dijo. <br />
-Ni la equitación lo conveniente para la equitación, sino lo
conveniente para los caballos; ni ninguna otra arte lo conveniente para
sí misma, pues de nada necesita, sino para el ser a que se aplica. <br />
-Eso parece -dijo. <br />
-Y las artes, ¡oh, Trasímaco!, gobiernan y dominan aquello que constituye su objeto. <br />
Aunque a duras penas convino también en esto. <br />
-Por tanto, no hay disciplina <span class="Normal">[45]</span> alguna que examine y ordene la conveniencia del más fuerte, sino la del ser inferior y gobernado por ella. <br />
Reconociólo al fin también, aunque dispuesto a discutir sobre ello; y una vez que lo reconoció, dije yo: <br />
-Según eso, ¿no es lo cierto que ningún médico en cuanto médico
examina ni ordena lo conveniente para el médico mismo, sino lo
conveniente para el enfermo? Ahora bien, convinimos en que el verdadero
médico gobierna los cuerpos y no es un negociante. ¿O no convinimos?
Confesólo así. <br />
-¿Y en que el verdadero piloto es jefe de los marinos y no marino él mismo? <br />
Quedó confesado.<br />
-Ahora bien, el tal piloto y jefe no examina ni ordena lo conveniente
para el piloto, sino lo conveniente para el marino y gobernado. <br />
Reconociólo, aunque de mala gana. <br />
-Y así, Trasímaco -dije yo-, nadie que tiene gobierno, en cuanto es
gobernante, examina ni ordena lo conveniente para sí mismo, sino lo
conveniente para el gobernado y sujeto a su arte, y dice cuanto dice y
hace todo cuanto hace mirando a éste y a su conveniencia y ventaja. <br />
XVI. Llegados a este punto de la discusión, y hecho claro para todos
que lo dicho por él sobre lo justo se había convertido en su contrario,
Trasímaco, en vez de contestar, exclamó: <br />
-Dime, Sócrates, ¿tienes nodriza <span class="Normal">[46]</span> ? <br />
-¿A qué viene eso? -dije-. ¿No valía más contestar que preguntar tales cosas? <br />
-Lo digo -replicó- porque te deja en tu flujo y no te limpia los
mocos, estando tú necesitado de ello, pues ni siquiera sabes por ella lo
que son ovejas y pastor. <br />
-¿Por qué así? -dije yo. <br />
-Porque piensas que los pastores y los vaqueros atienden al bien de
las ovejas y de las vacas y las ceban y cuidan mirando a otra cosa que
al bien de sus dueños o de sí mismos <span class="Normal">[47]</span> , e igualmente crees que los gobernantes en las ciudades, los que gobiernan de verdad <span class="Normal">[48]</span>
, tienen otro modo de pensar en relación con sus gobernados que el que
tiene cualquiera en regir sus ovejas, y que examinan de día y de noche
otra cosa que aquello de donde puedan sacar provecho. y tanto has
adelantado acerca de lo justo y la justicia y lo injusto y la injusticia
que ignoras que la justicia y lo justo es en realidad bien ajeno,
conveniencia para el poderoso y gobernante y daño propio del obediente y
sometido; y que la injusticia es lo contrario, y que gobierna a los que
son de verdad sencillos y justos, y que los gobernados realizan lo
conveniente para el que es más fuerte y, sirviéndole, hacen a éste
feliz, pero de ninguna manera a sí mismos. Hay que observar, candidísimo
Sócrates, que al hombre justo le va peor en todas partes que al
injusto. Primeramente, en las asociaciones mutuas, donde uno se junta
con otro, nunca verás que, al disolverse la comunidad, el justo tenga
más que el injusto, sino menos. Después, en la vida ciudadana, cuando
hay algunas contribuciones, el justo con los mismos bienes contribuye
más; el segundo, menos. y cuando hay que recibir, el primero sale sin
nada; el segundo, con mucho. Cuando uno de los dos toma el gobierno, al
justo le viene, ya que no otro castigo, el andar peor por causa del
abandono en sus asuntos privados, sin aprovechar nada de lo público por
ser justo, y sobre ello, el ser aborrecido de los allegados y conocidos
cuando no quiera hacerles favor alguno contra justicia; con el injusto
todas estas cosas se dan en sentido contrario. Me refiero, en efecto, a
aquel mismo que ha poco decía, al que cuenta con poder para sacar
grandes ventajas: fíjate, pues, en él si quieres apreciar cuánto más
conviene a su propio interés ser injusto que justo. Y lo conocerás con
la máxima facilidad si te pones en la injusticia extrema, que es la que
hace más feliz al injusto y más desdichados a los que padecen la
injusticia y no quieren cometerla. Ella es la tiranía que arrebata lo
ajeno, sea sagrado o profano, privado o público, por dolo o por fuerza,
no ya en pequeñas partes, sino en masa. Si un cualquiera es descubierto
al violar particularmente alguna de estas cosas, es castigado y recibe
los mayores oprobios; porque, en efecto, se llama sacrílegos,
secuestradores, horadadores de muros, estafadores o ladrones a aquellos
que violan la justicia en alguna de sus partes con cada uno de estos
crímenes. Pero cuando alguno, además de las riquezas de los ciudadanos,
los secuestra a ellos mismos y los esclaviza, en lugar de ser designado
con esos nombres de oprobio es llamado dichoso y feliz no sólo por los
ciudadanos, sino por todos los que conocen la completa realización de su
injusticia <span class="Normal">[49]</span> ; porque los que censuran
la injusticia no la censuran por miedo a cometerla, sino a sufrirla.
Así, Sócrates, la injusticia, si colma su medida, es algo más fuerte,
más libre y más dominador que la justicia; y como dije desde el
principio, lo justo se halla ser lo conveniente para el más fuerte, y lo
injusto lo que aprovecha y conviene a uno mismo.<br />
XVII. Dicho esto, Trasímaco pensaba marcharse después de habemos vertido por los oídos, como un bañero <span class="Normal">[50]</span>
, el torrente de su largo discurso; pero los presentes no le dejaron,
antes bien, le obligaron a quedarse y a dar explicación de lo que había
dicho. y yo mismo también le rogaba con encarecimiento y le decía: <br />
-Bendito Trasímaco, ¿piensas irte después de habernos lanzado tal
discurso, sin enseñamos en forma o aprender tú si es ello así como dices
o de otra manera? ¿Crees que es asunto baladí el que has tomado por tu
cuenta, y no ya el definir la norma de conducta a la que ateniéndonos
cada uno podamos vivir más provechosamente nuestra vida? <br />
-¿Acaso -dijo Trasímaco- no estoy yo también en ello? <br />
-Así parecía -contesté yo-, o bien que no te cuidabas nada de nosotros
ni te preocupabas de que viviésemos mejor o peor ignorando lo que tú
dices saber. Atiende, mi buen amigo, a instruir nos: no perderás el
beneficio que nos hagas, siendo tantos nosotros. Por mi parte, he de
decirte que no reconozco ni creo que la injusticia sea más ventajosa que
la justicia, ni aun cuando se le dé a aquélla rienda suelta y no se le
impida hacer cuanto quiera. Dejemos, amigo, al injusto en su injusticia;
démosle la facultad de atropellar sea por ocultación, sea por fuerza,
que no por ello me persuadirá de que ha de sacar más provecho que con la
justicia. Quizá algún otro de nosotros lo sienta así, no sólo yo;
persuádenos, pues, bendito Trasímaco, de que no discurrimos rectamente
teniendo a la justicia en más que a la injusticia. <br />
-¿Y cómo te he de persuadir? -dijo-. Si con lo que he dicho no has
quedado persuadido, ¿qué voy a hacer contigo? ¿He de coger mi
razonamiento y embutírtelo en el alma <span class="Normal">[51]</span> ? <br />
-No, por Zeus, no lo hagas -repliqué yo-; mas, ante todo, mantente
firme en aquello que digas; y si lo cambias, cámbialo abiertamente y no
nos induzcas a error. Bien ves, Trasímaco -consideremos una vez más lo
de antes-, que después de haber definido al verdadero médico no te
creíste obligado a observar la misma precisión en lo que toca al
verdadero pastor, sino que piensas que éste ceba sus ovejas en su
calidad de pastor, no atendiendo a lo mejor para ellas, sino a manera de
un glotón dispuesto al banquete, para su propio regalo o bien para
venderlas como un negociante, no como tal pastor. Pero a la pastoría <span class="Normal">[52]</span>
, de cierto, no interesa otra cosa que aquello para que está ordenada a
fin de procurarle lo mejor, puesto que, por lo que a ella misma
respecta, está bien dotada hasta la máxima excelencia, en tanto no le
falte nada para ser verdadera pastoría. Y así, creo yo ahora que es
necesario confesemos que todo gobierno, en cuanto gobierno, no considera
el bien sino de aquello que es gobernado y atendido por él, lo mismo en
el gobierno público que en el privado. Mas tú, por lo parte, ¿piensas
que los gobernantes de las ciudades -me refiero a los verdaderos
gobernantes- gobiernan por su voluntad?<br />
-No lo pienso, por Zeus -dijo él-, sino que lo sé.<br />
XVIII. -¿Cómo, Trasímaco? -contesté yo-. ¿No lo percatas de que,
cuando se trata de los otros gobiernos, nadie quiere ejercerlos por su
voluntad, sino que piden recompensa, entendiendo que ninguna ventaja les
ha de venir a ellos de gobernar, sino más bien a los gobernados <span class="Normal">[53]</span>
? Porque, dime, ¿no aseveramos constantemente que cada arte es distinta
de las otras en cuanto tiene distinta eficacia? Y no contestes, bendito
mío, contra lo opinión, para que podamos adelantar algo.<br />
-En eso es distinto -dijo.<br />
-¿Y no nos procura cada una un provecho especial, no ya común con las
otras, como la medicina procura la salud, el pilotaje la seguridad al
navegar, y así las demás?<br />
-Bien de cierto.<br />
-Y así, ¿el arte de granjear <span class="Normal">[54]</span> nos procura granjería?<br />
Porque, en efecto, ésa es su eficacia; ¿o designas tú con el mismo
nombre a la medicina y al pilotaje? O si de cierto quieres definir con
precisión, como propusiste, en caso de que un piloto se ponga bueno por
convenirle navegar por el mar, ¿vas a llamar en razón de ello medicina a
su arte?<br />
-No, por cierto -dijo.<br />
-Ni tampoco al granjeo, creo yo, porque alguien se cure recibiendo granjería.<br />
-Tampoco.<br />
-¿Y qué? ¿La medicina será granjeo porque uno, curando, haga granjería?<br />
Nególo.<br />
-¿Y así confesamos que cada arte tiene su propio provecho?<br />
-Sea así -dijo.<br />
-De modo que aquel provecho que obtienen en general todos los
profesionales de ellas, está claro que lo sacan de algo adicional
idéntico en todas las artes.<br />
-Tal parece -repuso.<br />
-Diremos, pues, que los profesionales que obtienen granjería, la obtienen por servirse en añadidura del arte del granjeo.<br />
Aunque a duras penas, lo reconoció así.<br />
-Ese provecho, pues, de la granjería no lo recibe cada uno de su
propia arte, sino que, consideradas las cosas con todo rigor, la
medicina produce salud y el granjeo, granjería; la edificación, casas, y
el granjeo que acompaña a ésta, granjería; y así en todas las demás
artes hace cada una su trabajo y obtiene el provecho para que está
ordenada. Y si no se añade la ganancia, ¿sacará algo el profesional de
su arte?<br />
-No parece -dijo.<br />
-¿No aprovecha, pues, nada cuando trabaja gratuitamente?<br />
-Sí aprovecha, creo.<br />
-Así, pues, Trasímaco, resulta evidente que ningún arte ni gobierno
dispone lo provechoso para sí mismo, sino que, como veníamos diciendo,
lo dispopte y ordena para el gobernado, mirando al bien de éste, que es
el más débil, no al del más fuerte. Y por esto, querido Trasímaco, decía
yo hace un momento que nadie quiere gobernar de su grado ni tratar y
enderezar los males ajenos, sino que todos piden recompensa; porque el
que ha de servirse rectamente de su arte no hace ni ordena nunca, al
ordenar conforme a ella, lo mejor para sí mismo, sino para el gobernado;
por lo cual, según parece, debe darse recompensa a los que se disponen a
gobernar: sea dinero, sea honra, sea castigo al que no gobierna.<br />
XIX. -¿Cómo se entiende, oh, Sócrates? -dijo Glaucón-. Reconozco lo
de las dos recompensas, pero lo de ese castigo de que hablas y del que
has hecho también mención como un modo de recompensa no lo comprendo.<br />
-¿No lo das cuenta acaso -dije- del premio propio de los mejores, por
el que gobiernan los hombres de provecho cuando se prestan a gobernar?
¿O ignoras que la ambición y la codicia son tenidas por vergonzosas y lo
son en realidad?<br />
-Lo sé -dijo.<br />
-Por esto -repuse yo- los buenos no quieren gobernar ni por dinero ni
por honores; ni, granjeando abiertamente una recompensa por causa de su
cargo, quieren tener nombre de asalariados, ni el de ladrones
tomándosela ellos subrepticiamente del gobierno mismo. Los honores no
los mueven tampoco, porque no son ambiciosos. Precisan, pues, de
necesidad y castigo si han de prestarse a gobernar, y ésta es tal vez la
razón de ser tenido como indecoroso el procurarse gobierno sin ser
forzado a ello. El castigo mayor es ser gobernado por otro más perverso
cuando no quiera él gobernar: y es por temor a este castigo por lo que
se me figura a mí que gobiernan, cuando gobiernan, los hombres de bien; y
aun entonces van al gobierno no como quien va a algo ventajoso, ni
pensando que lo van a pasar bien en él, sino como el que va a cosa
necesaria y en la convicción de que no tienen otros hombres mejores ni
iguales a ellos a quienes confiarlo. Porque si hubiera una ciudad
formada toda ella por hombres de bien <span class="Normal">[55]</span> , habría probablemente lucha por no gobernar, como ahora la hay por gobernar <span class="Normal">[56]</span>
, y entonces se haría claro que el verdadero gobernante no está en
realidad para atender a su propio bien, sino al del gobernado; de modo
que todo hombre inteligente elegiría antes recibir favor de otro que
darse quehacer por hacerlo él a los demás. Yo de ningún modo concedo a
Trasímaco eso de que lo justo es lo conveniente para el más fuerte. Pero
este asunto lo volveremos a examinar en otra ocasión <span class="Normal">[57]</span>
, pues me parece de mucho más bulto eso otro que dice ahora Trasímaco
al afirmar que la vida del injusto es preferible a la del justo. Tú,
pues, Glaucón -dije-, ¿por cuál de las dos cosas lo decides? ¿Cuál de
los dos asertos lo parece más verdadero?<br />
-Es más provechosa, creo yo, la vida del justo.<br />
-¿Oíste -pregunté yo- todos los bienes que Trasímaco relataba hace un momento del injusto?<br />
-Los oí -contestó-, pero no he quedado persuadido.<br />
-¿Quieres, pues, que, si hallamos modo de hacerlo, le convenzamos de que no dice verdad?<br />
-¿Cómo no he de querer? -replicó.<br />
-Bien está -dije yo-, pero si ahora, esforzándonos en refutarle,
pusiéramos razón contra razón, enumerando las ventajas de ser justo, y
él nos replicara en la misma forma y nosotros a él <span class="Normal">[58]</span>
, habría necesidad de contar y medir los bienes que cada uno fuéramos
predicando en cada parte y precisaríamos de unos jueces que decidieran
el asunto; mas, si hacemos el examen, como hasta aquí, por medio de
mutuas confesiones, seremos todos nosotros a un mismo tiempo jueces y
oradores.<br />
-Bien de cierto -dijo.<br />
-¿Cuál, pues, de los dos procedimientos lo agrada? -dije yo.<br />
-El segundo -contestó.<br />
XX. -Vamos, pues, Trasímaco -dije yo-; volvamos a empezar y
contéstame: ¿dices que la injusticia perfecta es más ventajosa que la
perfecta justicia?<br />
-Lo afirmo de plano -contestó- y dichas quedan las razones.<br />
-Y dime: ¿cómo lo entiendes? ¿Llamas a una de esas dos cosas virtud y vicio a la otra?<br />
-¿Cómo no?<br />
-Así, pues, ¿llamas virtud a la justicia yvicio a la injusticia?<br />
-¡Buena consecuencia, querido -exclamó-, cuando digo que la injusticia da provecho yla justicia no!<br />
-¿Qué dices, pues?<br />
-Todo lo contrario -repuso.<br />
-¿Que la justicia es vicio?<br />
-No, sino una generosa inocencia <span class="Normal">[59]</span> .<br />
-¿Y maldad, por tanto, la injusticia?<br />
-No, sino discreción -replicó.<br />
-¿De modo, Trasímaco, que los injustos lo parecen inteligentes y buenos?<br />
-Por lo menos -dijo-, los que son capaces de realizar la injusticia
completa, consiguiendo someter a su poder ciudades y pueblos; tú piensas
acaso que hablo de los rateros de bolsas <span class="Normal">[60]</span>
. Esto también aprovecha -siguió- si pasa inadvertido; pero no es digno
de consideración, sino sólo aquello otro de lo que ahora hablaba.<br />
-En verdad -dije-, no ignoro lo que quieres decir. Pero me ha dejado
suspenso que pongas la injusticia como parte de la virtud y la
sabiduría; y la justicia, entre los contrarios de éstas.<br />
-Así las pongo en un todo.<br />
-Eso es aún más duro, amigo -dije yo-, y no es fácil hacerle objeción;
porque si hubieras afirmado que la injusticia es ventajosa, pero
confesaras que es vicio y desdoro, como reconocen otros, podríamos
replicar algo, siguiendo la doctrina común, pero ahora queda claro que
has de decir que la injusticia es cosa hermosa y fuerte y que has de
asignarle por añadidura todo aquello que nosotros asignamos a la
injusticia, puesto que lo has atrevido a clasificarla como virtud y
discreción <span class="Normal">[61]</span> .<br />
-Adivinas sin el menor error -dijo él.<br />
-Pero no por eso -repuse yo- he de retraerme de seguir el examen en la
discusión, mientras presuma que tú dices lo que realmente piensas <span class="Normal">[62]</span>
. Porque en efecto, Trasímaco, me parece ciertamente que no hablas en
broma, sino que estás exponiendo lo verdadera opinión sobre el asunto.<br />
-¿Qué lo importa -replicó- que sea así o no? Refuta mi aserto.<br />
-Nada me importa -dije yo-; pero trata de responder también a esto:
¿te parece que el varón justo quiere sacar ventaja en algo al varón
injusto?<br />
-De ninguna manera -dijo-; porque, de lo contrario, no sería tan divertido a inocente como es.<br />
-¿Y qué? ¿No querrá tampoco rebasar la acción justa?<br />
-Tampoco -replicó.<br />
-¿Le parecería bien, en cambio, sacar ventaja al injusto y creería que ello es justo o no lo creería?<br />
-Lo creería justo y le parecería bien -repuso-; pero no podría conseguirlo.<br />
-No lo pregunto tanto -observé yo-, sino si el justo, ya que no al
justo, creería conveniente y querría sacar ventaja al injusto.<br />
-Así es -dijo.<br />
-¿Y qué diremos del injusto? ¿Acaso le parecería bien rebasar al justo y la acción justa?<br />
-¿Cómo no -dijo-, siendo así que cree conveniente sacar ventaja a todos?<br />
-¿Así, pues, el injusto tratará de rebasar al hombre justo y la acción justa y porfiará por salir más aventajado que nadie?<br />
-Esto es.<br />
XXI. -Sentemos, pues, esto -dije-: el justo no tratará de sacar
ventaja a su semejante, sino a su desemejante; y el injusto, en cambio,
al semejante y al desemejante.<br />
-Perfectamente dicho -asintió él.<br />
-¿Y no es el injusto -pregunté- inteligente y bueno, y el justo ni una cosa ni otra?<br />
-Bien dicho también -contestó.<br />
-¿Así, pues -repuse-, el injusto se parece al inteligente y al bueno y el justo no?<br />
-¿Cómo no ha de parecerse a ellos el que es tal -dijo y cómo ha de parecerse el otro?<br />
-Claro está. ¿Cada uno, pues, es tal como aquellos a que se parece <span class="Normal">[63]</span> ?<br />
-¿Qué otra cosa cabe? -dijo.<br />
-Bien, Trasímaco; ¿hay alguien a quien tú llamas músico y alguien a quien niegas esta calidad <span class="Normal">[64]</span> ?<br />
-Sí.<br />
-¿Y a cuál de ellos llamas inteligente y a cuál no?<br />
-Al músico, de cierto, inteligente, y al que no es músico no inteligente.<br />
-¿Y al uno también bueno en aquello en que es inteligente y al otro malo en aquello en que no lo es?<br />
-Cierto.<br />
-Y respecto del médico, ¿no dirías lo mismo?<br />
-Lo mismo.<br />
-¿Y lo parece a ti, varón óptimo, que el músico, cuando afina la lira,
quiere rebasar al músico en tender o aflojar las cuerdas o pretende
sacarle ventaja?<br />
-No me parece.<br />
-¿Y al no músico?<br />
-A ése por fuerza -replicó.<br />
-¿Y el médico? Al administrar alimento o bebida, ¿quiere ponerse por cima del médico o de la práctica médica?<br />
-No, por cierto.<br />
-¿Y del que no es médico?<br />
-Sí.<br />
-Mira, pues, si en cualquier orden de conocimiento o ignorancia lo
parece que el que es entendido quiere sacar ventaja en hechos o palabras
a otro entendido o sólo alcanzar lo mismo que su semejante en la misma
actuación.<br />
-Quizá -dijo- tenga eso que ser así.<br />
-¿Y el ignorante? ¿No desearía sacar ventaja lo mismo al entendido que al ignorante?<br />
-Tal vez.<br />
-¿Y el entendido es discreto?<br />
-Sí.<br />
-¿Y el discreto, bueno?<br />
-Sí.<br />
-Así, pues, el bueno y discreto no querrá sacar ventaja a su semejante, sino sólo a su desemejante y contrario.<br />
-Eso parece -dijo.<br />
-Y en cambio, el malo a ignorante, a su semejante y a su contrario.<br />
-Tal se ve.<br />
-Y el injusto, ¡oh, Trasímaco! -dije yo-, ¿no nos saldrá yneriendo
aventajar a su desemejante y a su semejante? No era eso lo que decías?<br />
-Sí -contestó.<br />
-¿El justo, en cambio, no querrá aventajara su semejante, sino sólo a su desemejante?<br />
-Sí.<br />
-El justo, pues, se parece al discreto y bueno -dije-, y el injusto al malo a ignorante.<br />
-Puede ser.<br />
-Por otra parte, hemos reconocido que cada uno es tal como aquel a quien se parece.<br />
-En efecto, lo hemos reconocido.<br />
-Así, pues, el justo se nos revela como bueno y discreto; y el injusto, como ignorante y malo.<br />
XXII. Y Trasímaco reconoció todo esto, pero no con la facilidad con
que yo lo cuento, sino arrastrado y a duras penas, sudando a chorros,
pues era verano. Y entonces vi lo qtie nunca había visto: cómo Trasímaco
se ponía rojo. pero, cuando llegamos a la conclusión de que la justicia
es virtud y discreción y la injusticia maldad a ignorancia, dije:<br />
-Bien, dejemos eso sentado. Decíamos también que la injusticia era fuerte; ¿no lo acuerdas, Trasímaco?<br />
-Me acuerdo -contestó-, pero no estoy conforme tampoco con lo que
ahora vas diciendo y tengo que hablar sobre ello; mas si hablara, bien
sé que me ibas a salir con que estaba discurseando. Así, pues, déjame
decir cuanto quiera o ve preguntando, si quieres preguntar. Yo lo
responderé "¡Sí!", como a las viejas que cuentan cuentos <span class="Normal">[65]</span> y aprobaré o desaprobaré con la cabeza.<br />
-Pero de ningún modo -dije yo- contra lo propia opinión.<br />
-Como a ti lo agrade -dijo-, puesto que no me dejas hablar. ¿Qué más quieres?<br />
-Nada, por Zeus -dije-; si has de hacerlo así, hazlo: yo preguntaré.<br />
-Pregunta, pues.<br />
-Y he de preguntar ahora lo mismo que hace un instante a fin de que
sigamos sin interrupción el argumento: ¿qué es la justicia en relación
con la injusticia? Creo que dijimos <span class="Normal">[66]</span> ,
en efecto, que la injusticia era algo más poderoso y fuerte que la
justicia, y ahora -agregué-, si es que la justicia es discreción y
virtud, pienso que fácilmente se nos va a aparecer como cosa más fuerte
que la injusticia, siendo esta última ignorancia; nadie podría
desconocer esto. Pero yo no aspiro a demostrarlo tan sencillamente, sino
de esta otra manera <span class="Normal">[67]</span> : ¿reconoces,
Trasímaco, que se da la ciudad injusta que trata de esclavizar
injustamente a otras ciudades y las ha esclavizado de hecho y las
conserva esclavas bajo su poder?<br />
-¿Cómo no? -dijo-. Y la ciudad más excelente y que lleve a mayor perfección su injusticia será la que mayormente lo haga.<br />
-Entiendo -dije-; porque ésta es lo teoría. Pero lo que acerca de ello
quiero considerar es esto: si la ciudad que se hace más fuerte tendrá
este poder sin la justicia o le será la justicia necesaria.<br />
-Si es como tú decías -respondió-, que la justicia es discreción, con la justicia; si como yo afirmaba, con la injusticia.<br />
-Contentísimo quedo, Trasímaco -dije yo-, porque no sólo apruebas o desapruebas con señas, sino que das perfecta respuesta.<br />
-Quiero complacerte con ello -contestó.<br />
XXIII. -Muy bien por lo parte; pero hazme este otro favor y dime:
¿crees que una ciudad o un ejército, o unos piratas, o unos ladrones, o
cualquiera otra gente, sea cual sea la empresa injusta a que vayan en
común, pueden llevarla a cabo haciéndose injusticia los unos a los
otros?<br />
-Sin duda que no -dijo él.<br />
-¿No la realizarían mejor sin hacerse injusticia?<br />
-Bien de cierto.<br />
-Porque, en efecto, la injusticia produce sediciones, ¡oh, Trasímaco!,
y odios y luchas de unos contra otros, mientras que la justicia trae
concordia y amistad; ¿no es así?<br />
-Sea así -dijo-, porque no quiero contradecirte.<br />
-Muy bien por lo parte, ¡oh, varón óptimo!, pero contéstame a esto
otro: siendo obra propia de la injusticia el meter el odio dondequiera
que esté, ¿no ocurrirá que al producirse, ya entre hombres libres, ya
entre esclavos, los lleve a odiarse recíprocamente y a dividirse y a
quedar impotentes para realizar nada en común los unos con los otros?<br />
-Bien seguro.<br />
-¿Y qué ocurriría tratándose sólo de dos personas? ¿No discreparán y
se odiarán y se harán tan enemigas la una de la otra como de las
personas justas?<br />
-Se harán -contestó.<br />
-Y finalmente, ¡oh, varón singular!, si la injusticia se produce en
una persona sola, ¿perderá aquélla su especial poder o lo conservará
íntegramente?<br />
-Consérvelo íntegramente, si quieres -replicó.<br />
-Así, pues, la injusticia se nos muestra con un poder especial de tal
índole que a aquello en que se introduce, sea una ciudad o un linaje o
un ejército a otro ser cualquiera, lo deja impotente para conseguir nada
en concordia consigo mismo a causa de la reyerta y disensión y además
lo hace tan enemigo de sí mismo como de su contrario el justo; ¿no es
así?<br />
-Bien de cierto.<br />
-E igualmente creo que, cuando se asienta en una sola persona, produce
todo aquello que por su naturaleza ha de producir: lo deja impotente
para obrar, en reyerta y discordia consigo mismo, y lo hace luego tan
enemigo de sí mismo como de los justos; ¿no es esto?<br />
-¿Y no son justos, oh, amigo, también los dioses?<br />
-Conforme -replicó.<br />
-Por lo tanto, ¡oh, Trasímaco!, para los dioses el injusto será odioso; y el justo, amigo.<br />
-Goza sin miedo -dijo- del banquete de lo argumentación; yo no he de contradecirte para no indisponerme con éstos.<br />
-Ea, pues -dije yo-, complétame el resto del banquete contestándome
como lo hacías ahora; porque los justos se nos muestran como más
discretos, mejores y más dotados para obrar, y los injustos, como
incapaces para toda acción en común, y así, cuando decimos que siendo
injustos hacen algo eficazmente en compañía, no decimos la verdad. En
efecto, si fueran totalmente injustos no se perdonarían unos a otros;
evidentemente, hay en ellos cierta justicia que les impide hacerse
injuria recíprocamente al mismo tiempo que van a hacerla a los demás, y
por esta justicia consiguen lo que consiguen, y se lanzan a sus
atropellos corrompidos sólo a medias por la injusticia, ya que los
totalmente malvados y completamente injustos son también completamente
impotentes para obrar. Así entiendo que es esto y no como tú en primer
término sentaste. Y en cuanto a aquello de si los justos viven mejor que
los injustos y son más felices que ellos <span class="Normal">[68]</span>
, cosas que nos propusimos examinar después, habrá que probarlo. Tales
se nos muestran ya desde ahora, me parece, en virtud de lo que llevamos
dicho; no obstante, habrá que examinarlo mejor, porque la discusión no
es sobre un asunto cualquiera, sino sobre el modo como se debe vivir.<br />
-Examínalo, pues -dijo.<br />
-Voy a examinarlo -repliqué-. Pero dime: ¿el caballo tiene a lo parecer una operación propia?<br />
-Sí.<br />
-¿Considerarías como operación propia del caballo o de otro ser
cualquiera aquella que sólo, o de mejor manera que por otros, pudiera
hacerse por él?<br />
-No entiendo -dijo.<br />
-Sea esto: ¿puedes ver con otra cosa que con los ojos?<br />
-No de cierto.<br />
-¿O acaso oír con algo distinto de los oídos?<br />
-De ningún modo.<br />
-¿No podríamos, pues, decir que ésas son operaciones propias de ellos?<br />
-Bien de cierto.<br />
-¿Y qué? ¿Podrías cortar un sarmiento con una espada o con un trinchete?<br />
-¿Cómo no?<br />
-Pero con nada mejor, creo yo, que con una podadera fabricada a este efecto.<br />
-Verdad.<br />
-¿No pondremos, pues, esta operación como propia suya?<br />
-La pondremos, de cierto.<br />
XXIV -Ahora pienso que podrás entender mejor lo que últimamente
preguntaba al informarme de si era operación propia de cada cosa aquello
que realiza ella sola o ella mejor que las demás.<br />
-Lo entiendo -dijo-, y me parece que ésa es, efectivamente, la operación propia de cada una.<br />
-Bien -dije-; ¿te parece que hay también una virtud en cada una de las
cosas a que se atribuye una operación? Volvamos a los mismos ejemplos:
¿hay una operación propia de los ojos?<br />
-La hay.<br />
-Y así, ¿hay también una virtud en ellos?<br />
-También una virtud.<br />
-¿Y qué? ¿No había también una operación propia de los oídos?<br />
-Sí.<br />
-¿Y, por tanto, también una virtud?<br />
-También.<br />
-¿Y no ocurrirá lo mismo con todas las otras cosas?<br />
-Lo mismo.<br />
-Bien está: ¿acaso los ojos podrán realizar bien su operación sin su propia virtud, con vicio en lugar de ella?<br />
-¿Qué quieres decir? -preguntó-. Acaso hablas de la ceguera en vez de la visión.<br />
-De la virtud de ellos, sea cual sea -dije yo-; porque todavía no
pregunto esto, sino si se realizará bien su operación con su propia
virtud y mal con el vicio contrario.<br />
-Dices bien -respondió.<br />
-¿Y del mismo modo los oídos privados de su virtud realizarán mal su propia operación?<br />
-Bien de cierto.<br />
-¿Ponemos, en fin, todas las demás cosas en la misma cuenta?<br />
-Eso creo.<br />
-Vamos, pues, adelante y atiende a esto otro: ¿hay una operación
propia del alma que no puedes realizar sino por ella? Pongo por caso: el
dirigir, el gobernar, el deliberar y todas las cosas de esta índole,
podríamos atribuírselas a algo que no sea el alma misma o diríamos que
son propias de ésta?<br />
-De ella sólo.<br />
-¿Y respecto de la vida? ¿No diremos que es operación del alma?<br />
-Sin duda -dijo.<br />
-¿No diremos, pues, que existe una virtud propia del alma?<br />
-Lo diremos.<br />
-¿Y acaso, oh Trasímaco, el alma realizará bien sus operaciones privada de su propia virtud o será ello imposible?<br />
-Imposible.<br />
-Fuerza será, por tanto, que el alma mala dirija y gobierne mal y que la buena haga bien todas estas cosas.<br />
-Fuerza será.<br />
-¿Y no convinimos <span class="Normal">[69]</span> en que la justicia era virtud del al ma y la injusticia vicio?<br />
-En eso convinimos, en efecto.<br />
-Por tanto, el alma justa y el hombre justo vivirá bien <span class="Normal">[70]</span> ; y el injusto mal.<br />
-Así aparece conforme a lo argumento -dijo.<br />
-Y, por otra parte, el que vive bien es feliz y dichoso, y el que vive mal, lo contrario.<br />
-¿Cómo no?<br />
-Y así, el justo es dichoso; y el injusto, desgraciado.<br />
-Sea -dijo.<br />
-Por otro lado, no conviene ser desgraciado, sino dichoso.<br />
-¿Qué duda tiene?<br />
-Por tanto, bendito Trasímaco, jamás es la injusticia más provechosa que la justicia.<br />
-Banquetéate con todo eso, ¡oh, Sócrates!, en las fiestas Bendidias <span class="Normal">[71]</span> -dijo.<br />
-Banquete que tú me has preparado, ¡oh, Trasímaco! -observé yo-, pues lo
aplacaste conmigo y cesaste en lo enfado. Mezquino va a ser, sin
embargo, no por lo culpa, sino por la mía; y es que, así como los
golosos gustan siempre con arrebato del manjar que en cada momento se
les sirve sin haber gozado debidamente del anterior, así me parece que
yo, sin averiguar lo que primeramente considerábamos, qué cosa sea lo
justo, me desprendí del asunto y me lancé a investigar acerca de ello,
si era vicio e ignorancia o discreción y virtud; y presentándose luego
un nuevo aserto, que la injusticia es más provechosa que la justicia, no
me retraje de pasar a él, dejando el otro, de modo que ahora me
acontece no saber nada como resultado de la discusión <span class="Normal">[72]</span> . Porque no sabiendo lo que es lo justo, difícil es que sepa si es virtud o no y si el que la posee es desgraciado o dichoso.</div>
vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-63086719830757434502012-11-12T16:32:00.001-08:002012-11-12T16:33:30.983-08:00De los 400 golpes a las 800 Balas<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.purhepecha.com.mx/files/posted_images/2/cheran_35.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://www.purhepecha.com.mx/files/posted_images/2/cheran_35.jpg" /></a></div>
El tema común de ambas películas se sintetizar en un lugar común, el agandalle del mas fuerte.</div>
vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-27311580826165864932012-11-12T14:46:00.001-08:002012-11-12T14:54:38.548-08:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="cabeza" style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-large;">La destrucción social-ambiental de México</span></div>
<div class="cabeza" style="text-align: center;">
</div>
<div class="credito-articulo">
Gilberto López y Rivas</div>
<div class="col col1">
<div class="inicial">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.purhepecha.com.mx/files/posted_images/2/cheran_32.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://www.purhepecha.com.mx/files/posted_images/2/cheran_32.jpg" /></a></div>
<div class="inicial">
Apartir de hoy,
viernes 9 y hasta el domingo 11 de noviembre, tendrá lugar en el
municipio autónomo de San Francisco Cherán una importante reunión
conjunta en la que se articulan la preaudiencia del Tribunal Permanente
de los Pueblos-Capítulo México sobre la Devastación Ambiental y Derechos
de los Pueblos en el Estado de Michoacán y la Octava Asamblea Nacional
de Afectados Ambientales (ANAA), que constituye un espacio de
convivencia no sujeto a instituciones del Estado ni a partidos
políticos, de más de 130 luchas locales con presencia en por lo menos la
mitad de los estados de la República: Oaxaca, Chiapas, Guerrero,
Veracruz, Puebla, Tlaxcala, México, Morelos, Jalisco, Guanajuato, San
Luis Potosí, Sonora, Nayarit, Chihuahua, Quintana Roo, Distrito Federal y
Michoacán.</div>
Que Cherán sea sede del evento constituye un reconocimiento solidario
por parte de los representantes de pueblos y organizaciones sociales
del país a esta emblemática lucha autonómica purépecha, que se genera a
partir de sus formas organizativas tradicionales y sus autoridades
elegidas en asambleas comunitarias, para preservar su territorio y
defenderse del crimen organizado, que ha talado de manera ilegal 20 mil
de las 27 mil hectáreas de su bosque, además de haber asesinado a varios
comuneros.<br />
Para la preaudiencia del tribunal se presentarán más de una docena de
casos documentados que demuestran el alto grado de agresión
socio-ambiental en Michoacán, como el proyecto de vialidad
Altozano-Camelinas, que cruza el área natural protegida de la Loma de
Santa María, zona de recarga de 40% del agua para la ciudad de Morelia;
el de los habitantes de Lázaro Cárdenas que se pronuncian en contra de
un gran proyecto de infraestructura asociado a un puerto marítimo que
conecta rutas comerciales de Estados Unidos a China; el de las
comunidades purépechas de Patamban y Tengüencho, que defienden sus
bosques contra las plantaciones agroindustriales de aguacate; el de la
comunidad de Zacapu, que resguarda sus humedales y laguna ubicados
dentro de un área natural protegida amenazada por un proyecto turístico;
la comunidad purépecha Cheranatzicurin, Paracho, que presenta despojo
de tierras y devastación del bosque por talamontes coludidos con el
crimen organizado; la comunidad de Agangueo, que lucha en contra del
saqueo por la Minera México y en defensa del bosque que alberga cada año
a la mariposa Monarca; las comunidades de La Minzita, Cerros del Sur y
Hacienda del Quinceo, que denuncian el despojo de espacios públicos y
los abusos de la urbanización salvaje, entre otros casos, evidencias y
pruebas que se presentarán. Toda esta red de agraviados locales ha
respondido a la Octava Asamblea Nacional de Afectados Ambientales,
organizándose formalmente por primera vez como una instancia unitaria de
resistencia denominada Coordinadora Michoacana de Afectados
Ambientales.</div>
La trascendencia de este encuentro radica en visibilizar la
emergencia de una resistencia popular que se levanta en contra de la
corrupción gubernamental estatal y federal, que permite y promueve la
privatización de servicios públicos, como el manejo del agua, la basura,
la distribución y producción de energía y alimentos; en contra de las
agresiones de las bandas criminales, protegidas por autoridades civiles y
militares; en contra de las poderosas empresas mineras,
agroindustriales, papeleras, inmobiliarias, turísticas, etcétera, así
como en contra de proyectos inmobiliarios, centros comerciales,
basureros, confinamiento de residuos tóxicos, granjas industriales de
cerdos, gasolineras, todo lo cual tiene impactos profundos en el
hábitat, en la salud y reproducción de los pueblos como tales, y en la
posibilidad futura de la vida misma de la especie humana.<br />
Por su parte, la octava Asamblea Nacional de Afectados Ambientales
constituye el más importante acontecimiento anual de este espacio de
resistencia autónomo, en el que convergen la mayor cantidad de
agraviados y activistas de diversas partes del país, para intercambiar
experiencias sobre la amplia variedad de conflictos ambientales que
tienen lugar en todo el territorio nacional, tanto en el ámbito urbano
como en el rural. Coinciden también otras luchas que se hermanan con las
ambientales, como las indígenas, campesinas, obreras, sindicales, por
los derechos humanos, contra la guerra social que se encubre en la del
narcotráfico. La importancia de esta octava asamblea es múltiple, ya que
ocurre en un momento de gran efervescencia social en Michoacán y en el
país, articulando procesos de resistencia de afectados con el movimiento
magisterial de la Sección 18 y el movimiento estudiantil local,
duramente reprimido por los gobiernos estatal y federal. Se espera,
igualmente, la presencia de diversos movimientos que intentan unificar
las luchas, como el Movimiento de Liberación Nacional, la Coordinadora
Nacional de Trabajadores de la Educación, la Vía Campesina, el
movimiento urbano popular y los jóvenes integrantes del Movimiento
#YoSoy132, entre otros.<br />
La octava asamblea ha procedido adicionalmente a organizar una decena
de preaudiencias en campos específicos, como la destrucción de bosques,
aguas, mares, ríos, tierras de cultivo, maíz, salud humana, vivienda
urbana, etcétera, encaminadas a conformar un expediente pormenorizado de
la devastación ambiental nacional, que permita fincar responsabilidades
a actores precisos: empresas privadas y públicas, funcionarios públicos
corruptos de todos los niveles de gobierno, científicos mercenarios y
corporaciones, y con toda esa información poder organizar una demanda
colectiva en contra del Estado mexicano que –por omisión y comisión–
está ocasionando la destrucción extendida, deliberada, sistemática y
dolosa del medio ambiente nacional.</div>
vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-57046772127736394022012-06-29T18:50:00.000-07:002012-06-29T18:52:41.041-07:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<table border="0" cellpadding="0" cellspacing="0" style="width: 502px;"><tbody>
<tr valign="top"><td colspan="2"><div align="justify">
<h1 align="left">
<span style="color: #336699;"> Atenco TERROR institucional</span></h1>
<span class="autor">Nancy Flores / David Cilia, fotos</span> <br />
San Salvador Atenco, Estado de México. Miradas de
reprobación y escrutinio son vehementes en los rostros de los
pobladores. Después del operativo de represión, promovido el 4 de mayo
de 2006 por los gobiernos federal y estatal, cada forastero es escrutado
y recibido con desconfianza. Y es que desde esa fecha el pueblo de
Atenco está dividido en dos: delatores (priístas) y delatados
(integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y adherentes a
la Sexta Declaración de la Selva Lacandona).</div>
</td>
<td align="center" width="104"><div align="center">
<img height="194" src="http://contralinea.com.mx/archivo/2006/junio/fotos/0504Ate6.jpg" width="200" /><br />
<br /></div>
</td>
</tr>
<tr>
<td colspan="3"></td>
</tr>
<tr>
<td colspan="3"><hr align="left" color="#B9D1D7" size="1" width="520" />
<table align="left" border="0" cellpadding="1" cellspacing="1" style="width: 1px;">
<tbody>
<tr>
<th bgcolor="#F1FBFE" height="2" scope="col"><table border="0" cellpadding="3" cellspacing="0" class="blueback">
<tbody>
<tr valign="top">
<td class="whitetxt"><b>Publicidad</b></td>
<td align="right" class="more"><br /></td>
</tr>
</tbody>
</table>
<table bgcolor="#708090" border="0" cellpadding="1" cellspacing="0">
<tbody>
<tr>
<td><table bgcolor="#708090" border="0" cellpadding="4" cellspacing="0">
<tbody>
<tr>
<td bgcolor="#ffffff" valign="top"><div class="small">
<div align="center">
</div>
<div align="center">
</div>
</div>
</td>
</tr>
</tbody>
</table>
</td>
</tr>
</tbody>
</table>
</th>
</tr>
</tbody></table>
<div align="justify">
Los últimos —víctimas de la
ultraderecha que impone el supuesto “orden” contraviniendo la
Constitución— dicen que los traidores han sido identificados, que son
militantes del Partido Revolucionario Institucional pagados por el “mal
gobierno” de Enrique Peña Nieto y usados como delatores en el acto de
represión patrocinado con recursos públicos. Tras recabar varios
testimonios, los miembros del FPDT han confirmado la identidad de al
menos tres hombres y una mujer de extracción priísta quienes, cubiertos
con pasamontañas, se encargaron de señalar las casas de familiares y
amigos del líder Ignacio del Valle. Durante el operativo, medio centenar
de viviendas fueron allanadas por elementos de la Policía Federal
Preventiva (PFP) y de la Policía Estatal, a pesar de que en ningún caso
se contaba con orden judicial como lo manda la Ley.</div>
<div align="justify">
Además de la zozobra desatada por la
presencia de “espías” del gobierno que vigilan cada movimiento de los
integrantes del Frente de Pueblos, y de las amenazas de más
allanamientos que sueltan los priístas, las miradas contienen dolor,
indignación, miedo, pero sobre todo rabia; esa rabia por haber sido
violentados como pueblo, como individuos, como gente humilde, como gente
campesina. </div>
<div align="justify">
<img align="left" height="292" hspace="5" src="http://contralinea.com.mx/archivo/2006/junio/fotos/PenaNieto.jpg" width="200" />La
tranquilidad de Atenco ha sido robada por ese supuesto “Estado de
Derecho” que pretende justificar el uso excesivo de la fuerza pública. Y
aunque la plaza, las calles y los callejones, que parecen un extraño
laberinto, han sido finamente lavados y el asfalto no muestra más la
sangre que la bota de la represión arrancó a los detenidos tras brutales
golpizas, la gente no olvida. </div>
<div align="justify">
Ventanas destrozadas, puertas rotas,
muebles tronchados y ropa esparcida por doquier en unos 50 hogares,
entre ellos el de Ignacio del Valle, y en las oficinas ejidales, de
donde además fueron robados 140 mil pesos, una computadora y varios
documentos internos, según acusan el comisariado ejidal Santiago Medina
Islas y el tesorero Julio Flores Yáñez, demuestran lo que la
administración de Vicente Fox le hizo a este pueblo dos meses antes de
la elección presidencial. </div>
<div align="justify">
“El gobierno sólo trajo
intranquilidad a Atenco”, dicen algunos vecinos que no se identifican
porque tienen miedo a las represalias. Pero la embestida, señalan, no
viene únicamente del aparato gubernamental, sino que se da en
complicidad con los medios de comunicación.</div>
<div align="justify">
“TV Azteca y Televisa dicen que somos
delincuentes. Nos acusan de violentos como de por sí lo hacen con los
pobres de este país. Pero si alguien ha traído la violencia son Fox y
Peña Nieto. En dónde están los hijos de Marta Sahagún, en dónde está
Arturo Montiel o el góber precioso (Mario Marín). Por qué no le aplican
el 'Estado de Derecho' a los verdaderos delincuentes”, se preguntan. </div>
<div align="justify">
Y aunque no se trata de
narcotraficantes ni de secuestradores, para el gobierno esta gente y los
189 presos políticos de Atenco y de La Otra Campaña, como los ha
reconocido el subcomandante insurgente Marcos —de los cuales 17 ya
fueron absueltos—, son acusados de haber cometido el delito de
delincuencia organizada.</div>
<div align="justify">
Así lo demuestra el cargo que se les
pretendió fincar en la averiguación previa 96/06 y la posterior
apelación contra el fallo de absolución dictado el pasado 10 de mayo por
el juez segundo penal de Toluca, Jaime Maldonado, cuya oficina está
decorada con una foto del gobernador Enrique Peña, quizá porque poco le
importa la independencia de poderes. </div>
<div align="justify">
Un integrante del FPDT explica: “para
Fox somos peligrosos porque no estamos de acuerdo con su gobierno; pero
cómo vamos a estar de acuerdo si lo único que hace es engañar para
vender lo que no es suyo. Él está enojado con nosotros porque no pudo
construir su aeropuerto y por eso nos reprime y manda a la cárcel a
Nacho (del Valle) y a otros 'compas'. Ahora dice que ya nos desarticuló.
No es así, nosotros estamos en pie de lucha”. El operativo Un día
después del desalojo de por lo menos ocho floricultores del mercado
Belisario Domínguez, ubicado en Texcoco, que provocó un enfrentamiento
entre miembros del FPDT y elementos de las policías federal, estatal y
municipal —y cuyo saldo fue de un menor de edad muerto, 94 detenidos,
entre ellos Ignacio del Valle, y nueve agentes retenidos—, Atenco fue
tomado violentamente.</div>
<div align="justify">
Con el pretexto de rescatar a los
elementos de la policía que permanecían bajo la custodia de los
pobladores, y a pesar de las negociaciones que se mantenían con el
gobierno estatal para liberarlos, al despuntar el 4 de mayo se inició el
operativo de represión instrumentado por el Estado mexicano.</div>
<div align="justify">
La vigilancia flaqueaba: en las
barricadas formadas por unas treinta personas —con excepción de la
principal que apenas superaba las 250 y estaba ubicada en la calle de
Los Fresnos —, la mayoría de los integrantes del FPDT, adherentes a la
Sexta Declaración, observadores de derechos humanos y estudiantes,
dormían cobijados por el calor de las llantas incendiadas.</div>
<div align="justify">
Algunos activistas se habían
retirado: creían que al amanecer el peligro de una intervención
policíaca estaba superado. No fue así. Aunque una falsa alarma a las
tres de la madrugada los volvió escépticos, a las seis las botas de unos
3 mil 500 elementos de la Policía Estatal y de unos 2 mil de la PFP
pisotearon Atenco.</div>
<div align="justify">
Las campanas de la iglesia, que se
encuentra justo frente a la plaza principal, la presidencia municipal y
las oficinas del comisariado ejidal, repicaron en señal de alerta. La
resistencia adormilada preparó la defensa con algunas bombas molotov,
cohetones, palos y piedras. Cinco helicópteros, tanto de la federal como
de la estatal, empezaron a sobrevolar la zona y a lanzar algún tipo de
gas, cuentan testigos. En uno de éstos viajaba un delator.</div>
<div align="justify">
La represión llegaba a San Salvador
Atenco con una sola orden: “golpear todo lo que se mueva”. Las tropas de
la fuerza pública avanzaban tras los disparos de varios dispositivos de
gas lacrimógeno e incluso de las armas de fuego que portaban los
estatales, de acuerdo con tres testimonios obtenidos por el Centro de
Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez.</div>
<div align="justify">
Una joven, que se salvó de una
inhumana golpiza y del abuso sexual que sufrieron en su mayoría las
mujeres detenidas, dice: “detrás de la gran nube de gas se veían
demasiados policías. Vimos nuestros palos y omprendimos que nada
podíamos hacer. El gas nos hacía vomitar, no veíamos ni respirábamos
bien. Corrimos. Los vecinos salían para darnos trapos empapados de agua o
vinagre. Luego alguien nos refugió en su casa y ahí permanecimos por 12
horas”. Afuera, y sin importar siquiera que las cámaras fotográficas y
de televisión registraban la saña con la que eran sometidas las ya de
por sí disminuidas víctimas, policías federales y estatales reprimían a
su antojo a los detenidos en supuesta flagrancia.</div>
<div align="justify">
Con la anuencia del presidente
Vicente Fox y su aparato gubernamental la fuerza pública golpeó y pateó a
los hombres y a las mujeres hasta el hartazgo, hasta que la sangre les
empapaba el rostro, los brazos, la ropa. Los detenidos sin orden de
aprehensión, varios de ellos en calidad de bultos, como el trabajador de
Telmex, Jorge Salinas Jardón, fueron arrastrados hasta los camiones que
los trasladarían al penal de Santiaguito.</div>
<div align="justify">
<img align="left" height="169" hspace="5" src="http://contralinea.com.mx/archivo/2006/junio/fotos/LosDelatores.jpg" width="200" />Apilados
en los pasillos de las camionetas, los aprehendidos eran torturados y
las mujeres abusadas sexualmente, como si se tratara del “botín de
guerra” prometido a las tropas desde las oficinas de los altos
funcionarios. Detrás de la rejilla de prácticas del juzgado segundo de
lo penal, después de denunciar las vejaciones de las que fueron objeto,
un joven estudiante increpa a los reporteros con un resumen de la
brutalidad: “¿Han olido la sangre humana? O nada más se divierten con el
sufrimiento de los demás. ¿Han viajado en un 'pinche' camión de
granaderos en donde la sangre chorrea por todos lados, en donde huele a
sangre humana, a rastro?, ¿han sentido eso?” En el pueblo, los delatores
señalaban las casas que fueron cateadas: sus moradores, incluso los
niños y los ancianos, eran golpeados. </div>
<div align="justify">
<a href="http://archivo.contralinea.info/caricaturas/2012/junio/24.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://archivo.contralinea.info/caricaturas/2012/junio/24.jpg" width="233" /></a>Del allanamiento a las viviendas se
obtuvo el mayor número de personas detenidas. En los techos, los tinacos
eran revisados sin excepción. Hasta las tumbas del panteón del pueblo,
ubicado en la calle Miguel Hidalgo, fueron registradas. La priísta y
sindico procuradora del municipio de Atenco, Rosalinda Martínez Morales,
admite que el operativo fue excesivo y que la violencia y la represión
instrumentada por el Estado es injustificable, pues, acepta, antes del 4
de mayo el pueblo estaba en paz. “Los del Frente de Pueblos en Defensa
de la Tierra no podían ser considerados como un peligro para nadie”,
afirma.</div>
<div align="justify">
El operativo de represión
instrumentado por el director de Seguridad Pública del Estado de México,
Wilfrido Robledo, apoyado por el ex director del Cisen y actual
secretario de Seguridad Pública Federal, Eduardo Medina Mora, concluyó a
la seis de la tarde del 4 de mayo con 189 presos políticos, cinco
extranjeros expulsados ilegalmente del país, un adolescente muerto y un
estudiante en estado de coma. Hasta ahora nadie sabe el número exacto de
desaparecidos.</div>
<div align="justify">
“Esto que nos hicieron no se va a
quedar impune. Sabemos quiénes son. Nada más que se tranquilice esto
habrá justicia”, dice un anciano atenquense. “El pueblo está indignado
con el gobierno y con los traidores. </div>
<div align="justify">
La gente tiene miedo porque los
priístas andan amenazando, pero poco a poco nos estamos reactivando y
nos vamos a defender porque estamos en contra de estas injusticias”,
advierte un integrante del FPDT que mantiene guardia en la mesa de
información de la casa ejidal</div>
</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<b>Información tomada de la revista contralínea. <a href="http://contralinea.info/archivo-revista/">http://contralinea.info/archivo-revista/</a></b><a href="http://contralinea.com.mx/archivo/2006/junio/htm/atenco_terror.htm"></a><br />
<br /></div>vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-7441694452881507952012-06-06T17:57:00.001-07:002012-06-06T17:57:05.302-07:00Movimiento por la paz con justicia y dignidad<div class="post-headline"><h1>Javier Sicilia habla a los candidatos y la candidata a la presidencia de la república</h1></div><div class="rtejustify" style="text-align: right;"><em>Palabras Javier Sicilia / MPJD</em></div><div style="text-align: justify;"><strong style="text-align: justify;"><a href="http://doc.cencos.org/img/Dialogos-por-la-paz-Foto%20Alconsumidor.jpg" target="_blank"><img alt="" src="http://doc.cencos.org/img/Dialogos-por-la-paz-Foto%20Alconsumidor.jpg" style="float: left; height: 100px; width: 150px;" /></a></strong></div><div class="rtejustify" style="text-align: justify;"><strong><strong>México D.F., 28 de mayo de 2012</strong>.-</strong> Buenas días señora Josefina Vázquez Mota; señor Enrique Peña Nieto; señor Andrés Manuel López Obrador; señor Gabriel Quadri; buenos días hermanos y hermanas del MPJD; buenos días a la ciudadanía herida de esta nación. Muchas gracias por asistir a nuestra convocatoria<strong>.</strong></div><div class="rtejustify" style="text-align: justify;"><span id="more-4969"></span></div><div style="text-align: justify;">Antes de empezar a dar nuestra palabra, quiero, como siempre, leer unos versos; esta vez de <em>Piedra de sol de Octavio Paz: “[…] el mundo nace cuando dos se besan,/ […] y las leyes comidas de ratones,/ las rejas de los bancos y las cárceles,/ las rejas de papel, las alambradas,/ los timbres y las púas y los pinchos,/ el sermón monocorde de las armas, […]/ el burro pedagogo, el cocodrilo/ metido a redentor, padre de pueblos,/ el Jefe, el tiburón, el arquitecto/ del porvenir, el cerdo uniformado,/ el hijo predilecto de la Iglesia/ que se lava la negra dentadura/ con el agua bendita y toma clases/ de inglés y democracia, las paredes/ invisibles, las máscaras podridas/ que dividen al hombre de los hombres,/ al hombre de sí mismo, se derrumban/ por un instante inmenso y vislumbramos/ nuestra unidad perdida, el desamparo/ que es ser hombres, la gloria que es ser hombres/ y compartir el pan, el sol, la muerte,/ el olvidado asombro de estar vivos/ […]”</em></div><div style="text-align: justify;">Porque esta nación no termina de encontrar su camino, porque, como dicen esos versos de Paz, ha estado tomada en muchos sectores por la hipocresía, el cinismo y la delincuencia que tienen herido el corazón de la nación y hecho pedazos el cuerpo de la patria, y por nuestros muertos y desaparecidos, que son el rostro sin fin de esa herida, pedimos a todos un minuto de silencio.</div><div style="text-align: justify;">Hace más de un año, permítanme recordarlo, porque el Alzheimer social y político en México es muy grave, el 28 de marzo de 2011, araíz del asesinato de mi hijo Juan Francisco y de sus amigos, Luis, Julio, Gabo, y otras tres personas más, pronunciamos por vez primera “Estamos hasta la madre”, que se convirtió en la voz de miles. La exclamación fue acompañada días después por una carta con ese mismo título publicada en <em>Proceso</em>. Parte de ella y de ese “Estamos hasta la madre” estaba y continúa estando dirigido a ustedes, los políticos; la otra parte, a los criminales. Días después, el 8 de mayo, después de la larga marcha de cuatro días de Cuernavaca al DF, enla Plaza dela Constitución, leímos un discurso y propusimos seis puntos como el mínimo suelo que necesita la nación para salvar su dignidad, y sobre los que hablaremos en la segunda parte de este encuentro. En ese discurso, dirigido a todos, les dijimos particularmente a ustedes “que no (aceptaríamos) más una elección si antes los partidos políticos no (limpiaban) sus filas de esos que, enmascarados en la legalidad, están coludidos con el crimen y tienen al Estado cooptado e impotente”. Les pedimos también a los Legisladores una Reforma Política amplia que incluyera revocación de mandato, referéndum, consulta e iniciativa ciudadana, plebiscito, voto blanco, candidaturas ciudadanas, reelección y limitación del fuero, e hiciera así más participativa la vida democrática. Les pedimos también una agenda de unidad que nos permitiera salvar la emergencia nacional en la que esta guerra contra las drogas y la corrupción de las instituciones nos ha sumido, y les advertimos que de empeñarse en su ceguera, las instituciones no sólo “se (convertirían) en lo que ya empiezan a ser, instituciones vacías de sentido y de dignidad, sino que las elecciones de 2012 (serían) las de la ignominia, una ignominia que (haría) más profundas las fosas en donde, como en Tamaulipas, están enterrando la vida del país”.</div><div style="text-align: justify;">No hicieron ninguna limpieza honorable de sus filas, nos negaron la Reforma Políticay nos han llevado a estas elecciones ignominiosas que han hecho salir a miles de jóvenes a las calles para encontrar el camino que ustedes cancelaron. Lejos de construir la unidad nacional sobre la que tanto hemos insistido, sus campañas electorales parecen la continuación de la violencia que nos azota por otros medios, una violencia que ahonda la fractura de la patria y de las fosas en donde en nombre del poder, de la soberbia y del éxito que debe obtenerse por cualquier medio y a cualquier precio<strong>,</strong> se empeñan en enterrar la vida de la nación. Aquí, señora Vázquez Mota, señor Peña Nieto, señor López Obrador, señor Quadri, hay víctimas que hablarán después de mí y que son el engendro del pudrimiento de las instituciones, de la represión de sus partidos y del crimen organizado. Mientras estas víctimas no han recibido un gramo de justicia ni de reparación a sus daños, mientras la marcha macabra de los señores de la muerte avanza en los territorios gobernados por sus partidos y los desaparecidos, los desmembrados, los descabezados, los levantados, aumentan; mientras la ciudadanía vive en la indefensión, ustedes y sus partidos gastan en campañas millonarias –la suya, señor Peña Nieto, es verdaderamente desvergonzada— y en demagogia.</div><div style="text-align: justify;">Ni para ustedes ni para sus partidos existen los casi 60 mil muertos, los más de 20 mil desaparecidos, los cientos de miles de deplazados, heridos y perseguidos, y las deceneas de miles de viudas y huérfanos que esta imbécil guerra contra las drogas nos está costando y cuyo número aumenta día con día; no existe nuestro sufrimiento; no existen tampoco las desapariciones y los asesinatos de los migrantes que llegan o pasan por nuestro territorio –no hubo una sola mención a ellos por parte suya en el debate en donde entre las mutuas acusaciones, la ocurrencia de la demagogia, y la edecán, ustedes sólo dieron el espectáculo de la frivolidad y de la lejanía que tienen frente a la nación–. Para ustedes, por lo tanto, no existen la emergencia nacional ni las miles de zonas tomadas por el crimen organizado ni los funcionarios de sus partidos coludidos con él ni el problema de la guerra. Se han contentado simplemente con hablar de la inseguridad, de acusar de corruptos a los otros partidos, y de proponernos enfrentar la inseguridad con más violencia. No han expresado ningún camino humano y a corto plazo para construir esa paz que tanto anhelamos y sin la cual las elecciones son sólo una simulación; no han siquiera pedido perdón a los ciudadanos y a los migrantes centroamericanos por estas desgracias de las que sus partidos y sus gobiernos son tan responsables como el gobierno federal. Ustedes, como el Presidente Calderón y los demás candidatos y partidos, parecen tener sólo imaginación para la violencia, la disputa, o las vaguedades retóricas. Continúan negándose a escuchar el corazón herido de la patria.</div><div style="text-align: justify;">Esta herida que, a pesar de todo lo que hacen y dicen para no verla ni asumirla en su profunda gravedad, no pueden borrar, los increpa hoy y les pregunta. ¿Díganos, cómo con mayorías relativas –porque de ganar sólo ganarán con ellas– piensan gobernar y sanar en su emergencia nacional a está patria desmembrada? ¿Son ustedes tan soberbios para creer que en estas condiciones de emergencia nacional se puede gobernar sin la unidad de la nación? ¿Cómo harán, si ganan, para crearla y no convertirse en un nuevo administrador de la desgracia del país? ¿Cuál es su propuesta de paz, más allá de programas reconstructivos a largo plazo? ¿Qué propone para crear los instrumentos que permitan ala Ley Generalde Víctimas, recientemente aprobada, sin que el presidente se haya dignado a promulgarla, hacerse una realidad para ellas? ¿Cuál es su posición frente al asunto de las drogas y su propuesta para dejarlas de ver como un problema de seguridad nacional y enfrentarlas como un asunto de salud pública que ponga fin a esta guerra perdida. ¿Cómo, por lo tanto, van a generar una política que no nos subordine a la estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos? ¿Qué tiene que decirle a las víctimas de su partido que hoy están aquí frente a usted?</div><div style="text-align: justify;">Para muchos, usted, señora <strong>Vázquez Mota</strong>, significa la continuidad de una política que nos ha sumido en el horror, la miseria y el despojo, el señalamiento duro a las corrupciones de los otros partidos, pero la incapacidad autocrìtica para ver las del suyo y la protección o la simulación frente a delincuentes o malos funcionarios de su partido que ocupan y ocuparon cargos políticos, incluso de Estado. Usted representa a un partido que nos debe la transición y que se ha corrompido a grados ignominiosos con el poder. Usted representa un partido que después de doce años deja como una de sus herencias un inmenso camposanto como patria.</div><div style="text-align: justify;">Para muchos, señor <strong>Peña Nieto,</strong> usted representa el regreso al pasado, es decir, el regreso al origen de la corrupción de las instituciones que hoy se desborda por todas partes y cuyo rostro no es sólo la violencia, el dolor, la corrupción, la impunidad y la guerra, sino la imposición de la presidencia imperial, el uso patrimonialista de la nación y la represión –Atenco, la respuesta descalificadora a los muchachos dela Ibero, la manipulación mediática frente a sus legitimas protestas, son sus señales más claras. Representa también el voto corrompido, el voto comprado, el voto no ciudadano, el de la miseria moral y el de la arrogancia y los intereses de los monopolios de la comunicación. Hoy está aquí presente el escritor Germás Dehesa que hasta el último día de su vida, como un signo de ética ciudadana, contó las noches que se acumulaban cargadas de los agravios de la fraudulenta gestión del exgobernador Arturo Montiel.</div><div style="text-align: justify;">Para muchos, usted, señor <strong>López Obrador</strong>, significa la intolerancia, la sordera, la confrontación –en contra de lo que pregona su República Amorosa– con aquellos que no se le parecen o no comparten sus opiniones; significa el resentimiento político, la revancha, sin matices, contra lo que fueron las elecciones del 2006, el mesianismo y la incapacidad autocrítica para señalar y castigar las corrupciones de muchos miembros de su partido que incluso, contra la mejor tradición de la izquierda mexicana, no han dejado de golpear a las comunidades indígenas de Chiapas y de Michoacán o a los estudiantes Guerrero. Significa también la red de componendas locales con dirigentes que años atrás reprimieron a quienes buscaban un camino democrático, el señor Bartlet es sólo la punta del iceberg.</div><div style="text-align: justify;">Para muchos usted, señor <strong>Quadri,</strong> significa la usurpación de las candidaturas ciudadanas –que nos negaron junto conla Reforma Política—, la arrogancia y una doble moral que pretende reivindicar el liberalismo y criticar los monopolios mientras usted sostiene su campaña apoyado en la mafia de una cacique que representa lo peor de nuestra clase polìtica, y en el poder de un sindicato corrupto que tiene secuestrada la educación de la patria, que usa a nuestros niños para el chantaje de más canonjías y posee una fortuna que, fruto de la corrupción nos ofende y nos indigna a todos.</div><div style="text-align: justify;">La democracia en su sentido real, no es el voto ni las elecciones libres –aunque la apoyen–, no es una cuestión de administraciones institucionales ni de arreglos entre ellas y sus consejos especializados llamados partidos, cámaras y secretarías, mucho menos el libre mercado, es la dignidad de una nación que sólo aparece allí donde se generan relaciones de confianza y de apoyo mutuo más allá de cualquier interés de poder o de dinero ¿Cómo piensan darle vida a una democracia que sus partidos, la inoperancia del Estado que niega y reprime todo lo que no puede controlar, la criminalidad y los diversos y oscuros intereses del poder y del dinero nos han arrancado?</div><div style="text-align: justify;">Estamos, como lo dijimos hace más de un año, no sólo en la misma “encrucijada sin salidas fáciles”, sino ante un proceso electoral atrapado en un callejón sin salidas. Ustedes saben que gane quien gane estas elecciones tendrán que enfrentarse a un suelo y a un tejido social destrozados que ustedes con sus divisiones, sus interes, sus pleitos, no están ayudando a rehacer sino a desgarrar más. Hoy parece que las urnas electorales no alcanzarán para responder a los sueños rotos de la patria. Nosotros, sin embargo, no hemos dejado de insistir en una unidad nacional. No hemos venido aquí, por lo tanto, a apoyar a ninguno de ustedes, sino a emplazarlos, como ya lo hicimos aquel 8 de mayo de2011, aconstruir, permítanme reiterarlo una vez más, “una unidad nacional que le permita a la nación rehacer su suelo. ¿Cómo pueden ustedes, más allá de sus intereses de partido, cooperar con esa voz que nosotros hemos escuchado en nuestro peregrinar por toda la república, esa voz que los universitarios hacen oir en las calles y en las redes sociales, y que hemos escuchado en español, náhuatl, purépecha, tseltal o wirrárika, lo mismo en Acteal que en Ciudad Juárez, esa voz que exige democracia, paz, justicia y dignidad?</div><div style="text-align: justify;">Además opinamos que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés y el etcétera, etcétera, que nos deben a los mexicanos.</div>México D.F., 28 de mayo de 2012vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-70830443426792225042012-03-11T15:00:00.002-07:002012-03-11T15:00:54.305-07:00Por una nueva organización de los trabajadores<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="cabeza">
</div>
<div class="credito-articulo">
Tomado del periodico La Jornada del día Domingo 11 de Marzo de 2012.</div>
<div class="credito-articulo">
</div>
<div class="credito-articulo">
<span style="font-size: x-large;">Pablo González Casanova</span></div>
<div class="text" id="article-text">
<div class="foto">
<img alt="Foto" src="http://www.jornada.unam.mx/2012/03/11/fotos/002a1pol-1.jpg" title="" />
<div class="pie-foto">
Asistentes al foro realizado en la Universidad Obrera de México, durante el discurso de Pablo González Casanova<span class="credito">Foto Francisco Olvera</span> </div>
</div>
<div class="foto">
<img alt="Foto" src="http://www.jornada.unam.mx/2012/03/11/fotos/002a1pol-2.jpg" title="" />
<div class="pie-foto">
El líder del SME, Martín Esparza, con el ex rector Pablo González Casanova<span class="credito"> Foto Francisco Olvera</span> </div>
</div>
<div class="col col1">
<div class="sumario">
A la actual crisis financiera se suma la ecológica</div>
<div class="sumario">
En México dicha situación comienza desde los años 60</div>
<div class="sumario">
Se fomenta el individualismo en la sociedad y la ruptura de lazos</div>
<div class="sumario">
La unión del sector laboral y el pueblo, camino a la solución</div>
<div class="inicial">
La situación del mundo y del
país muestran claras tendencias a agravarse. A la crisis financiera y
económica que pesa sobre la inmensa mayoría de la humanidad, se añade la
grave crisis ecológica que amenaza a toda la humanidad. Se trata de
algo más que la crisis del modelo neoliberal que el capitalismo
corporativo impuso tras el golpe de Pinochet en Chile y con los
gobiernos conservadores de la Thatcher en Inglaterra y de Reagan en
Estados Unidos.</div>
En México la crisis se ha venido preparando desde que las políticas
monetaristas empezaron a aplicarse en los años sesenta dando lugar al
movimiento de los médicos, y al de los estudiantes y del pueblo en 1968,
así como a la insurgencia obrera de los setentas y a numerosos intentos
nacionales de resistencia a los procesos de restauración del
capitalismo asociado y dependiente.<br />
La crisis se fue preparando con medidas cada vez más contrarias al
interés nacional, a los trabajadores, a los campesinos y los ciudadanos.
Desde los años setenta hasta hoy, el endeudamiento externo creció sin
precedente. En los años ochenta se volvieron a privatizar los bancos que
eran fuente de altas tasas de utilidades y de inmensos ingresos para la
nación. Desde entonces se empezaron a aplicar cada vez más las medidas
neoliberales y neoconservadoras que favorecen al capital corporativo en
detrimento de la nación. En forma sucesiva se reformó la Constitución
para acelerar el proceso de contra-rreforma agraria. Se acentuó el
desmantelamiento del Instituto Mexicano del Petróleo y, cada vez más, el
de la industria petrolera y sus derivados. Se descuidó y obstruyó la
construcción de las infraestructuras para el desarrollo agrícola y la
soberanía alimentaria. Se orientó el uso de los préstamos extranjeros a
la compra de alimentos chatarra y de armas y municiones, resolviendo los
problemas de sobreproducción de los prestamistas y estableciendo con
ellos convenios en que quedaba a su arbitrio la fijación de las tasas de
interés. Esas medidas y numerosos tratados o acuerdos como el ALCA, el
Plan Mérida y sus derivados constituyeron a la vez fuertes sangrías para
el pueblo mexicano y sus trabajadores y dieron pie a varios procesos
simultáneos: la depauperación de la inmensa mayoría de la población
mexicana; la baja de salarios directos e indirectos; el peso principal
de la carga fiscal en la población de menores ingresos, la reorientación
del presupuesto de egresos en favor del capital corporativo y sus
asociados; la disminución y deterioro de los empleos y de los servicios
médicos, educativos, de salud pública, y de construcción de viviendas.<br />
La privatización creciente de las actividades públicas –como el
petróleo, la electricidad, y ahora las prisiones– y su metamorfosis en
actividades lucrativas se combinó con el uso creciente de la represión y
la corrupción, y con el control de la población, de los trabajadores,
de los desempleados, de los jóvenes y sus movimientos legales y
pacíficos con agentes abiertos y encubiertos, así como con militares a
los que se empezó a entrenar para la lucha contra sus pueblos y a los
que se dieron órdenes de preparar a paramilitares, medidas ambas, como
las anteriores, en abierta violación al régimen legal y a la
Constitución de la República.<br />
En el conjunto del país se llevó a cabo un desmantelamiento
sistemático de los derechos constitucionales y de las garantías
individuales y sociales que el pueblo mexicano había logrado en una
Revolución como la de l910-17 en la que perdieron la vida más de un
millón de habitantes.<br />
A la depredación y empobrecimiento creciente del país en beneficio de
las corporaciones y sus asociados se añadieron crecientes ofensivas en
el orden político, cultural y educativo que acentuaron las diferencias
entre el país real y el país formal; que criminalizaron las críticas y
oposiciones de los de abajo, que acentuaron la política de
discriminación y depredación de las comunidades indígenas y no indígenas
de campesinos pobres; que asesinaron a miles de trabajadores expulsados
de sus tierras y de sus trabajos, y que buscaban desde México, y desde
los hermanos países de Centroamérica cruzar el inmenso muro que separa a
las poblaciones de México y Estados Unidos para ver si allá encontraban
el trabajo que en sus países habían perdido con sus tierras y sus
casas.<br />
La ofensiva también se dio contra los sindicatos industriales,
agrícolas y de servicios, y afectó en especial a la gente más joven que
no tiene ni casa, ni empleo, ni universidad, ni escuela, y con un
múltiple daño silencioso a la población de ancianos que perdieron sus
seguros de vida y ahorros para el retiro, pues de sus montos se
encargaron las empresas financieras especulativas. En cuanto a la
población de edad intermedia, a la violación de facto de sus derechos
laborales y sociales, se añadió una presión constante y creciente por
acabar con esos derechos tanto en la Constitución de la República como
en las leyes que derivan de ella. Una campaña realizada a través de
todos los medios no sólo tendió a culpabilizar de los daños a las
víctimas –fueran obreros, campesinos, indígenas, mujeres, jóvenes y
viejos– sino que los sometió a imágenes televisivas e impresas que
tienen como objetivo el que pierdan la autoestima, el que olviden los
hechos heroicos de los pueblos originarios y de los movimientos de
Independencia, de Reforma y Revolución. Para eso no sólo se reformaron
los libros de texto –borrando nuestra historia prehispánica y a los
héroes del pueblo– sino que se privilegiaron en diarios, semanarios, y
programas de radio y televisión las fiestas, amabilidades, bondades y
sonrisas de <q>los mexicanos bien</q>, mientras el pueblo aparecía y
desaparecía como un conjunto de débiles mentales y de payasos, cuyas
necedades y torpezas mueven a risa y justifican ante ellos mismos su
lamentable condición y <q>fundada</q> pérdida de la autoestima.<br />
La múltiple ofensiva se enriqueció con una guerra virtual contra el
narcotráfico que ya cobró más de 50 mil víctimas, mientras siguen
fluyendo los miles de millones de dólares sin que se descubra a sus
beneficiarios. Entre los objetivos de la <em>narcoguerra</em> destaca la
pérdida de sentido de la lucha y de la vida entre numerosos jóvenes que
son reclutados por las buenas o por las malas y que se embarcan en
batallas por pequeños territorios que defienden o hacen suyo, como en
los videojuegos de <q>Los pollos</q> y muchos más en que se dan
divertidas y crueles luchas por diminutos espacios, juegos que se
combinan con la creciente intervención de las agencias estadunidenses en
el auxilio al gobierno mexicano y en las funciones que este debería
desempeñar, controlando el blanqueo de dinero y el contrabando de armas,
tareas que sin duda le sería más fácil controlar si no hubiera
entregado, con los servicios de inteligencia, los bancos y las aduanas.<br />
Termino este recuento incompleto señalando cómo se ha fomentado la
ruptura de los lazos familiares y sociales, el individualismo en la
sociedad y el oportunismo en la política, así como alentando el ideal
neoconservador de <q>el fin de las ideologías</q>, que vacía de
contenido a la democracia electoral y política de sus objetivos
centrales de propuesta y lucha por políticas sociales y nacionales
alternativas, reduciéndola a una triste contienda entre los miembros de
cada partido por ser nombrados a puestos de <q>elección popular</q> por partidos que obedecen a la lógica de <q>lo menos malo</q>
en condiciones cada vez peores para el pueblo, los trabajadores de la
nación. Todas estas circunstancias y otras más le plantean a los
trabajadores, a los pueblos y a los ciudadanos de México y el mundo la
necesidad de reformular sus luchas y de restructurar sus organizaciones
para fortalecer su capacidad defensiva y para aumentar su innegable
capacidad de construir otro mundo posible menos autodestructivo, menos
opresivo e injusto, tarea para la que existen todas las posibilidades
humanas y naturales de triunfar, y para la que la humanidad cuenta con
todos los conocimientos, experiencias y técnicas que permiten lograr ese
objetivo.<br />
</div>
<div class="col col2">
Al plantear los caminos de solución, en las condiciones que
vivimos, necesitamos respetar a los integrantes de la central en su
pleno derecho a participar o no en la política de los partidos como
sindicatos o como ciudadanos. Al mismo tiempo la central buscará como
objetivo la unidad de los trabajadores, los pueblos y los ciudadanos con
plena independencia de los partidos. La unidad en la diversidad de los
trabajadores se propondrá impedir que las luchas de partidos o las
diferencias religiosas, culturales, regionales o raciales dividan a los
trabajadores de la central y disminuyan su capacidad de constituir un
centro de organización de la clase obrera unida con los movimientos
sociales en lucha contra el capitalismo corporativo y contra el modelo
neoliberal, y por una civilización en que la barbarie del capitalismo
sea sustituida por una democracia de veras en la que pueblos y
trabajadores, como comunidades y como ciudadanos, participen en la toma
de decisiones para la creación de otro mundo posible y necesario en que
el vivir bien de unos no dependa del vivir mal de otros y en que con la
justicia social se alcance la libertad.<br />
Lograr esos objetivos implica luchar por otros más cuya práctica es
inminente y entre los que se encuentran: 1. Rescatar las grandes luchas
de los pueblos y los trabajadores mexicanos y en especial de los
discriminados, excluidos y desregulados de nuestro país y del mundo, 2.
Defender las garantías y derechos constitucionales y tomar la
Constitución de 1917 sin las reformas neoliberales como base para las
nuevas luchas revolucionarias, como siempre ha ocurrido en la historia
de México. 3. Exigir e imponer en las demandas inmediatas la aplicación
de la Ley Federal del Trabajo y del contrato colectivo y otras normas
más que el actual gobierno está sistemáticamente violando o pretende que
desaparezcan. 3. Luchar por la soberanía nacional y por la organización
de los mexicanos para que ejerzan el supremo derecho que reside en
ellos, cada vez más atacado por los entreguistas de viejo y nuevo cuño
4. Luchar contra la criminalización de los movimientos sociales. 5.
Luchar contra la cultura del individualismo y el oportunismo que se está
fomentando por todos los medios y con los métodos de evaluación y
exclusión que tienden a hacer pensar a la víctima que es la culpable. 6.
Luchar por los derechos de los pueblos indios y para que se cumplan los
acuerdos de San Andrés. 7. Promover la organización y articulación de
los trabajadores industriales, agrícolas y de servicios. 8. Promover la
unión de los trabajadores organizados y no organizados, la unión de los
trabajadores manuales e intelectuales, la unión de los trabajadores de
los sectores medios y los excluidos, los desregulados o los
discriminados. 9. Promover con ellos grupos y colectivos de enlace que
construyan el tejido social de las comunicaciones, las informaciones,
los intercambios y las organizaciones presenciales y a distancia, 10.
Incrementar los periódicos y publicaciones no sólo impresos sino los que
utilizan los medios electrónicos como medios de
organización-información-acción, diálogo-debate-consenso- 11. Promover
campañas de alfabetización política para la toma de decisiones y para la
práctica de las técnicas de aprender a aprender y a leer, y cambiar no
sólo los textos sino el mundo, y a construir y crear textos y mundos
alternativos, l2. Promover las universidades y escuelas de la Tierra y
en ellas la cultura humanística, científica, artística, y el
conocimiento de los oficios y profesiones que necesitan los pueblos y
las zonas urbanas marginadas de trabajadores y proletarios, de
desregulados y excluidos, de discriminados y despojados. 13. A este
respecto, organizar los sistemas de defensa de los trabajadores, los
pueblos y los ciudadanos frente a los depredadores y las mafias que
están empeñados en someterlos, corromperlos, enviciarlos, esclavizarlos y
en acabar con el sindicalismo democrático, con las uniones de los
campesinos, con sus medios y fuentes de trabajo y de vida. 14. Promover
la articulación de los trabajadores con los estudiantes y los jóvenes en
acciones conjuntas que incrementen la cultura solidaria y cooperativa y
la capacidad de comunicación y acción. 15. Buscar en los programas de
los sindicatos y movimientos más avanzados de México, América Latina y
el mundo los puntos de coincidencia para plantear la lucha y la
articulación de los <q>colectivos</q> desde lo local hasta lo mundial, a
sabiendas de que la misma lucha, entre simpatías y diferencias de
regiones y sectores es y será una lucha mundial.16. Replantear la lucha
ideológica con base en un creciente dominio del pensamiento crítico y
alternativo y de la cultura del diálogo y el debate que en nuestros
pueblos alcanza niveles cada vez más altos de comprensión y acción. 17.
Fortalecer y hacer efectiva la lucha por la moral y la firmeza como
verdaderas armas, para el triunfo frente a una política que desde
Teodoro Roosevelt se propone dominar al mundo con <q>la zanahoria y el garrote</q>,
con la corrupción y con la represión. Hablar de moral y de firmeza, de
dignidad y de entereza como armas contra la corrupción que tantas
víctimas y estragos hace, y que está asociada a la cultura de la
represión y el terror, de la cosificación y deshumanización <q>de los pobres de la tierra y quienes echan su suerte con ellos</q>.<br />
Si el capital corporativo ha colocado la pérdida de los derechos
sociales, nacionales, laborales y humanos en el campo de lo no
negociable, el frente del pueblo que se organice en torno a la central
de trabajadores, que hoy promueven sindicatos que ni se rinden ni se
venden, como el heroico Sindicato Mexicano de Electricistas y muchos
más, ese frente en gestación alcanzará, con los trabajadores manuales e
intelectuales del campo y la ciudad, de la educación, de la salud, de la
construcción y los servicios, así como con las comunidades de los
pueblos indios y no indios, con la juventud y con los estudiantes, con
los periodistas, locutores, actores, escritores, realizadores que luchan
en los espacios tradicionales y cibernéticos, ese gran frente de todos y
con todos alcanzará la victoria de un socialismo con democracia, y de
una democracia con socialismo, con justicia y con libertad.<br />
</div>
</div>
<div class="botoncomentario">
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<div class="titulo">
comentaario</div>
</div>vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-46170306276806670242012-03-10T21:12:00.000-08:002012-03-10T21:12:08.976-08:00Responde Alejandro Frank a Alfredo Jalife<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="sumario">
</div>
<div class="s-s">
Apelando a mi derecho a réplica y con cierto desconsuelo,
me veo obligado a contestar a las falsas aseveraciones del columnista
Alfredo Jalife-Rahme Barrios sobre mi persona y mis opiniones
profesionales (ya que no tiene un doctorado, prefiero no utilizar el
título de doctor, rememorando el caso del señor Alzati). En realidad, lo
hago cerrando los ojos con aprensión, esperando una nueva andanada de
calumnias y desoyendo los consejos de mis colegas. El señor Jalife, por
enésima ocasión, demuestra su profunda ignorancia científica y su
propensión a las teorías conspirativas. Respetuosamente solicito a los
lectores leer con atención el artículo al que Jalife se refiere y sacar
sus propias conclusiones: <a href="http://www.jornada.unam.mx/2011/04/16/opinion/018a2pol">jornada.unam.mx/2011/04/16/opinion/018a2pol</a></div>
El texto de Jalife es en su totalidad alarmista e inexacto. En particular, su aseveración: <q>Se calculan 14 mil niños muertos en EU debido a la derrama radiactiva</q>, rebasa cualquier calificativo, pero lo intentaré: es absurda, ridícula y falaz.<br />
Mi trabajo académico y mis proyectos educativos están a disposición
de los lectores, pero me veo en la necesidad de reiterar que no defiendo
ni pertenezco a ningún <q>lobby nuclear</q>. Si el señor Jalife tiene alguna evidencia de ello, sería necesario publicarla, como <em>La Jornada</em> ha exigido repetidamente a sus críticos.<br />
El Instituto de Ciencias Nucleares, al que me enorgullezco en
dirigir, realiza investigaciones multidisciplinarias y es uno de los más
prestigiosos de la UNAM y de nuestro país <a href="http://www.nucleares.unam.mx/">nucleares.unam.mx</a>.
La UNAM es una universidad crítica, diversa y tolerante, que busca
contribuir de manera racional y científica a la solución de los
problemas de nuestro país. Reitero, como he hecho siempre, que se
requiere de una discusión enterada, profunda, inteligente y respetuosa
sobre el proyecto energético de nuestro país. El alarmismo, la paranoia
conspirativa, la intolerancia, el dogmatismo y, sobre todo, la
ignorancia, pueden ser mucho más letales que la radiación para nuestro
futuro.<br />
<em>Alejandro Frank</em><br />
<br />
<em>El correo Ilustrado, Periodico la Jornada </em>Viernes 09/03/2012<em> </em></div>vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-73955077884751254962012-03-10T20:54:00.002-08:002012-03-10T20:54:34.537-08:00Fukushima y su "desinformación radiactiva" un año después<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="cabeza">
Nota Tomada del peridico la Jornada</div>
<div class="cabeza">
Miercoles 7 de Marzo de 2012. </div>
<div class="cabeza">
Bajo la Lupa</div>
<div class="sumarios">
</div>
<div class="credito-articulo">
Alfredo Jalife-Rahme</div>
<div class="text" id="article-text">
<div class="foto">
<img alt="Foto" src="http://www.jornada.unam.mx/2012/03/07/fotos/024o1pol-1.jpg" title="" />
<div class="pie-foto">
Un trabajador muestra a la prensa extranjera un monitor con la lectura
de la radiación persistente en la planta nuclear de Fukushima, la semana
pasada<span class="credito">Foto Ap</span> </div>
</div>
<div class="col col1">
<div class="inicial">
D</div>
<div class="s-s">
espués de la
catástrofe de Fukushima, hace un año (Bajo la Lupa, 10/5/11 y 13/11/11),
52 de las 54 plantas nucleares de Japón han sido cerradas cuando <q>la explosión del reactor destruyó la confianza de la población en la energía nuclear</q> (<em>Spiegel Online</em>,
28/2 y 1/3/12) y obligó al gobierno a cambiar su plan energético por la
presión de la opinión pública, pese a los poderosos intereses del <em>lobby</em> nuclear: Tepco, físicos y cabilderos.</div>
El siquiatra Jun Shigemura, a cargo de la rehabilitación terapéutica
de Fukushima, revela el intenso grado de trauma sicológico de la
población (disminuida a la mitad y con incremento de suicidios) debido a
que Tepco redujo los salarios 20 por ciento, cuando los trabajadores <q>perdieron sus casas, sus familiares los abandonaron por temor a la radiación y el público los culpa por trabajar en Tepco</q>.<br />
El premier nipón Yoshihiko Noda, más consciente que su antecesor
Naoto Kan –físico y agente de patentes (sic), muy bien lubricado por
Tepco–, intenta transformar la política energética, pese a los fuertes
intereses del nefario <em>lobby </em>nuclear, al cual le importa un comino el historial de Hiroshima y Nagasaki, ya no se diga el desastre de Chernobyl.<br />
La opinión pública japonesa tiene un término maravilloso para describir al <em>lobby </em>nuclear: <q>Genpatsu Mura</q>, la <q>ciudad atómica</q>: la <q>sacrílega alianza de Tepco, los físicos nucleares y los multimedia</q>(<em>Spiegel Online, </em>1/3/12).
El problema yace en que 30 por ciento la atención a las necesidades
energéticas de Japón proviene del ámbito nuclear, por lo que se planeaba
construir 14 plantas adicionales en 2030.<br />
Sibel Edmonds, en su blog (<em>Boiling Frogs</em>, 28/2/12), expone que <q>pese
a las garantías públicas de que la situación estaba bajo control en
Fukushima, ahora se sabe que tres de los reactores de la planta
empezaron su desintegración en horas</q>, cuando se realizaron planes para evacuar Tokio. Devela que <q>muchos
no saben que los reactores dañados fueron diseñados por General
Electric, con una tecnología añeja de 40 años y son sustancialmente
similares a los 32 reactores en operación del mundo (sic), incluyendo 23
en EU</q>, lo que exhibe <q>la complicidad criminal de los reguladores
(¡supersic!) de los gobiernos que fracasan en reforzar sus propias
políticas y regulaciones en estos reactores añejos</q>. Edmonds no dice
que la única planta nuclear de México, en Laguna Verde, es también añeja
y fue vendida como chatarra por General Electric.<br />
El premier Noda reconoció la <q>culpa compartida del gobierno por
haberse cegado en la creencia falsa de la infalibilidad tecnológica de
su país: el gobierno, el operador (léase Tepco) y el mundo académico
(léase los físicos nucleares) se empinaron (sic) con el mito (sic) de la
seguridad</q> (<em>NYT</em>, 3/3/12).<br />
Los estudiantes nipones han sido intoxicados, aun después del
desastre, por el Ministerio de Educación, Ciencia y Cultura, que
financia a las escuelas para enseñar <q>las supuestas bondades de la energía nuclear</q>. ¡Uf!<br />
La vulnerabilidad energética de Japón se ha incrementado notablemente
y por ahora no le queda otra opción que la importación de gas natural
licuado de Qatar y Rusia, lo cual comporta también sus limitaciones. Un
grave error del gobierno es haber dependido en demasía de la criminal
trasnacional Tepco, la cual dictaba la agenda energética.<br />
La fundación Rebuild Japan Initiative conformó un equipo de 30
profesores universitarios, abogados y periodistas (entre ellos el muy
prestigiado Yoichi Funabashi, anterior editor del importante periódico <em>Asahi Shimbun</em>) que publicó un demoledor reporte de 400 páginas que tomó seis meses de investigación (<em>NYT</em>, 27/2/12) en el que exhibe que <q>los
líderes japoneses no sabían la extensión del daño en la planta y
consideraron en secreto la posibilidad de evacuar Tokio (¡supersic!)</q>.<br />
</div>
<div class="col col2">
La trasnacional Tepco desinformó en forma criminal al gobierno
de Naoto Kan y rompió la confianza con el gerente de la planta averiada
(con tres explosiones radiactivas a cuestas).<br />
La investigación independiente de la fundación se debió, según Funabashi, a la <q>falla del gobierno en advertir a su población de los peligros y a la amplia desconfianza que generó</q>.
¡Pues sí!: las opiniones publicas no son estúpidas, pese a toda la
desinformación radiactiva de sus mendaces gobiernos controlados por
trasnacionales criminales, cabilderos y físicos nucleares sin
escrúpulos, quienes viven para sostener su empleo en detrimento del bien
común y sin importar los daños colaterales.<br />
La serie de explosiones de hidrógeno sacudió la planta y, ante la <q>demoniaca reacción en cadena (sic)</q>, se consideró la evacuación de Tokio (más de 13 millones de habitantes), que se encuentra a 270 kilómetros al sur de Fukushima.<br />
De milagro no ocurrió una tragedia generalizada cuando un helicóptero militar confirmó cinco días después que <q>se había evitado el peor escenario</q>. El resto del drama y sus detalles se los dejamos a la próxima película hollywoodense.<br />
Funabashi criticó <q>el miedo (sic) del gobierno de Kan al crear pánico en sus decisiones y subestimar los verdaderos peligros del accidente</q>.
Es lo que sucede cuando un gobierno pusilánime cede sus prerrogativas a
los intereses unilaterales de una trasnacional criminal como Tepco y su
perverso <em>lobby </em>nuclear (Genpatsu Mura).<br />
Kan, quien había permanecido en la catatonia, se acordó de que, más
que físico y agente de patentes (sic) comprometido con los intereses de
Tepco, era el primer ministro que debía tomar la suprema decisión para
el bien de su nación, cuando optó por irrumpir en las oficinas de Tepco
en Tokio para obligarlos a no abandonar la planta de Fukushima. Un acto
heroico que juzga Funabashi: <q>su decisión de irrumpir en las oficinas de Tepco y exigir que no se rindieran salvó a Japón</q>; le faltó agregar que también <q>salvó</q> a la región de la cuenca del Pacífico (incluido México).<br />
El director del Instituto de Ciencias Nucleares, Alejandro Frank Hoeflich, ha apoyado irrestrictamente al <em>lobby </em>nuclear de Japón en el caso de Fukushima (CNN, 16/3/11 y <em>La Jornada</em>,
16/4/11). ¿Estará de acuerdo todo el plantel académico y el alumnado de
la UNAM con esta postura unilateral, que ha valido severas criticas de
los lectores de <em>La Jornada </em>(en su propio artículo, así como en El Correo Ilustrado, 28/4/11)?<br />
Pese al encubrimiento de la Agencia de Protección (sic) Ambiental de EU (EPA, por sus siglas en inglés), las <q>perniciosas consecuencias</q>
de Fukushima han alcanzado la costa del Pacifico, según Joseph J.
Mangano (epidemiólogo) y Janette D. Sherman (internista y toxicóloga),
de la universidad de Western Michigan, en un artículo de la revista
científica <em>International Journal of Health Services </em>(2012): <q>Aumento inesperado en la mortalidad en EU después de la llegada de la nube radiactiva de Fukushima: ¿existe correlación?</q>
Se calculan 14 mil niños muertos en EU debido a la derrama radiactiva,
pese a la necedad de la trasnacional Tepco en sostener que sus efectos
tóxicos han sido contenidos. ¿Habrá alcanzado la costa mexicana del
Pacífico? ¿Quién investiga? ¿Quién estará evaluando aquí –que no sea el
Genpatsu Mura local– la planta de Laguna Verde, situada sobre una falla
tectónica y con el mismo modelo chatarra que vendió General Electric en
Japón?<br />
<div class="email">
<a href="http://alfredojalife.com/">http://alfredojalife.com</a></div>
</div>
</div>
</div>vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-68111901673245272662012-03-01T20:19:00.002-08:002012-03-05T20:03:47.051-08:00<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div id="entete">
<b><a class="accueil" href="http://mexico.indymedia.org/" rel="start home" title="Portada del sitio"><br /> </a></b>
</div>
<b><span style="font-size: x-large;">Se instala la <span class="spip_surligne">Okupa</span>- <span class="spip_surligne">GDF</span></span></b><br />
<div class="cartouche">
<div class="surlignable">
</div>
<small><abbr class="published" title="2012-02-22T19:31:53Z"></abbr><span class="vcard author"><a class="url fn spip_in" href="http://mexico.indymedia.org/spip.php?auteur1267"></a></span></small><br />
<div class="articulo_barra">
<small>
</small>
</div>
</div>
<div class="surlignable">
<div class="crayon article-texte-2375 texte entry-content">
<b>A TOD@S, VEN Y <span class="spip_surligne">OKUPA</span> TU LUGAR EN EL ZÓCALO DE ESTA CIUDAD
</b><br />
<i>Ellos nos dejaron sin trabajo, nosotros vamos a recuperarlo.</i><br />
<i>
Ellos nos dejaron sin futuro, nosotros vamos a conquistarlo.<br />
</i><i>Ellos nos desalojaron, nosotros vamos a <span class="spip_surligne">okuparlos</span>.</i><br />
<br />
<b>BOLETÍN DE PRENSA</b><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<object class="BLOGGER-picasa-video" classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11cf-96B8-444553540000" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=6,0,40,0" data-thumbnail-src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsTcLFyIMH0Riyr1zyeNTjRGWn5nEN_CrenYtlzs7VCD8qrGnJZuc2KoQLaQrRrYvOgOtdKUf6uOliTZmbg9taoMEZmVvDW-1jL6kf5gWLSy3BjbZLg3YKii8pdXPkLmomR62FlNyGntML/s1600/IMG_00034.mp4" height="266" width="320"><param name="movie" value="http://video.google.com/googleplayer.swf?videoUrl=http%3A%2F%2Fv23.nonxt2.googlevideo.com%2Fvideoplayback%3Fid%3D9e4e83cf34a41bfd%26itag%3D18%26source%3Dpicasa%26ip%3D0.0.0.0%26ipbits%3D0%26expire%3D1330852190%26sparams%3Did%2Citag%2Csource%2Cip%2Cipbits%2Cexpire%26signature%3D7998C0CC95CBE868E12BDCAC4C73ABBE1F923CB6.608733FB74583E247A6CA4DC89DC6A36E6000530%26key%3Dlh1" />
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<br />
· <span class="spip_surligne">OKUPA</span> <span class="spip_surligne">GDF</span>
toma el corazón operativo de la ciudad: Organizaciones de trabajadores
se instalan, este 20 de febrero, en plantón indefinido y demandan la
reinstalación de despedidos, en los portales del ayuntamiento de la
ciudad de México.<br />
La Asamblea General de Trabajadores del <span class="spip_surligne">GDF</span>,
la Unión General de Trabajadores de México, el Sindicato por la Unidad
de los Trabajadores del Instituto de Educación Media Superior y el
Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad Autónoma de la Ciudad
de México, miembros de la Federación de Trabajadores del Distrito
Federal, conjuntamente con el Congreso Popular Social y Ciudadano, dicen
que no se irán hasta que se solucionen sus demandas.<br />
La Política laboral del <span class="spip_surligne">GDF</span> se
distingue principalmente por cerrar las puertas al derecho a la
estabilidad laboral, para lo cual implementa diferentes formas de
contratación, (honorarios, asimilados a salarios, eventuales ordinarios,
eventuales extraordinarios, autogenerados y voluntarios), al negar sus
relaciones de trabajo con cientos de trabajadores, pero esas formas de
contratación están al margen de la legislación laboral. Al mismo tiempo
impulsa una serie de medidas administrativas para eliminar el carácter
de universalidad de las prestaciones laborales; aplicando códigos
nominales irregulares o bien negando el derecho a la libre
sindicalización de los trabajadores. Mientras que interviene en la vida
interna de las organizaciones sindicales.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dwNZPji8SrSraPS83AZilMzLxabkzeN8vMBZZZ4jiv2gexwKSEYgaznjyV3f6qJbGWVrBsG-xdKjOm5MBiPhA' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe></div>
<br />
La agresión a la materia de trabajo de los trabajadores del <span class="spip_surligne">GDF</span>
también es una constante, mediante la subrogación del trabajo con
cientos de contratos con particulares en todas las Unidades
Administrativas y mediante la privatización, concesión o con permisos
administrativos otorgados a compañías privadas para la prestación de los
servicios; además de eliminar decenas de plazas para achicar la
plantilla laboral mediante el congelamiento de las mismas.<br />
Mientras la mano de obra del propio <span class="spip_surligne">GDF</span>
se congela, crece la plantilla de estructura creando incluso
direcciones y subdirecciones con la finalidad de pagar las cuotas
políticas a los que operaron para garantizar que se ganara la Jefatura
de Gobierno. Estos a su vez convertidos en referentes políticos,
colocaron a decenas de trabajadores en diversas unidades administrativas
con los contratos de honorarios y/o asimilados a salarios, pero también
dando oportunidad a que decenas de sus operadores políticos obtuvieran
una plaza aunque nunca se presentarán a trabajar.<br />
Por si fuera poco a diseñado una estrategia que tiene como finalidad
justificar estas aberraciones de la que está plagada su política laboral
mediante lineamientos con carácter unilateral, para legitimarse frente a
los trabajadores, estos lineamientos se han impuesto a pesar de que
algunos de ellos se sobreponen a la legislación laboral, incluso para el
caso de organismos públicos descentralizados están por encima de los
clausulados de los Contratos Colectivos de Trabajo (CCT) y para el caso
del gobierno central por encima de las Condiciones Generales de Trabajo
(CGT-<span class="spip_surligne">GDF</span>).<br />
Amen a todas estas calamidades, impuestas como mecánica ordinaria de
su política laboral en lo que va del año se han intensificado los
despedidos, en el DIF-DF, SETRAVI, SACM, INVI, INMUJERES, IASIS, IEMS,
DGRT, LOCATEL, DGSU, en la UACM, SEGURO POPULAR, DESARROLLO SOCIAL,
CETRAM, PROTECCION CIVIL, etc., todo esto pasa a sabiendas que implica
una nueva andanada de demandas laborales, sin siquiera haber cumplido a
cabalidad, con las que durante toda la administración el <span class="spip_surligne">GDF</span>
y sus dependencias perdieron ante tribunales quienes dieron la razón a
los trabajadores actores de las demandas sumando un total de 7000 laudos
en favor de los trabajadores que el Gobierno local se niega a cumplir
cabalmente; alegando siempre insuficiencia presupuestal, pero destinando
cuantiosos recursos del erario a sostener y mantener a un número
indeterminado de aviadores en casi todas las dependencias de gobierno.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAioFCVR0nUuqXZz1meieK5yTpBoHCdOaUUNLSFspv6kp2aH2kox6QD6yzQDPuDSxWdo4Eq9BAyrvvfnqoYrFDGjY3LJeuw21s0giNUt3n1gq2xgLETowoZMjTXok24tL75y6e1smzKETU/s1600/contralinea-259.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAioFCVR0nUuqXZz1meieK5yTpBoHCdOaUUNLSFspv6kp2aH2kox6QD6yzQDPuDSxWdo4Eq9BAyrvvfnqoYrFDGjY3LJeuw21s0giNUt3n1gq2xgLETowoZMjTXok24tL75y6e1smzKETU/s320/contralinea-259.jpg" width="245" /></a></div>
<a href="http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2011/11/13/ebrard-hoteles-whisky-langosta-y-vinos-con-cargo-al-erario/">http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2011/11/13/ebrard-hoteles-whisky-langosta-y-vinos-con-cargo-al-erario/</a><br />
De tal suerte, el <span class="spip_surligne">GDF</span> justifica su
ilegalidad por falta de dinero, y no basta con que no haga caso de los
ordenamientos judiciales, lo que ya de por si es grave, sino que además
ignora las recomendaciones que la Comisión de Derechos Humanos del
Distrito Federal y las de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal
que le hace en sendos punto de acuerdo que muchas veces han alcanzado la
unanimidad de los diputados.<br />
El <span class="spip_surligne">GDF</span>, también es capaz de
confabular en contra de los trabajadores como es el caso de los
despedidos de Inmujeres y el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, en
donde en contubernio con la Junta Local de Conciliación y Arbitraje del
Distrito Federal ha mantenido en el limbo jurídico sus demanda de
reinstalación por más de nueve años, de igual forma a procedido con el
caso de IEMS y en Desarrollo Social y muchos son los ejemplos en los que
el <span class="spip_surligne">GDF</span> y la Junta Local de
Conciliación y Arbitraje, desgastan la resistencia de los trabajadores
mediante tortuosos juicios en los que descargan sus demandas. Así
podríamos afirmar que el principio de impartición de justicia pronta y
expedita no existe en el <span class="spip_surligne">GDF</span> y la
JLCA. En este mismo renglón podemos observar como retardan la toma de
nota de los sindicatos que les son incómodos, a pesar de que mediante
recuentos democráticos, estos han sido reconocidos por sus propios
gremios.<br />
Todo esto sumado a la aplicación de una malentendida “austeridad
republicana”, de donde los implementos e insumos del trabajo son
elementos ausentes del tiro de trabajo incluyendo los que deben servir
para la protección y seguridad en el trabajo, por lo que los
trabajadores se ven imposibilitados para el desarrollo optimo del
trabajo y sin embargo con ingenio y sagacidad han podido paliar esta
situación destacando muchísimos casos en que los propios trabajadores
tienen que desembolsar de sus de por si míseros recursos para comprar
insumos del trabajo.<br />
Por todo esto, la Asamblea General de Trabajadores del <span class="spip_surligne">GDF</span>,
la Unión General de Trabajadores de México, el Sindicato por la Unidad
de los Trabajadores del Instituto de Educación Media Superior y el
Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad Autónoma de la Ciudad
de México; miembros todos de la Federación de Trabajadores del Distrito
Federal, conjuntamente con el Congreso Popular Social y Ciudadano hemos
tomado la determinación de exigir un verdadero cambio de esta política
laboral como parte de los 5 ejes del “<span class="spip_surligne">OKUPA</span> <span class="spip_surligne">GDF</span>” (Plantón por tiempo indefinido), de donde se garantice:<br />
1. ESTABILIDAD LABORAL (MEDIANTE LA BASIFICACIÓN) DE TODOS LOS TRABAJADORES.<br />
2. CESE A LOS DESPIDOS.<br />
3. REINSTALACION DE TODOS LOS DESPEDIDOS.<br />
4. APLICACIÓN DE DIGITOS SINDICALES Y LIBERTAD SINDICAL.<br />
5. ELIMINACIÓN DE TODOS LOS CODIGOS IRREGULARES (CT, CP, CF).<br />
6. HOMOLOGACION SALARIAL (A TRABAJO IGUAL SALARIO IGUAL).<br />
7. RESPETO Y RECONOCIMIENTO A LAS ORGANIZACIONES DE LOS TRABAJADORES.<br />
8. CUMPLIMIENTO CABAL DE TODOS LOS LAUDOS LABORALES QUE LOS TRABAJADORES HAN GANADO.<br />
9. APLICACIÓN DE LAS RECOMENDACIONES DE LA CDH-DF Y DE LA ALDF.<br />
10. OTORGAMIENTO DE IMPLENTOS E INSUMOS DEL TRABAJO.<br />
11. ALTO AL PROCESO DE PRIVATIZACION DE LOS SERVICIOS PUBLICOS.<br />
<b>
¡NI UNA LUCHA AISLADA MÁS!</b><br />
agt-<span class="spip_surligne">gdf</span>@hotmail.com</div>
</div>
</div>vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-26553604910381139072012-02-29T16:32:00.000-08:002012-03-05T19:55:10.481-08:002° Comunicado Okupa GDF<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div>
<h2 class="uiHeaderTitle" tabindex="0">
2o. Comunicado del Okupa GDF</h2>
</div>
<div class="clearfix">
<div class="mbs uiHeaderSubTitle lfloat fsm fwn fcg">
de <a href="http://es-es.facebook.com/people/Okupa-Gdf/100003474438880">Okupa Gdf</a>, el jueves, 23 de febrero de 2012 a la(s) 23:24 ·<span class="timelineUnitContainer"></span></div>
</div>
A LOS HABITANTES DE LA CIUDAD DE MÉXICO<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-GS6IXh1gYDjELFseOXs4_bJTb24AqYM2HXsDTpylfqDh7mSrdfTKTM4lOmtQr2QrI5-jrylV8Dib7yJ2PRMa-xSZ6t3y1Jp2rUCTeDqkx_N5qVQiSNYVFjY1ZqAf79W43skBlKaapLI/s1600/210200_indignados.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-GS6IXh1gYDjELFseOXs4_bJTb24AqYM2HXsDTpylfqDh7mSrdfTKTM4lOmtQr2QrI5-jrylV8Dib7yJ2PRMa-xSZ6t3y1Jp2rUCTeDqkx_N5qVQiSNYVFjY1ZqAf79W43skBlKaapLI/s320/210200_indignados.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
Con
forme se acerca el acto conmemorativo de nuestra Bandera Nacional, 24
de febrero, también se incrementan las posibilidades de que fuerzas
federales (PFP y EMP) y del Distrito Federal (SSP) desalojen el
Okupa-GDF. Históricamente estos desalojos se realizan con lujo de
violencia, se agrede indiscriminadamente a niños, mujeres y hombres, sin
importar su condición física ni su edad.<br />
<br />
Pese al notorio clima de incertidumbre, como lo patentizamos en el <b><i>Manifiesto del Ocupa GDF</i></b>,
sostenemos nuestra disposición al dialogo, por lo cual hemos mantenido
constante comunicación con el Subsecretario de Gobierno: Juan José
García Ochoa, quien nos ha presentado algunas propuestas de solución.
No obstante ello, consideramos que el ofrecimiento del GDF es
insuficiente, ya que no resuelve uno de los puntos nodales del Okupa
GDF: <b><i> Entrevistarnos Primero con el Jefe de Gobierno del
Distrito Federal, Lic. Marcelo Luis Ebrad Casaubon, para acordar los
términos en que habrá de resolver las agendas de las organizaciones de
este Okupa GDF.</i></b><br />
<br />
No es intención nuestra
obrar en prejuicio de las instituciones político-administrativas de la
ciudad, con ello conminamos al Jefe de Gobierno a que, en un acto de
buena voluntad, se comprometa públicamente a debatir los puntos
fundamentales que le planteamos y, derivado do de los acuerdos
alcanzados dar puntual solución a las agendas de las organizaciones
integrantes de este Okupa GDF.<br />
<br />
Reiteramos nuestra decisión
de no abandonar este espacio público que hoy ocupamos en forma
pacífica, hasta no debatir directamente con el Jefe de Gobierno y
alcanzar acuerdos sustanciales en torno a los siguientes temas:<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.procesofoto.com.mx/thumbs/pf-0831ogp120223-okupa4-m.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="http://www.procesofoto.com.mx/thumbs/pf-0831ogp120223-okupa4-m.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<b>1. Programas Sociale</b>s. Ampliar la cobertura de los actuales y crear los que sea menester instituir en beneficio de los habitantes de la ciudad.<br />
<br />
<b>2. Política Laboral.</b>
Rectificación del accionar de las Juntas Local y Federal de
Conciliación y Arbitraje, acatamiento de los laudos emitidos por la
JLCyADF y el TFCyA, cesar los Despidos injustificados en las
dependencias oficiales y reintegrar a sus puestos a los trabajadores que
a la fecha han suspendido.<br />
<br />
<b>3. Política de Vivienda.</b>
Reorientar la política de vivienda desarrollada por el Instituto de
Vivienda del Distrito Federal. Impedir su privatización y aplicar un
Programa Emergente de Asignación Extraordinaria de Recursos Fiscales
para la vivienda de interés social.<br />
<br />
<b>4. Privatizaciones.</b>
Detener el acelerado proceso de entrega a particulares, del patrimonio
público. Acatar las recomendaciones que la CDHDF he emitido en relación
a megaproyectos como la Super Vía Poniente, replantear lo esquemas de
funcionamientos de los que ya operan u operaran en próximas fechas y
cancelar definitivamente los que planea realizar.<br />
<br />
<b>5. Criminalización de las Protestas Sociales.</b> Cesar la persecución político-judicial en contra de las organizaciones sociales y sus dirigentes.<br />
<a href="http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2011/11/13/c4i4-los-espias-del-gdf/">http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2011/11/13/c4i4-los-espias-del-gdf/</a><br />
Finalmente,
recalcamos que la solución a nuestras demandas depende de la
disposición que las autoridades capitalinas tengan al respecto.
Paternizamos que sin importar de donde provengan, será responsabilidad
del GDF cualquier agresión en contra del Okupa GDF.<br />
<br />
<br />
<b>F R A T E R N A L M E N T E</b><br />
<b>Okupa GDF</b></div>vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-32907430775670532662012-01-30T15:30:00.000-08:002012-02-01T13:44:03.616-08:00Antes leían. Hermann Bellinghausen<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="cabeza">
Antes leían</div>
<div class="credito-articulo">
Hermann Bellinghausen</div>
<div class="col col1">
<div class="inicial">
</div>
<div class="inicial">
Sentir nostalgias que
uno nunca hubiera previsto es otro síntoma del mal estado de la
República. Algo significaba que aún en los periodos más nefastos de la
revolución institucional los gobiernos contaran con los servicios de
autores y pensadores de real estatura y uno pudiera adivinar en los
presidentes alguna formación humanística, referentes culturales básicos.
Álvaro Obregón, aquel generalote norteño, no debió ser muy letrado,
pero (le atribuyen) podía recitarle de memoria pasajes de <i>La suave patria </i>a Ramón López Velarde.</div>
Adolfo López Mateos se formó en la campaña de José Vasconcelos; algo
se le pegaría de su mentor, uno de los prosistas más geniales de nuestro
canon. Mantuvo en su gabinete al poeta y eterno funcionario (desde
Manuel Ávila Camacho) Jaime Torres Bodet y se lo heredó todavía a
Gustavo Díaz Ordaz, quien además reclutaría a Mauricio Magdaleno y
Agustín Yáñez. Olvidaditos como están, los tres autores dejaron páginas
memorables.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://ecx.images-amazon.com/images/I/41ijeXF4e5L._SL500_AA300_.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://ecx.images-amazon.com/images/I/41ijeXF4e5L._SL500_AA300_.jpg" /></a></div>
<br />
José López Portillo, más allá de su frivolidad, daba muestras convincentes de haber leído <i>Don Quijote de la Mancha </i>(con
rasgos incluso siquiátricos), y podemos pensar que sus libros los
escribía él. Su hermana y funcionaria Margarita pergeñaba libros
completos. Ambos descendían del autor de <i>La parcela,</i> José López
Portillo y Rojas, apreciable novelista del realismo. Otro que tuvo
hermana literata fue López Mateos: Esperanza, la traductora y casi <i>alter ego</i> del misterioso Bruno Traven.<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFkVE9BauvQuru0C7hq5Tmws3-ZoTrf6cBTvh7B0ma-a9iCBU4izVVImiAOfuSjUNbwEzTJApLBW784ZEO_DIzMIqHZdvuGmCGBs9_FJPVsjkIsazhkmn5scm-TqM-CETIxQkOaaLejps/s1600/Esperanza.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFkVE9BauvQuru0C7hq5Tmws3-ZoTrf6cBTvh7B0ma-a9iCBU4izVVImiAOfuSjUNbwEzTJApLBW784ZEO_DIzMIqHZdvuGmCGBs9_FJPVsjkIsazhkmn5scm-TqM-CETIxQkOaaLejps/s320/Esperanza.jpg" width="241" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Esperanza López Mateos.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
El recuento se impone ante la penosa orfandad intelectual de los
gobiernos recientes, en particular los panistas. (Uta, apenas la semana
pasada Felipe Calderón se quiso untar tantita <i>intelectualidá</i>
aprovechándose de ¡Paolo Coelho!) Con Vicente Fox comienzan los
gobernantes formados en manuales de autoayuda y cursos de mercadotecnia,
y si el próximo presidente va a tener el músculo intelectual de Enrique
Peña Nieto, pues ya nos amolamos.<br />
Pocos indicios de <q>cultura</q> revelaba Díaz Ordaz, pero incluso
para los trabajos de cañería profunda contra los estudiantes del 68
empleó al brillante filósofo Emilio Uranga y la notabilísima narradora
Elena Garro. Su represión fue respaldada por Martín Luis Guzmán (otro
grande), y lo premió con una senaduría en 1970. Todos aquellos gobiernos
mantuvieron en sus filas al poeta de <i>Muerte sin fin,</i> José Gorostiza, que lo mismo fue canciller que presidente de la Comisión Nacional de Energía Nuclear.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwaNceZs-D-kvROC3wcBLyLaS5zHobACrQmCNIvpL8tWVApgaM2zEJosYDQkA_IdU3y-iJEq_5kcfyfW_P7fjGOJtjASzkIkJx7YMTUtRlIFKKUVvBnxybkIKcmasNthnGfBezTsKQPb0/s400/viuda-por-favor.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwaNceZs-D-kvROC3wcBLyLaS5zHobACrQmCNIvpL8tWVApgaM2zEJosYDQkA_IdU3y-iJEq_5kcfyfW_P7fjGOJtjASzkIkJx7YMTUtRlIFKKUVvBnxybkIKcmasNthnGfBezTsKQPb0/s320/viuda-por-favor.jpg" width="201" /></a></div>
<br />
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-91c5yyxve78/TlcTR_4B0pI/AAAAAAAAB_s/r3ZLoUfxudI/s1600/nazi_pope_by_ktrcoyote.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://2.bp.blogspot.com/-91c5yyxve78/TlcTR_4B0pI/AAAAAAAAB_s/r3ZLoUfxudI/s320/nazi_pope_by_ktrcoyote.jpg" width="285" /></a>Luis Echeverría tampoco mostró ser muy acá, pero heredó el instinto
de Obregón y López Mateos, y tras el desprestigio del 2 de octubre en
Tlatelolco –que dentro del gobierno sólo el embajador Octavio Paz había
confrontado–, atrajo intelectuales y escritores a montón; logró llenar
con ellos un charter y llevárselos a Buenos Aires para presumirlos. Le
trabajó el espléndido Ricardo Garibay, y Fernando Benítez, con el
aplauso de Carlos Fuentes, acuñó eso de <q>Echeverría o el fascismo</q> (y por entonces escribió <i>Los indios de México). </i></div>
<a href="http://puntoyaparteoaxaca.files.wordpress.com/2011/09/pan-nazi____.jpg?w=630" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://puntoyaparteoaxaca.files.wordpress.com/2011/09/pan-nazi____.jpg?w=630" width="320" /></a>Incontables diplomáticos dieron lustre a los gobiernos
posrevolucionarios: Alfonso Reyes, Gilberto Owen, Jaime García Terrés,
Rodolfo Usigli, Rosario Castellanos, Hugo Gutiérrez Vega y tantos otros.
Los panistas lo mejorcito que han podido exportar es Jorge Volpi, y ni
siquiera de embajador. Hugo Hiriart, uno de nuestros mejores escritores
vivos, en Nueva York representó culturalmente a Fox, desafío titánico si
los hay; el gobierno no acusó ni la menor impronta de ese privilegio.<br />
Senadores priístas fueron Carlos Pellicer y Andrés Henestrosa. Jaime
Sabines, diputado. Salvador Novo paseó su ingenio por Palacio Nacional
durante sexenios. Juan Rulfo se refugió largamente en una oficina
gubernamental. Otro México. Y otro PRI: ni Jesús Reyes Heroles ni
Enrique González Pedrero escribieron <i>Dios mío, hazme viuda por favor.</i><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcwRWoCP2YSdZIlaGGEFs0OC52aXyOd2b3RctzV9d5US3hGagSNVo7G8wfk0WVg7bIpy3vZQ0AdgWVggBUikfYn4KkqqWV6bx1CEPhXcN5rcCFssHEzLOZrZenhfScJ-iN641184Z5Uq4/s1600/monosapiens_hitler+%25281%2529.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcwRWoCP2YSdZIlaGGEFs0OC52aXyOd2b3RctzV9d5US3hGagSNVo7G8wfk0WVg7bIpy3vZQ0AdgWVggBUikfYn4KkqqWV6bx1CEPhXcN5rcCFssHEzLOZrZenhfScJ-iN641184Z5Uq4/s400/monosapiens_hitler+%25281%2529.jpg" width="300" /></a>Con el neoliberalismo llega la simulación intelectual, pero aún
Carlos Salinas se rodea de doctores y escritores. Imitando a Echeverría,
atrae a una intelectualidad que legitime lo que las urnas le negaron.
Los Roberto Blanco Moheno y Luis Spota de la hora habían pasado por el
Colegio de México.No que ahora esto es un páramo sin Pedro. El nulo compromiso con el
lenguaje y la ausencia de barniz literario, artístico o filosófico
caracterizan a los gobernantes, meros gerentes rodeados de <i>nerds</i>
de universidades católicas o tecnócratas con credenciales de Yale pero
sensibilidad de abarrotero, de policía, de nuevo rico. ¿Nunca más
mereceremos un gobierno como el de Benito Juárez, apalancado en el
poderío intelectual y literario de la mejor generación del siglo XIX?</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://www.jornada.unam.mx/2011/12/06/cartones/rocha.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="http://www.jornada.unam.mx/2011/12/06/cartones/rocha.jpg" width="224" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Enrique Peña Nieto y Ernesto Cordero</td></tr>
</tbody></table>
Hasta nuevo aviso, todo tiempo pasado fue mejor. Autoritarios,
corruptos o asesinos, los presidentes conocían el ABC y, a su modo, eran
estadistas. El siglo XXI mexicano está produciendo puros burros y
títeres de reality show. Ahí están los videoclips de Calderón haciéndose
el turista extremo, o su posible sucesor tartamudeando en público ante
preguntas que debió aprender a responder en la secundaria.<br />
No, sí está cabrón.<br />
<br />
Texto del periodico La Jornada. Lunes 30 de enero de 2012<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
</div>vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-47672351494106897652011-12-29T17:59:00.000-08:002011-12-29T17:59:33.240-08:00Hermanos Cerezo: escritos desde la cárcel. Gilberto López y Rivas<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSrxzX9_BQVE803jO6aMFmkfw0lgNvM8XxDa69FpY25LT_9gvopsQUra7SOJAl-ygWT374y9YNg_6qKbkR2a_aXD-hP3mf0Y_s_zRzY58zdIrQRDrFp9hEMr1V0jMNRZFE2FeYqFPNZNIF/s1600/portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSrxzX9_BQVE803jO6aMFmkfw0lgNvM8XxDa69FpY25LT_9gvopsQUra7SOJAl-ygWT374y9YNg_6qKbkR2a_aXD-hP3mf0Y_s_zRzY58zdIrQRDrFp9hEMr1V0jMNRZFE2FeYqFPNZNIF/s320/portada.jpg" width="236" /></a></div><br />
<i>R</i><i>esistir desde </i><i>la adversidad: escritos de los hermanos Cerezo durante su injusto encierro en las cárceles de máxima seguridad </i>(México, Editorial Revuelta, 2011) es un libro singular. Se trata de las reflexiones, análisis, cartas y diversos materiales de los hermanos Alejandro, Héctor y Antonio, quienes sufrieron prisión durante años en una cárcel de alta seguridad a partir de agosto de 2001. Sus autores clasifican los textos como filosóficos, políticos y cartas, y constituyen el legado de esta extraordinaria familia de revolucionarios que no ha dejado que la prisión melle su espíritu de lucha y mantiene viva la antigua tradición libertaria de los presos políticos de resignificar la cárcel con decoro, dignidad y resistencia. Así, los hermanos dejan plasmado en estas páginas el esfuerzo intelectual y ético por trascender la acción punitiva del poder que busca reducir, limitar, cooptar, ablandar a los insumisos que se atreven a cuestionar al sistema de explotación capitalista imperante. Desde la Comuna de París, con sus miles de asesinados y prisioneros que purgaron condenas en colonias carcelarias francesas de ultramar, se registra la tradición de hacer de la prisión “un espacio de lucha –como señalan los Cerezo– donde afirmar nuestra condición de hombres libres y comprometidos con las causas justas de nuestro pueblo, (y que) implicaba el esfuerzo diario de estudiar, aprender y vivir con dignidad”. Los Cerezo pasaron la prueba con honores y son, como ellos afirman: <q>¡Presos ayer, libres siempre!</q><br />
<div class="text" id="article-text"><div class="col col1">Los escritos filosóficos, no obstante la limitación de las condiciones penitenciarias, son alegatos fundados, estructurados, coherentes, frescos y bien escritos, que van tocando diversos y complejos temas del marxismo, como la praxis y la enajenación, cotidianidad y lucha social, la relación sujeto-objeto, fetichización, desarrollados por algunos de sus exponentes más connotados, empezando por el propio Marx, Karel Kosik y, en México, José Revueltas y Adolfo Sánchez Vázquez.<br />
Lejos de la mera especulación intelectualizada que caracteriza actualmente a una buena parte de la academia, los análisis de los Cerezo tienen un propósito claramente definido: criticar a fondo el capitalismo, invocar la acción política como medio de <q>enriquecer nuestra praxis cotidiana y coadyuvar a transformar, radicalmente, la sociedad en que vivimos, es decir, construir una nueva</q> (p. 21).<br />
Los textos políticos cubren una amplia y diversa gama de temas, que van desde la descripción de las condiciones carcelarias, su cotidianidad de violencia, su comprensión como <q>geometría enajenada</q>, hasta el análisis sobre la figura del <i>Che, </i>los significados del 2 de octubre y el movimiento del 68, una caracterización de la izquierda institucionalizada o reformista del PRD y del movimiento encabezado por AMLO, reflexiones sobre distintos personajes y procesos, como el comunista checo Julius Fucik, la Revolución Mexicana, el papel de la juventud de izquierda, entre otros. Todos ellos constituyen, igualmente, una contribución de los Cerezo al análisis, principalmente, de la realidad política de México.</div><div class="col col2">Estamos de acuerdo en la identificación desmitificada del <i>Che, </i>convertido en un símbolo despojado de su esencia revolucionaria y anticapitalista; también son muy pertinentes las observaciones críticas sobre la izquierda regresiva que abandonó la necesidad de luchar por un cambio revolucionario, se despojó del lenguaje clasista y se incorporó a la alternancia de la democracia tutelada por el capitalismo. Esta izquierda se limita a democratizar el Estado capitalista, buscando la actualización del desmantelado <q>Estado benefactor</q>.<br />
Se asienta que la lucha por la memoria del 2 de octubre y la <i>guerra sucia </i>no puede quedarse en demandar sólo el castigo a los culpables del terrorismo de Estado de las décadas pasadas, sino también del presente. Me parecen muy acertadas las ideas vertidas en torno a la pequeña burguesía y su tendencia a ser antineoliberal pero no anticapitalista; también coincido en el señalamiento en torno al reformismo que renuncia a pensar, creer y luchar por una sociedad no capitalista; la imposibilidad de humanizar el capitalismo; la critica al uso del parlamentarismo para negociar cotos de poder; la insistencia en basar la lucha en el ámbito electoral e institucional exclusivamente.<br />
También destaca la identificación del movimiento que se aglutina en torno a AMLO como antineoliberal y reformista, y la necesidad de la izquierda anticapitalista de no supeditarse o fundirse con este movimiento político; esto sin confrontarse con el pueblo que apoya esta corriente. Es necesario ejercer la crítica a los gobiernos surgidos de esta izquierda institucional, como los del Distrito Federal, Zacatecas, Chiapas, Guerrero, Michoacán; señalar sus incongruencias éticas, los planteamientos desarrollistas, extractivistas y paternalistas, su pragmatismo político y el reciente corrimiento a posiciones equívocas representadas en la <q>república amorosa</q>, que no es otra cosa que un acercamiento electorero a los sectores medios y empresariales.<br />
Asimismo es pertinente afirmar que ser marxista hoy en día <q>no sólo implica comprender la totalidad de la teoría crítica de Marx y Engels; implica, también, llevar a la práctica lo que en teoría se ha comprendido; es decir, desarrollar la praxis</q>. Sin embargo, si entendemos que la crítica es esencial en el marxismo, habría que ejercerla, en primer término, con el marxismo mismo. Después de la implosión del campo socialista y las transformaciones hacia el capitalismo en China y Vietnam, estamos obligados a escudriñar la vigencia y las interpretaciones del marxismo que ofrezcan respuesta a las acuciantes realidades de nuestro tiempo. Ha sido, en suma, una experiencia gratificante la lectura de este libro, el cual recomiendo ampliamente.</div></div><div class="titulo">comentario</div></div>vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-84157061622501760182011-11-25T16:34:00.000-08:002011-11-25T16:34:21.434-08:00EZLN: 28 años de congruencia y lucha ética. Gilberto López y Rivas<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><object width="320" height="266" class="BLOGGER-youtube-video" classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11cf-96B8-444553540000" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=6,0,40,0" data-thumbnail-src="http://1.gvt0.com/vi/r_9oCv396yU/0.jpg"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/r_9oCv396yU&fs=1&source=uds" /><param name="bgcolor" value="#FFFFFF" /><embed width="320" height="266" src="http://www.youtube.com/v/r_9oCv396yU&fs=1&source=uds" type="application/x-shockwave-flash"></embed></object></div><br />
Veintiocho años han pasado desde que en las entrañas indígenas de Chiapas se formó la organización política que a partir de 1994 sería conocida como Ejército Zapatista de Liberación Nacional. La rebelión armada del EZLN se fundamentó en la aplicación del artículo 39 constitucional, que a la letra dice: <q>La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo el poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno</q>. La <em>Primera declaración de la selva Lacandona </em>(1993) asentaba: “Nuestra lucha se apega al derecho constitucional y es abanderada por la justicia y la igualdad… Tenemos al pueblo mexicano de nuestra parte, tenemos patria y la bandera tricolor es amada y respetada por los combatientes insurgentes, utilizamos los colores rojo y negro en nuestro uniforme, símbolos del pueblo trabajador en sus luchas de huelga, nuestra bandera lleva las letras EZLN, Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y con ella iremos a los combates siempre”. Fue premonitorio, dados los tiempos que vivimos, que en este documento el EZLN advirtiera: “Rechazamos de antemano cualquier intento de desvirtuar la justa causa de nuestra lucha acusándola de narcotráfico, <em>narcoguerrilla, </em>bandidaje u otro calificativo que puedan usar nuestros enemigos”.<br />
<div class="text" id="article-text"><div class="col col1"> Desde su irrupción en los ámbitos políticos nacional e internacional, el EZLN significó una refutación innegable a las ideas que pretendían imponerse después de la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista en torno al <q>pensamiento único</q>, el <q>fin de la historia</q> y el triunfo definitivo del capitalismo a escala planetaria. También constituyó una de las primeras manifestaciones de lucha revolucionaria contrarias al neoliberalismo, cuyo profeta y ejecutor en México, Carlos Salinas de Gortari, impuso el Tratado de Libre Comercio (TLC) y la contrarreforma del artículo 27 constitucional, que ponía en venta las tierras ejidales y comunales y con ello rompió el <q>pacto social</q> al que dio cauce el movimiento armado de 1910 a 1917.<br />
El Ejército Zapatista, como organización clandestina político-militar, hereda tardíamente las siglas de liberación nacional que caracterizaron a numerosos movimientos insurgentes que enraizados en las realidades de nuestra América intentaron instaurar una nación de nuevo tipo, hegemonizada por los sectores explotados, oprimidos, discriminados y libre de las ataduras de la articulación imperialista representada por Estados Unidos. No obstante, su composición mayoritariamente indígena otorgó al EZLN una identidad distinta a otras organizaciones guerrilleras mayoritariamente mestizas, como el FSLN, el FMLN o la propia URNG, en nuestro entorno geográfico centroamericano.<br />
El EZLN estableció una continuidad histórica de las resistencias de los pueblos que conforman México, y se definía así en 1993: <q>Somos producto de 500 años de luchas: primero contra la esclavitud, en la guerra de Independencia contra España encabezada por los insurgentes, después por evitar ser absorbidos por el expansionismo norteamericano, luego por promulgar nuestra Constitución y expulsar al imperio francés de nuestro suelo, después la dictadura porfirista nos negó la aplicación justa de leyes de Reforma y el pueblo se rebeló formando sus propios líderes, surgieron Villa y Zapata, hombres pobres como nosotros a los que se nos ha negado la preparación más elemental para así poder utilizarnos como carne de cañón y saquear las riquezas de nuestra patria sin importarles que estemos muriendo de hambre y enfermedades curables, sin importarles que no tengamos nada, absolutamente nada, ni un techo digno, ni tierra, ni trabajo, ni salud, ni alimentación, ni educación, sin tener derecho a elegir libre y democráticamente a nuestras autoridades, sin independencia de los extranjeros, sin paz ni justicia para nosotros y nuestros hijos</q>.<br />
</div><div class="col col2"> Si tomamos como criterio actual para definir a la izquierda, como la fuerza política que construye poder popular contra el capitalismo, sin monopolizar la representación ni restar protagonismo a los distintos sectores socio-étnicos que intervienen en ese proceso, el EZLN ha sido una organización extremadamente congruente con uno de sus más caros principios: <q>Para todos todo, para nosotros nada</q>, que hace realidad cuando retira a todos sus cuadros político militares de los distintos gobiernos autónomos bajo su hegemonía.<br />
Mandar obedeciendo es una forma diametralmente opuesta al vanguardismo, al burocratismo, a la conformación de castas que hacen del poder gubernamental y la representación popular su <em>modus vivendi </em>y que han devenido maquinarias partidistas electorales que a toda costa pretenden el cargo público para su propio beneficio y enquistarse en una clase política divorciada del pueblo. Institucionales y sistémicas, estas izquierdas no llegan más lejos que la alternancia, y una vez en el gobierno ponen en práctica programas extractivistas, desarrollistas, clientelares, asistenciales, para paliar la cara dura del neoliberalismo pero procurando no alterar en lo más mínimo el dominio estratégico del capital y los poderes facticos que lo sostienen.<br />
A lo largo de esto 28 años, el EZLN ha dado muestra de una extraordinaria capacidad de adaptación e innovación, sin tirar por la borda principio alguno, aportando en temas cruciales como el que dio curso a la Ley Revolucionaria de las Mujeres y su incorporación plena a todos los ámbitos de los procesos autonómicos, educando a las nuevas generaciones en preceptos pedagógicos liberadores, asumiendo la dignidad y la solidaridad como brújula rectora de la convivencia social, el gobierno como servicio, amasando, a su manera, las ancestrales utopías revolucionarias. Felicidades, compañer@s.<br />
</div></div><div class="titulo">¿28?</div></div>vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-5041040498098696212011-11-18T18:17:00.000-08:002011-11-19T11:58:52.495-08:00Escribir para los Animales, para los Indios, para las plantas.<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZ0LIYH2kbVknJNDYPMZ2WTCd4wJYzaOR0BA26iS3-xElUdtw9TDsruWmKgsyJdjVpdT3i6jS_nAmOcemx-c4q8CDTqOj1_WHuAcn1jZb7dPTTgzuTqRqh7iXZuz1cc034RPCBotczJHBO/s1600/tiempoanimal.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="132" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZ0LIYH2kbVknJNDYPMZ2WTCd4wJYzaOR0BA26iS3-xElUdtw9TDsruWmKgsyJdjVpdT3i6jS_nAmOcemx-c4q8CDTqOj1_WHuAcn1jZb7dPTTgzuTqRqh7iXZuz1cc034RPCBotczJHBO/s320/tiempoanimal.jpg" width="320" /></a></div><div class="pl ff2" style="left: 0.88em; line-height: 1.48em; top: 8.07em; word-spacing: 0.36em;"><br />
</div><div class="pl ff2" style="left: 0.88em; line-height: 1.48em; top: 8.07em; word-spacing: 0.36em;"><span style="font-size: small;">Artaud dec<span class="ff0">í</span>a: escribir para los analfabetos, hablar para los af<span class="ff0">á</span>sicos, pensar para los ac<span class="ff0">é</span>falos. ¿Pero qu<span class="ff0">é</span> significa «para»? No es «dirigido a...», ni siquiera «en lugar de...». Es «ante». Se trata de una cuesti<span class="ff0">ó</span>n de devenir. El pensador no es ac<span class="ff0">é</span>falo, af<span class="ff0">á</span>sico o analfabeto, pero lo deviene. Deviene indio, no acaba de devenirlo, tal vez «para que» el indio que es indio devenga<span class="ff0" style="left: 0.56em; margin-right: 0.56em;"> él</span> mismo algo m<span class="ff0">á</span>s y se libere de su agon<span class="ff0">í</span>a. Se piensa y se escribe para los mism<span class="ff0">í</span>simos animales. Se deviene animal para que el animal tambi<span class="ff0">é</span>n devenga otra cosa. La agon<span class="ff0">í</span>a de una rata o la ejecuci<span class="ff0">ó</span>n de un ternero permanecen presentes en el pensamiento, no por piedad, sino como zona de intercambio entre el hombre y el animal en la que algo de uno pasa al otro. Es la relaci<span class="ff0">ó</span>n constitutiva de la filosof<span class="ff0">í</span>a con la no filosof<span class="ff0">í</span>a. El devenir siempre es doble, y este doble devenir es lo que constituye el pueblo venidero y la tierra nueva. La filosof<span class="ff0">í</span>a tiene que devenir no filosof<span class="ff0">í</span>a, para que la no filosof<span class="ff0">í</span>a devenga la tierra y el pueblo de la filosof<span class="ff0">í</span>a. Hasta un fil<span class="ff0">ó</span>sofo tan bien considerado como el obispo Berkeley repite sin cesar: nosotros los irlandeses, el populacho... El pueblo es interior al pensador porque es un «devenirpueblo» de igual modo que el pensador es interior al pueblo, en tanto que devenir no menos ilimitado. El artista o el fil<span class="ff0">ó</span>sofo son del todo incapaces de crear un pueblo, s<span class="ff0">ó</span>lo pueden llamarlo con todas sus fuerzas. Un pueblo s<span class="ff0">ó</span>lo puede crearse con sufrimientos abominables, y ya no puede ocuparse m<span class="ff0">á</span>s de arte o de filosof<span class="ff0">í</span>a. Pero los libros de filosof<span class="ff0">í</span>a y las obras de arte tambi<span class="ff0">é</span>n contienen su suma inimaginable de sufrimiento que hace presentir el advenimiento de un pueblo. Tienen en com<span class="ff0">ú</span>n la resistencia, la resistencia a la muerte, a la servidumbre, a lo intolerable, a la verg<span class="ff0">ü</span>enza, al presente.</span> </div><span style="font-size: small;"></span>Deleuze, Gilles. ¿Qué es la Filosofía?</div>vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-23731087714682119272011-11-17T17:22:00.000-08:002011-11-17T17:22:26.860-08:00Earthlings<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGBfaEEe-XQxYRm4vhOv_S9EmBeEUzRIyS6PF4MlvTXUJ4ydfK90ztD56Y8CjUPnKmVAGCb10vbu3SZVjXUlJb3z0foln7mNJc3efglVCl1dDQtpZ05FowNhcDbmvNKb9OuiyOtvcGLRtG/s1600/earthlings.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGBfaEEe-XQxYRm4vhOv_S9EmBeEUzRIyS6PF4MlvTXUJ4ydfK90ztD56Y8CjUPnKmVAGCb10vbu3SZVjXUlJb3z0foln7mNJc3efglVCl1dDQtpZ05FowNhcDbmvNKb9OuiyOtvcGLRtG/s320/earthlings.jpg" width="235" /></a></div><div class="cabeza"></div><i><br />
</i><i>Earthlings</i> es un documental acerca de cómo nuestra especie utiliza actualmente a otras especies animales. Para ello se utilizan cámaras ocultas e imágenes del día a día de las prácticas de algunas de las más grandes industrias del mundo que se enriquecen con los animales. El documental está dividido en cinco partes: mascotas, alimentación, pieles, entretenimiento y experimentación. La finalidad del documental es la denuncia de las actividades <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Especismo" title="Especismo">especistas</a> a las cuales la mayoría de la población está habituada y cuyo tipo de discriminación se ha normalizado hasta la fecha.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/lgBYBORLXUo?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div><br />
"Dado que todos habitamos La Tierra, todos somos considerados terrícolas. No hay sexismo, racismo ni especismo en el término terrícola y abarca a todos y cada uno de nosotros, de sangre caliente o fría, mamífero, vertebrado, ave, reptil, anfibio, pez o humano. Los humanos por lo tanto, no siendo la única especie sobre el planeta, comparten este mundo con millones de otras criaturas, dado que todas evolucionamos aquí juntas. Sin embargo, somos los humanos quienes tratamos de dominar La Tierra, a menudo tratando a otros seres como meros objetos. Esto es lo que quiere decir especismo. Por analogía con el sexismo o el racismo, el término especismo es un prejuicio o actitud favorable hacia los intereses de los miembros de la misma especie y contra los miembros de otras especies. Si un ser sufre, no existe justificación para no tener en consideración ese sufrimiento. No importa la naturaleza del ser. El principio de igualdad requiere, que el sufrimiento de uno, sea valorado de igual forma que el sufrimiento del otro. El racista viola el principio de igualdad, al dar mayor peso a los intereses de los miembros de su propia raza, cuando hay un conflicto entre sus intereses y los de otra raza. El sexista viola el principio de igualdad, al favorecer los intereses de su propio sexo. Igualmente, el especista permite que los miembros de su misma especie, sobrepasen los intereses de los miembros de otras especies. En cada caso el patrón es el mismo. Racismo, sexismo, especismo."</div>vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5784612080991113374.post-68207568804484468622011-10-27T20:18:00.000-07:002011-10-31T21:19:50.948-07:00Se acabó el chicle<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div class="cabeza"></div><div class="credito-articulo">Mike Davis *</div><div class="text" id="article-text"><div class="foto"><img alt="Foto" src="http://www.jornada.unam.mx/2011/10/27/fotos/004a1pol-1.jpg" title="" /> <br />
<div class="pie-foto">Lo sentimos, su dominación del mundo terminó<span class="credito">Foto De la serie <q>Greeting Card</q>. Cortesía de Erika Rothenberg, 2008</span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/KaWUQUZIXeE?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe><object class="BLOGGER-youtube-video" classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11cf-96B8-444553540000" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=6,0,40,0" data-thumbnail-src="http://2.gvt0.com/vi/KdJ_T0HPNW4/0.jpg" height="266" width="320"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/KdJ_T0HPNW4&fs=1&source=uds" /><param name="bgcolor" value="#FFFFFF" /><embed width="320" height="266" src="http://www.youtube.com/v/KdJ_T0HPNW4&fs=1&source=uds" type="application/x-shockwave-flash"></embed></object></div><span class="credito"> </span> </div></div><div class="col col1"><div class="inicial"><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><object class="BLOGGER-youtube-video" classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11cf-96B8-444553540000" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=6,0,40,0" data-thumbnail-src="http://3.gvt0.com/vi/kY2aX6_5-Lc/0.jpg" height="266" style="clear: right; float: right;" width="320"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/kY2aX6_5-Lc&fs=1&source=uds" /><param name="bgcolor" value="#FFFFFF" /><embed width="320" height="266" src="http://www.youtube.com/v/kY2aX6_5-Lc&fs=1&source=uds" type="application/x-shockwave-flash"></embed></object><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/MAUWUFmFobQ?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div><div style="text-align: left;"><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/LAhzGwTUuZs?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div><br />
</div><div class="inicial"><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/IHMHLpc3zPo?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe>¿Quién podría haber vislumbrado a Ocupa Wall Street y su proliferación como de flores silvestres en ciudades grandes y pequeñas?</div>John Carpenter lo hizo. Hace casi un cuarto de siglo (1988), el maestro del terror de medianoche <i>(Halloween, The Thing) </i>escribió y dirigió <i>They Live (Están vivos),</i> que representaba la era de Ronald Reagan como una catastrófica invasión de alienígenas. En una de las brillantes primeras escenas del filme, una gigantesca ciudad de chozas del tercer mundo aparece al otro lado de la autopista de Hollywood en el siniestro cristal reflejante de los edificios corporativos de Bunker Hill.<br />
<i>They Live </i>sigue siendo el <i>tour de force </i>subversivo de Carpenter. Pocos de quienes lo han visto podrían olvidar su retrato de banqueros multimillonarios y perversos mediócratas y su remoto imperio zombi sobre una clase trabajadora estadunidense que vive en tiendas de campaña en la ladera cubierta de basura de una colina, implorando por empleos. Desde esta negativa igualdad de desesperación y carencia de hogar, y gracias a los mágicos anteojos oscuros hallados por el enigmático <i>Nada</i> (interpretado por Rowdy Roddy Piper), el proletariado logra al fin la unidad interracial, mira a través de los engaños subliminales del capitalismo y enfurece. Enfurece mucho.<br />
<br />
Sí, lo sé, me estoy adelantando. El movimiento Ocupa el Mundo aún busca sus anteojos mágicos (programa, demandas, estrategia y demás) y su indignación se mantiene al fuego lento de Gandhi. Pero, como previó Carpenter, si se echa de sus hogares y/o sus carreras a un número suficiente de estadunidenses (o por lo menos se atormenta con la posibilidad a decenas de millones), algo nuevo y colosal se pondrá poco a poco en camino hacia Goldman Sachs. Y, a diferencia del Tea Party, hasta ahora no tiene hilos de títere.<br />
En 1965, cuando tenía yo apenas 18 años y formaba parte del equipo nacional de Estudiantes por una Sociedad Democrática, planeé una sentada en el Chase Manhattan Bank por el papel central que desempeñó en financiar a Sudáfrica después de la masacre de manifestantes pacíficos, con lo cual se hizo “socio del <i>apartheid</i>”. Fue la primera protesta en Wall Street en una generación, y 41 personas fueron desalojadas por la policía neoyorquina.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/eNP056q7ZlY?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/RJyGJeTtr04?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div><br />
Uno de los hechos más importantes del levantamiento actual es sencillamente que ha reocupado las calles y creado una identificación existencial con las personas sin hogar. (Aunque, con franqueza, los de mi generación, adiestrados en el movimiento por los derechos civiles, habríamos pensado primero en hacer una sentada dentro de los edificios y esperar que la policía nos sacara a rastras y macanazos; hoy los gendarmes prefieren el gas pimienta y las <q>técnicas de cumplimiento con dolor</q>.) Tomar los rascacielos es una idea estupenda, pero para una etapa posterior de esta lucha. El genio de Ocupa Wall Street, por ahora, es que ha liberado temporalmente algunos de los inmuebles más caros del mundo y convertido una plaza privatizada en un espacio público magnético y catalizador de la protesta.<br />
<br />
Nuestra sentada de hace 46 años fue una incursión guerrillera; lo de hoy es el sitio de Wall Street por los liliputienses. También es el triunfo del principio supuestamente arcaico de la organización cara a cara, mediante el diálogo. Los medios sociales son importantes sin duda, pero no omnipotentes. La auto organización de los activistas –la cristalización de la voluntad política a partir de la libre discusión– aún florece mejor en foros urbanos reales. Dicho de otra manera, la mayoría de nuestras conversaciones por Internet son prédicas al coro; aun los megasitios como MoveOn.org se dirigen al canal de los ya convertidos, o por lo menos a su población probable.<br />
Del mismo modo, las ocupaciones son pararrayos, en primer lugar y sobre todo, para las despreciadas y aisladas filas de los demócratas progresistas, pero también ellos parecen derribar barreras generacionales y proveer el terreno común, por ejemplo, para que los amenazados maestros de mediana edad comparen notas con los jóvenes egresados universitarios empobrecidos.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/bVDUytpa5uE?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe><object class="BLOGGER-youtube-video" classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11cf-96B8-444553540000" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=6,0,40,0" data-thumbnail-src="http://1.gvt0.com/vi/YtlPCG_KGW0/0.jpg" height="266" width="320"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/YtlPCG_KGW0&fs=1&source=uds" /><param name="bgcolor" value="#FFFFFF" /><embed width="320" height="266" src="http://www.youtube.com/v/YtlPCG_KGW0&fs=1&source=uds" type="application/x-shockwave-flash"></embed></object></div><br />
Un aspecto más radical es que los campamentos se han vuelto lugares simbólicos para restañar las divisiones que surgieron desde los años de Nixon dentro de la coalición Nuevo Trato. En palabras de Jon Wiener en su consistentemente inteligente blog en <a href="http://www.thenation.com/">TheNation:</a> <q>Obreros y hippies: juntos al fin</q>.<br />
A decir verdad, ¿quién no se conmovió cuando el presidente de la AFL-CIO, Richard Trumka, que había llevado a los mineros del carbón a Wall Street en 1989, durante su amarga pero al final exitosa huelga contra la Pittston Coal Company, llamó a sus hombres y mujeres de anchos hombros a <q>hacer guardia</q> en el parque Zucotta, frente a un ataque inminente de la policía neoyorquina?<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><object class="BLOGGER-youtube-video" classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11cf-96B8-444553540000" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=6,0,40,0" data-thumbnail-src="http://1.gvt0.com/vi/E_Cfh1f-Pok/0.jpg" height="266" width="320"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/E_Cfh1f-Pok&fs=1&source=uds" /><param name="bgcolor" value="#FFFFFF" /><embed width="320" height="266" src="http://www.youtube.com/v/E_Cfh1f-Pok&fs=1&source=uds" type="application/x-shockwave-flash"></embed></object></div><br />
Es cierto que los viejos radicales como yo nos apresuramos a declarar que todo recién nacido es el mesías, pero este niño Ocupa Wall Street tiene el signo del arcoiris. Creo que asistimos al renacimiento de la calidad que de manera tan marcada definió a los migrantes y huelguistas de la gran depresión, de la generación de mis padres: una amplia y espontánea compasión y solidaridad, basada en una ética peligrosamente igualitaria. Dice: detente y dale un aventón a una familia que lo pide. Nunca cruces las banderas de huelga, aunque tengas para pagar la renta. Comparte tu último cigarrillo con un extraño. Roba leche cuando tus hijos no tengan y luego dale la mitad a los chicos de la casa de al lado… algo que mi madre hizo varias veces en 1936. Escucha con atención a las personas profundamente calladas que han perdido todo, menos la dignidad. Cultiva la generosidad del <q>nosotros</q>.</div><div class="col col2">Lo que quiero decir, supongo, es que me impresionan sobremanera las personas que han marchado para defender las ocupaciones a pesar de las significativas diferencias en edad, clase social y raza. Pero de la misma forma adoro a los jóvenes resueltos que se disponen a enfrentar el invierno inminente en calles congeladas, como sus hermanos y hermanas sin hogar.<br />
<br />
De vuelta a la estrategia: ¿cuál es el siguiente eslabón en la cadena (en el sentido de Lenin) que se necesita alcanzar? ¿Hasta dónde es imperativo que las flores silvestres realicen una convención, adopten demandas programáticas y, por lo tanto se pongan al alcance de las ofertas con miras a las elecciones de 2012? Obama y los demócratas necesitarán con desesperación su energía y autenticidad. Pero es improbable que los ocupacionistas se pongan en venta o que entreguen a los políticos su extraordinario proceso de autorganización.<br />
En lo personal, me inclino hacia la posición anarquista y sus obvios imperativos.<br />
Primero, exponer el dolor del 99 por ciento; someter a juicio a Wall Stret. Llevar a Harrisburg, Loredo, Riverside, Camden, Flint, Gallup y Holly Springs al centro de Nueva York. Confrontar a los depredadores con sus víctimas: un tribunal nacional sobre asesinato económico en masa.<br />
Segundo, continuar democratizando y ocupando productivamente el espacio público (es decir, recuperar los Comunes). Mark Niason, el veterano activista-historiador del Bronx, ha propuesto un plan audaz para convertir los espacios abandonados de Nueva York en recursos de supervivencia (jardines, campos de juego, lugares de campamento) para los desempleados y los sin techo. Los ocupas de todo el país saben ahora lo que se siente estar sin hogar y excluidos de dormir en parques o en una tienda de campaña. Con mayor razón hay que romper los candados y trepar las vallas que separan el espacio ocioso de las necesidades humanas urgentes.<br />
Tercero, mantener la mira en el premio real. El asunto esencial no es elevar los impuestos a los ricos ni lograr una mejor regulación bancaria. Es la democracia económica: el derecho de las personas comunes y corrientes a tomar decisiones macroeconómicas sobre inversión social, tasas de interés, flujos de capital, creación de empleos y calentamiento global. Si el debate no se refiere al poder económico, es irrelevante.<br />
Cuarto, el movimiento debe sobrevivir al invierno para luchar por el poder la próxima primavera. En enero hace frío en las calles. Bloomberg y todos los otros alcaldes y gobernantes locales cuentan con que el duro invierno desinfle las protestas. Por eso es tan importante reforzar las ocupaciones durante el largo asueto navideño. Pónganse los abrigos.<br />
Por último, necesitamos calmarnos: el itinerario de la protesta actual es del todo impredecible. Pero si construimos un pararrayos, no debemos sorprendernos si con el tiempo golpea el rayo.<br />
Banqueros entrevistados en días recientes en el <i>New York Times </i>afirman que para ellos las protestas Ocupa son poco más que una molestia surgida de un entendimiento poco refinado del sector bancario. Deben tener más cuidado. En realidad, probablemente deberían temblar ante la imagen de la guillotina.<br />
Desde 1987, los afroestadunidenses han perdido más de la mitad de sus haberes netos; los latinos, la increíble cantidad de dos tercios. Cinco millones y medio de empleos en el sector manufacturero se han perdido en Estados Unidos de 2000 a la fecha, más de 42 mil fábricas han cerrado, y toda una generación de egresados universitarios enfrentan hoy la tasa más alta de movilidad hacia abajo en la historia del país.<br />
Destruye el <i>sueño americano</i> y el pueblo te causará graves heridas. O como explica Nada a sus desprevenidos atacantes en la magnífica película de Carpenter: “He venido aquí a mascar chicle y patear traseros… y ya se me acabó el chicle”.<br />
* Mike Davis es editor y articulista de <i>Los Angeles Review of Books</i> y autor de <i>Planet of Slums, City of Quartz, In Praise of Barbarians,</i> y más de una docena de libros más. Es profesor en la Universidad de California en Riverside.<br />
Traducción: Jorge Anaya</div></div><div class="titulo"><a href="http://www.jornada.unam.mx/2011/10/27/opinion/004a1pol">http://www.jornada.unam.mx/2011/10/27/opinion/004a1pol</a></div></div>vicohttp://www.blogger.com/profile/06457481936901860099noreply@blogger.com0